La Aljafería, el “Palacio de la Alegría”, sigue siendo mil años después el gran símbolo del poder islámico El palacio de la Aljafería bate el récord de visitantes anuales En pleno centro de Zaragoza , entre avenidas modernas y tranvías, se levanta un edificio que parece salido de otra época. Sus torreones macizos, patios geométricos y arcos de herradura cuentan una historia que empezó hace casi un milenio. Es la Aljafería , un palacio fortificado que fue residencia de los reyes musulmanes y una de las joyas del arte hispanomusulmán , al nivel de la Alhambra de Granada o la Mezquita de Córdoba. Construida en el siglo XI durante el reino de taifa de Saraqusta, la Aljafería fue conocida como el “Palacio de la Alegría” , un nombre que resume su propósito: ser una quinta de recreo entre huertas y acequias para el rey Al-Muqtadir , quien soñó con un lugar donde poder disfrutar de la vida lejos del bullicio de la ciudad amurallada. Un palacio de leyenda Bajo sus bóvedas y columnas pasaron poetas, sabios y cortesanos en los tiempos dorados de Al-Ándalus. En su interior, aún se conserva el mihrab , un pequeño oratorio orientado hacia La Meca que servía al monarca y su corte para la oración. Se accede a él por un arco de herradura inspirado en los de la Mezquita de Córdoba: una puerta que conecta el poder terrenal con lo divino. La Aljafería ha sido, además, escenario de inspiración artística. El dramaturgo italiano Giuseppe Verdi situó en su Torre del Trovador parte de la acción de su célebre ópera Il Trovatore . Aquella torre, de los tiempos más antiguos del palacio, sigue en pie como símbolo del mestizaje entre historia, leyenda y arte. Del esplendor musulmán al poder cristiano A lo largo de los siglos, la Aljafería fue transformándose sin perder su esencia. Primero pasó a manos de los reyes cristianos de Aragón, que construyeron su propio palacio gótico-mudéjar dentro del recinto islámico. Más tarde, los Reyes Católicos añadieron su Salón del Trono , un espacio deslumbrante con una techumbre dorada y policromada que aún deja sin aliento a quien la contempla. El edificio también conoció épocas más oscuras: fue Tribunal del Santo Oficio durante la Inquisición , cárcel y cuartel militar . Cada etapa dejó huellas en sus muros, pero ninguna borró la belleza de su estructura original. Patrimonio de la Humanidad y sede del presente En 2001, la UNESCO declaró Patrimonio de la Humanidad el arte mudéjar de Aragón , y la Aljafería fue señalada como su máximo exponente. Su mezcla de estilos —islámico, gótico, renacentista— la convierte en un resumen vivo de la historia de España. Hoy, el antiguo palacio de los reyes musulmanes alberga las Cortes de Aragón , símbolo perfecto de un edificio que sigue vivo y abierto , donde la historia y la política conviven bajo los mismos arcos que hace mil años escucharon versos en árabe clásico. Recorrer la Aljafería es atravesar diez siglos de historia en apenas unos pasos: desde los jardines donde Al-Muqtadir soñaba con su “Palacio de la Alegría” hasta el majestuoso Salón del Trono de los Reyes Católicos. Un lugar donde cada piedra respira mezcla, memoria y belleza , y que recuerda que Zaragoza, mucho antes de ser ciudad moderna, fue también un oasis de luz en el corazón del reino de taifas.