Los domingos (y el resto de los días de una vida)

En los primeros ochenta, cuando uno especulaba con la futura paternidad, siempre había dos amenazas que ensombrecían la más que segura felicidad eterna: que un hijo te saliera gay o que una hija se metiera monja. Sólo que entonces "monja" se decía monja pero "gay" se decía distinto. La entrada Los domingos (y el resto de los días de una vida) aparece primero en Zenda .