No sé si les pasa también a ustedes, pero este exceso de hostilidad que vive la política estatal y que me hastía profundamente, de vez en cuando se sale del tiesto y me depara una sorpresa abracadabrante. Véase: sesión de control al Gobierno del miércoles ocho de octubre; Alberto Núñez Feijóo anuncia con fanfarria de trompetas y tambores que ha hecho citar a Pedro Sánchez en el Senado para que comparezca a declarar sobre la corrupción en el PSOE (Pedro Sánchez Obrero Español... Ja). Respuesta del aludido, apeándole el usted: “Ánimo, Alberto”. Con una sonrisa cuyo subtexto podría resumirse como “voy a vandalizarte el ojete y además vas a pagar tú la cama, querido”. Si no lo vieron, búsquenlo porque vale la pena. Y a mí tampoco me gusta Sánchez, pero no veía una exhibición de aplomo así desde los tiempos de Felipe González, que los tenía cuadrados.