Nasser Al-Attiyah ha protagonizado uno de los mayores errores de la historia del automovilismo. El piloto catarí cruzó la meta del Rally de Marruecos, última cita del calendario, en tercera posición, lo que le bastaba para proclamarse vencedor del Campeonato del Mundo de Rally Raid. Es decir, el título ya era suyo. Solo quedaba una cuenta pendiente una vez cruzada la meta: detenerse en el punto de control en el que se plasma el cronometraje final. Quizás obnubilado por el triunfo, el que hubiera sido el cuarto título de W2RC consecutivo y el primero al volante del Dacia, pasó el control a toda velocidad. La consecuencia fue una sanción de una hora que sirvió el título en bandeja a Lucas Moraes.