Poza Rica: crónica de un desastre anunciado

La tragedia que sumergió a Poza Rica y varios municipios del norte de Veracruz bajo las aguas del río Cazones no fue un acto fortuito de la naturaleza. El 10 de octubre de 2025, el desbordamiento del río dejó 29 fallecidos y 18 desaparecidos oficialmente, aunque habitantes de la zona aseguran que las cifras son mayores. Más allá de los números, esta catástrofe es el resultado de una cadena de omisiones gubernamentales que desnudan la precariedad institucional del estado. El escándalo más grave: desde el 1 de junio de 2025, Veracruz se quedó sin cobertura de seguro catastrófico al no renovar la póliza que tenía contratada con Seguros BX+ y que expiraba el 30 de mayo. La gobernadora Rocío Nahle justificó esta decisión señalando que las aseguradoras privadas no cubren el cien por ciento de los siniestros. En su lugar, el gobierno creó la Aseguradora Veracruzana de Servicios Integrales (AVSI), una entidad que existe sólo en papel. La AVSI no tiene capital ni registro ante la Comisión Nacional de Seguros y Fianzas ni personal especializado ni reservas técnicas. Cuando fue cuestionada por periodistas sobre esta decisión, Nahle soltó una risa sardónica y evadió responder directamente, diciendo únicamente que “esto no es cuestión de dinero”. Esa respuesta insensible en medio de la tragedia resume la actitud de un gobierno que improvisó y falló. Más de 55 municipios resultaron afectados por las lluvias asociadas a la tormenta tropical Raymond . El río Cazones alcanzó 8.5 metros de altura, cuatro metros por encima de su nivel habitual. Más de 16,000 viviendas resultaron dañadas, 25 vías de comunicación colapsaron. La emergencia comenzó la madrugada del viernes 10 de octubre, cuando el agua empezó a ingresar alrededor de las 5:30 horas, dejando a cientos de familias atrapadas sin posibilidad de evacuar. Un detalle que salvó vidas: un trabajador de Pemex activó la alarma de la empresa alrededor de las 5:10 horas. Mientras el gobierno estatal tardaba en reaccionar, la sociedad civil se movilizó de manera extraordinaria. En todo Veracruz se instalaron decenas de centros de acopio que en sólo tres días recolectaron toneladas de productos. La Ciudad de México envió 23 toneladas de víveres, al menos 22 influencers veracruzanos se unieron para donar víveres y la Universidad Veracruzana estableció centros de acopio en todas sus regiones. Esta tragedia evoca, inevitablemente, la memoria de octubre de 1999, cuando Veracruz vivió su peor catástrofe natural. El 4 y 5 de octubre de 1999, la interacción de una depresión tropical y un frente frío provocó lluvias torrenciales que dejaron 384 personas muertas y 368,000 damnificados. La lección es clara: Veracruz no puede seguir repitiendo los mismos errores. Es imperativo contratar inmediatamente un seguro con una aseguradora certificada que ofrezca cobertura real. La AVSI debe ser desmantelada o, si se insiste en mantenerla, obtener su registro oficial y capitalizarla adecuadamente. En julio de 2025, en plena temporada de lluvias, Nahle ratificó al frente de Protección Civil a Guadalupe Osorno Maldonado , una funcionaria sin formación técnica, licenciada en literatura y antropología. Esta dependencia necesita personal con perfil técnico especializado en gestión de riesgos. El último atlas de riesgo de Álamo data de 2011, uno de los más antiguos del estado y, en Poza Rica, la alerta para acudir a refugios se emitió siete horas después de la alerta de la Conagua, cuando el río Cazones ya se había desbordado. Cuando la presidenta Claudia Sheinbaum llegó a Poza Rica fue recibida entre reclamos: “¿Dónde está su gobernadora?”, “¡No hicieron nada!”. Esos gritos resumen el sentir de una población que se siente abandonada por un gobierno estatal que canceló seguros, nombró funcionarios sin perfil técnico y respondió con lentitud. La solidaridad ciudadana demostró que Veracruz es más grande que su gobierno. Pero la generosidad de la gente no puede sustituir la responsabilidad institucional. Veracruz merece autoridades que antepongan la vida de las personas a ocurrencias administrativas, que contraten seguros reales en lugar de crear aseguradoras fantasma y que profesionalicen la protección civil antes de que la historia vuelva a repetirse. La pregunta no es si habrá otra emergencia como ésta, sino cuándo. Y la respuesta del gobierno debe estar lista antes, no después. Columnista: Yuriria Sierra Imágen Portada: Imágen Principal: Send to NewsML Feed: 0