Quiénes son los socialistas democráticos de Zohran Mamdani y cómo se preparan ante la agenda ultra de Trump y la vieja guardia demócrata

El DSA, que opera institucionalmente dentro del ecosistema del Partido Demócrata, hunde sus raíces en el Partido Socialista de América, fundado en 1901 y cuyo pricipal referente fue Eugene V. Debs, a quien citó Mamdani tras su triunfo electoral Por qué ha ganado Zohran Mamdani en Nueva York: foco en el coste de la vida, movilización social y discurso firme ante Trump “La idea de postularse para la alcaldía nació de él”. Gustavo Gordillo, co-coordinador del DSA en Nueva York, la organización de Zohran Mamdani, recuerda aquellos días en los que, hace exactamente un año, un joven socialista democrático y musulmán a punto de cumplir 33 años quería apostar por saltar de la Asamblea del Estado de Nueva York a la alcaldía de la principal ciudad de Estados Unidos. Por aquel entonces, como recordó el propio Mamdani en la campaña, “no vino ninguna televisión a la presentación de la campaña para las primarias demócratas, y meses después, en febrero de 2025, las primeras encuestas nos daban un 1%”. Mamdani ha pasado del desconocimiento para el gran público a ser alcalde de Nueva York en 12 meses. ¿Cómo fue posible? Varios elementos han sido fundamentales: el perfil del candidato, el mensaje de campaña centrado en el coste de la vida y una organización, el DSA, que opera institucionalmente dentro del ecosistema del Partido Demócrata y es capaz de organizar en Nueva York a 100.000 voluntarios para tocar tres millones de puertas en el tramo final antes de las elecciones. Según recuerda Gordillo, hace más de un año Mamdani “comenzó a hablar con los dirigentes de la organización, probablemente tuvo más de cien conversaciones el verano pasado, y nos dijo que nuestra estrategia electoral se había estancado y que necesitábamos acelerar el ritmo de crecimiento de nuestra influencia si realmente queremos alcanzar nuestros objetivos y combatir a la extrema derecha”. “Por eso”, explica el dirigente del DSA en Nueva York, “decidimos pasar de una estrategia centrada en las elecciones locales y estatales a impulsar una agenda a nivel municipal presentando a Zohran como candidato”. El dirigente del DSA de Nueva York explica que conocían a Mamdani desde su entrada en la organización, en 2017: “Conocíamos a Zohran desde hacía muchos años, porque dirigimos su campaña partir de 2019 y luego en 2020, cuando fue elegido por primera vez para la Asamblea Estatal. Y después de que fuera elegido dentro una lista de los socialistas democráticos formamos un Comité de Socialistas en el Cargo [Socialists In Office Committee (SIOC)], que es una infraestructura para que los líderes de DSA estén en contacto con los electos para elaborar estrategias”. Mamdani logra el cargo de miembro de la Asamblea del Estado de Nueva York en noviembre de 2020, en el año del estallido de la COVID-19. “Lo primero que sucede cuando un electo entra en la Asamblea estatal o el Senado estatal es el presupuesto”, explica Gordillo: “Y ese año lanzamos una campaña para gravar a los ricos. Estábamos aún en la pandemia y el presupuesto estaba seriamente en entredicho y se hablaba mucho de que hubiera recortes, y nosotros presentamos esta campaña para gravar al 1% para poder garantizar los servicios para ayuda en la pandemia y aliviar el alquiler, por ejemplo”. “Terminamos ganando ese año”, rememora Gordillo, “y Zohran fue un arquitecto clave, junto con su jefe de gabinete, que sigue siendo su principal asesora, Elle Bisgaard-Church”. Zohran Mamdani, en su discurso en la fiesta de seguimiento electoral en el Brooklyn Paramount el 4 de noviembre de 2025 en Brooklyn, Nueva York. De campaña en campaña “Si íbamos a intentar algo completamente nuevo, sabíamos que podíamos hacerlo con ellos”, sentencia el dirigente del DSA de Nueva York: “La ideología y el mensaje fueron clave, pero él hizo una campaña increíblemente prolífica. Y eso también ayudó, porque tenía una estrategia para llegar a los desorganizados, a las personas que se sienten ignoradas, que no están incluidas en el sistema político, que no necesariamente están en las principales instituciones políticas. Y para llegar a esa gente, tenía que estar en toda la ciudad. Y lo estuvo. Creo que los votantes conectaron con eso. Además, desarrolló una estrategia mediática como si tuviera un estudio de vídeo propio. Eso le permitió marcar la pauta y eludir a los medios tradicionales al principio, cuando no le prestaban atención”. Gordillo recuerda que el principal rival de Mamdani, Andrew Cuomo, ex gobernador demócrata de Nueva York que dimitió en 2021 tras una docena de denuncias por acoso sexual, “no era considerado débil en absoluto al principio. Era visto como imbatible porque contaba con el respaldo de toda la estructura de poder, como todos los sindicatos importantes. Y durante la campaña quedó claro que muchos neoyorquinos lo consideraban totalmente inaceptable. Pero no empezó así. Y lo que demostró Zohran fue que sí se podía construir una coalición de izquierda liderada por un socialista democrático y con una agenda socialista democrática, lo cual, en mi opinión, desafiaba todo lo que el establishment político de Estados Unidos defiende y promueve, porque la mayoría de los progresistas, en la campaña de las primarias, adoptaron una estrategia de moverse hacia el centro”. Pero Mamdani no lo hizo: “Al principio pensamos que, si Zoran se presentaba, el camino a la victoria era estrecho. Así que pensamos que, si no ganaba, al menos su programa impulsaría a otros candidatos a responder y adoptar una visión similar, como sucedió cuando Bernie [Sanders] se presentó a la presidencia. Pero en realidad no sucedió: la mayoría de los demás candidatos se movieron a la derecha o al centro. Sí. Y eso dejó el camino despejado”. Un ejército de voluntarios Los aproximadamente 15.000 militantes del DSA en Nueva York han sido capaces de coordinar a un ejército de 100.000 voluntarios para visitar tres millones de viviendas para pedir el voto para Zohran Mamdani. Desde las 9.00 de la mañana hasta las 9.00 de la noche, organizados por turnos, con argumentarios, instruidos con las bases programáticas del candidato para convencer a los indecisos y para garantizar que el favorable no se termine quedando en casa. Voluntarios de la campaña de Zohran Mamdani posan con el candidato antes de iniciar su turno de campaña puerta a puerta por Harleml el 2 de noviembre de 2025. “Es una de las piezas clave de la infraestructura que aportamos a esta campaña”, reconoce Gordillo, “una estrategia fundamental para todas nuestras campañas electorales es el contacto directo con los votantes mediante visitas domiciliarias. Todo empezó hace diez años, cuando presentamos a un candidato palestino como concejal, y así fue cómo Zohran se unió a DSA en 2017”. El dirigente del DSA en Nueva York explica el funcionamiento: “En cada campaña que organizamos, surgen nuevos líderes y nuevos niveles jerárquicos dentro de la estructura. Por supuesto, tenemos voluntarios no afiliados, cualquiera puede venir a tocar puertas; y luego un líder de equipo les enseña cómo hacerlo. Buscamos constantemente cualidades de liderazgo en quienes tocan puertas para que puedan convertirse en líderes de equipos. Los capacitamos para cada campaña. Luego, los coordinadores de equipo se convierten en coordinadores de campo y gestionan a otros coordinadores. Y los coordinadores de campo a menudo se convierten en jefes de campaña más adelante”. “Todo esto se hace de forma voluntaria y lo hacemos en cada campaña”, explica Gordillo: “Así que, para cuando nos presentamos, teníamos un amplio grupo de coordinadores y líderes de campo, y personas que sabían cómo hacerlo. No partimos de cero. Cuando empezamos, creo que teníamos unos 50 coordinadores de campo, y al final teníamos más de 700. Es decir, más de 700 personas que pueden dirigir una jornada de puerta a puerta en un barrio; es decir, que podemos organizar esta operación en cientos de barrios diferentes de Nueva York. Y la mayor parte del equipo de campo, el liderazgo, provenía del DSA. Su directora de campo, Tascha Van Auken, fue quien montó nuestro grupo de trabajo electoral, y los subcoordinadores también venían de allí. Esa es una cultura a la que realmente contribuimos a la campaña. Ninguna otra organización en Nueva York lo hace a este nivel”. El programa El programa electoral se debatió internamente. “En cierta medida, algunas de las demandas fueron propuestas por miembros de DSA, como los autobuses rápidos y gratuitos, y tuvimos varias reuniones con grupos de análisis político dentro de DSA para debatir sobre política laboral. En un momento dado, debatimos cuál debería ser la tercera demanda principal; creo que se consideró las cuatro semanas de vacaciones pagadas, pero al final pensamos que el cuidado infantil universal era una necesidad más demandada por todos. Así que la agenda de asequibilidad se fue configurando de esa manera, en diálogo con el movimiento. Surgió de las bases. Y por eso creo que ha habido bastante unidad en el apoyo a Zohran, porque esta era una agenda en la que se veía reflejada la izquierda organizada de Nueva York y que, además, conectaba con la clase trabajadora de la ciudad”. Además, Grace Mausser, la otra co-coordinadora del DSA Nueva York, explicaba también a elDiario.es otros elementos clave del programa de Mamdani: “Crear una nueva Oficina de Seguridad Comunitaria que invertirá en tratamiento de salud mental para personas que lo necesiten y se encuentran sin hogar. Actualmente, la ciudad de Nueva York utiliza policías armados para atender este tipo de llamadas y problemas. No es algo para lo que muchos policías estén capacitados ni que les entusiasme hacer. Y, a veces, esto también resulta en violencia. Por eso, me entusiasma mucho la idea de ampliar el número de personas que sean alternativas a la policía y que puedan responder a estas situaciones. Y otro punto es que quiere experimentar con supermercados municipales para ver si el gobierno de la ciudad puede desempeñar un papel significativo en la reducción del coste de los alimentos”. “El atractivo de Mamdani reside en su respuesta a dos preguntas que el partido demócrata sigue eludiendo”, dice el analista Waleed Sahid: “¿Puede un demócrata captar la atención sin convertirse en una caricatura? Y una vez captada, ¿puede utilizarse para que la política se entienda como un sistema que transforma lo que la gente paga y cómo vive? Su método combina tradiciones que rara vez coexisten: la claridad moral de Sanders, el ritmo digital y de movilización de Ocasio-Cortez, la sólida competencia de los ejecutivos eficaces y la habilidad narrativa de los profesionales de la cultura que saben cómo conectar con el público. El objetivo no es el estilo por sí mismo, sino la persuasión como arte, demostrando que los demócratas pueden volver a dominar el debate económico, hablar con franqueza sobre el poder y mantener la coherencia en sus palabras”. Las presidenciales de 2028 en el horizonte La entrada de Mamdani en el DSA coincide con el momento en que “la estrategia de DSA cambió: de intentar influir en los líderes de los sindicatos y las organizaciones sociales, a centrarse más en cambiar a los representantes demócratas desde las bases. Con los sindicatos sucede algo similar, porque la estrategia pasa de '¿cómo cambiamos la mentalidad de los líderes sindicales?' a '¿cómo cambiamos a los líderes sindicales?' Se trata de cómo elegir nuevos líderes sindicales y cómo apoyar los movimientos obreros que buscan cambiar los sindicatos. Es una estrategia muy diferente. Y creo que esto muestra cómo cambia la situación. En realidad, el movimiento obrero sigue siendo importante, pero la forma en que la organización se relaciona con el movimiento obrero ha cambiado”. Pero también con el Partido Demócrata, como demuestra la elección de Mamdani, explica Duhalde: “Para el DSA, las primarias son realmente cruciales, las primarias son lo más importante. Lo interesante que decidió DSA en la última convención fue que quiere encontrar un candidato presidencial. Lo curioso es que el DSA dijo que solo quiere hacerlo en las primarias demócratas, lo cual es interesante porque siempre hay debates sobre formar un nuevo partido, pero la realidad política es que tiene más sentido buscar a alguien para las primarias que presentar a un candidato minoritario que no consiga votos”. “La organización resurgió alrededor de 2015, o quizás 2016, con la campaña de Bernie”, explica Gordillo: “Crecimos rápidamente, creo que teníamos unos 6.000 miembros a nivel nacional antes, y hemos llegado a casi 100.000. También, alrededor de 2016, empezamos a centrarnos en presentar candidatos en las primarias del Partido Demócrata. Algo que los socialistas de Nueva York, o de Estados Unidos en general, habían rechazado. Fue una gran evolución, y una especie de avance estratégico”. “La gran pregunta, por supuesto, es si Ocasio-Cortez se presenta a la presidencia o al Senado”, reflexiona Duhalde, “porque creo que está bajo presión, ya que tendría más posibilidades de ser elegida para el Senado, porque Chuck Schumer, el líder de los demócratas, es muy impopular. La gran pregunta es: ¿será AOC? ¿Habrá alguien que no conocemos o tal vez incluso Rashida Tlaib? Lo veo poco probable. Creo que lo único que importa es que el DSA encuentre a alguien que sea un electo, y creo que AOC es claramente la indicada. Pero creo que hay otras figuras prometedoras a las que se debería prestar atención, como Francesca Hong, quien se presenta a las primarias para gobernadora de Wisconsin. Es legisladora estatal socialista. Es interesante que ahora los miembros de DSA estén considerando puestos ejecutivos”. Entonces, ¿qué pasará en las presidenciales de 2028? “Creo que esa es la gran pregunta que nos planteamos”, concede Gordillo, “y aún no tenemos una respuesta, pero creo que muchos sentimos la urgencia de presentar a un candidato socialista democrático a la presidencia en 2028, fue un gran error no haberlo hecho en 2024. Estamos pensando en diferentes perfiles y hablando con ellos”. Almuerzo de Zohran Mamdani y AOC, en Laliguras Bistro, en Jackson Heights, el 5 de noviembre de 2025. ¿Y qué es el DSA? Todas las organizaciones, y más si son de izquierdas, se sienten portadoras de las luchas de los que les precedieron. Ese “porque fueron, somos; porque somos, serán” está presente también en Zohran Mamdani, quien a menudo se muestra deudor del trabajo del socialista democrático más relevante en las últimas décadas en EEUU, Bernie Sanders (si bien no es miembro del DSA), y de la congresista por Nueva York Alexandria Ocasio-Cortez, integrante del DSA. En su discurso tras el triunfo electoral el martes pasado, Mamdani se acordó del primer gran dirigente del socialismo estadounidense, Eugene V. Debs (1855-1926), quien nació siete años después de las revoluciones de 1848 y la publicación del Manifiesto Comunista, y que se llegó a presentar cinco veces a las elecciones presidenciales, llegando a alcanzar el 6% de los votos, cifra nada desdeñable en un sistema tan bipartidista como el estadounidense: “Puede que el sol se haya puesto sobre nuestra ciudad esta noche, pero, como dijo Eugene Debs: 'Puedo ver el amanecer de un día mejor para la humanidad'. Desde que tenemos memoria, los trabajadores de Nueva York han escuchado de los ricos y los influyentes que el poder no les pertenece. Dedos magullados de levantar cajas en el almacén, palmas callosas por el manillar de las bicicletas de reparto, nudillos con cicatrices de quemaduras en la cocina. Estas no son manos a las que se les ha permitido ostentar el poder. Y, sin embargo, en los últimos 12 meses, se han atrevido a aspirar a algo más grande. Esta noche, contra todo pronóstico, lo hemos logrado. El futuro está en nuestras manos”. Debs no pertenecía al DSA, porque el DSA no se funda hasta mucho después, en 1982, y se siente heredero del Partido Socialista de América de Debs. El Partido Socialista se fundó en 1901 en Indianápolis, Indiana, mediante la unificación del Partido Socialdemócrata y antiguos miembros del Partido Socialista Laborista. El entonces nuevo Partido Socialista, o PS, creció durante la siguiente década hasta alcanzar un máximo de casi 120.000 miembros en 1912, lo que equivaldría a casi medio millón de personas si se extrapolara a la población actual de Estados Unidos. Devid Duhalde, miembro del DSA y autor de un trabajo sobre la historia de la organización, explica que “el DSA proviene de la fusión de varios grupos con el DSOC [Democratic Socialist Organizing Committee], que pertenecía a la Internacional Socialista, con una ideología socialdemócrata de izquierdas. Y eso realmente termina en 2017, cuando DSA abandona la Internacional Socialista y comienza a forjar relaciones con grupos más a la izquierda [participan en debates del Partido de la Izquierda Europea] y también con nuevas formaciones que surgen en aquellos años, como Podemos”. “En el DSA al que me uní a principios de siglo, no solo había poca rotación de miembros, sino también un profundo y compartido conocimiento de la historia y los orígenes de la organización. Sin embargo, esta estabilidad y sentido de identidad eran en parte un reflejo del carácter realmente reducido, casi sectario de la asociación y de su influencia insignificante en la política estadounidense. Por otro lado, el DSA actual es un actor político en todo el país a varios niveles. Atrás quedaron las pequeñas reuniones en las que se discutía nuestro pasado y, en su lugar, ahora hay grandes asambleas que dan forma a nuestro futuro”, explica Duhalde. Eugene V. Debs, 1912, socialista estadounidense, activista político y sindicalista. ¿De dónde viene? El Partido Socialista de América (SP), en el que se inspira el DSA, alcanzó su mayor impacto en sus dos primeras décadas de existencia –1900-1920– bajo el liderazgo de figuras procedentes del movimiento obrero y comprometidas con el trabajo electoral. Se trataba de líderes con visiones contrapuestas sobre el movimiento socialista, algo muy propio de aquella época de irrupción de la Revolución Bolchevique, de los partidos comunistas y del nacimiento de la III Internacional. Eugene Debs, Victor Berger, Morris Hillquit, Bill Haywood, Mother Jones y Kate O'Hare eran los líderes del momento, como recuerda Duhalde en su trabajo, y el partido eligió a cientos, si no miles, de miembros para ocupar cargos públicos, y su acción sindical fomentó la creación de federaciones sindicales dinámicas que movilizaron a millones de trabajadores en la lucha de clases. Pero la oposición pública e inquebrantable del partido a la Primera Guerra Mundial provocó una grave represión política de la que nunca se recuperó del todo. Aunque Debs consiguió casi un millón de votos en las elecciones presidenciales de 1920 desde la cárcel, donde estaba recluido por el Gobierno federal debido a sus discursos contra el militarismo, el partido entró en un declive constante a nivel nacional en la década de 1920. En la década de 1930, Norman Thomas, que sucedió a Debs como portavoz nacional del partido, también recibió casi un millón de votos para la presidencia en 1932. Pero el período del New Deal no fue particularmente favorable: el partido perdió cada vez más o no pudo reclutar a personas que optaron por apoyar la agenda de Franklin D. Roosevelt o se sintieron más atraídos por el Partido Comunista, rival del Partido Socialista de América. Décadas más tarde, los socialistas siguieron desempeñando un papel importante en las luchas por los derechos civiles. Entre los miembros del SP se encontraban destacados sindicalistas negros como A. Philip Randolph y Bayard Rustin, que aportaron la visión económica de la Marcha sobre Washington de 1963, donde Martin Luther King Jr. —que en privado abrazaba el socialismo democrático— pronunció su legendario discurso “I have a dream”. El Partido Socialista dejó de presentar candidatos presidenciales en la década de 1950 y fue una de las pocas organizaciones históricas de izquierda que no experimentó un crecimiento real durante el auge del activismo anticapitalista de la década de 1960. El Partido Socialista cambió legalmente su nombre por el de Socialdemócratas de EEUU (SDUSA) en 1972, explica Duhalde, y siguió existiendo con ese nombre hasta 2007. En 1973, Michael Harrington, uno de los tres copresidentes del nuevo grupo, abandonó el partido junto con otros miembros en protesta por el continuo apoyo de la SDUSA a la guerra de Vietnam. Pronto se les unieron miles de personas para formar el Comité Organizador Socialista Democrático (DSOC), que adoptó lo que se denominó la estrategia de realineamiento para transformar el Partido Demócrata en un partido más progresista mediante el trabajo intrapartidista, las primarias y colaborar con otros movimientos sociales para expulsar a las fuerzas más conservadoras. En 1980, DSOC desempeñó un papel esencial en la candidatura del senador Ted Kennedy en las primarias contra Jimmy Carter. A través de la coalición conocida como Agenda Democrática, el DSOC continuó con su programa de construir una presencia socialista en el Partido Demócrata y sus afines en los sindicatos y grupos progresistas a principios de la década de 1980. Sin embargo, la revolución Reagan y un clima político conservador frenaron muchos de los avances que el DSOC había logrado. En 1982, ante estos retos, el DSOC se fusionó con el Nuevo Movimiento Americano, una organización democrática-socialista más orientada al activismo, fundada por antiguos comunistas y antiguos alumnos de Estudiantes por una Sociedad Democrática con el fin de crear una nueva organización: los Socialistas Democráticos de América (DSA). Los Socialistas Democráticos de América constituyen el mayor grupo socialista en Estados Unidos. En los ochenta mantuvo entre sus filas a miembrosrelevantess e intelectuales, como el filósofo Cornel West y la ensayista Barbara Ehrenreich, que dieron al DSA cierta prominencia nacional tras la muerte de Harrington en 1989. “El DSA cambió drásticamente tras la primera victoria de Donald Trump”, explica Duhalde: “Después de oscilar entre 5.000 y 7.000 miembros durante años, miles de personas se unieron de la noche a la mañana y el DSA creció hasta alcanzar casi los 10 000 miembros en cuestión de meses. En 2017, el DSA contaba con 25.000 miembros, y luego creció hasta superar los 90.000 en el momento de las elecciones generales de 2020. Estos nuevos socialistas aportaron ideas frescas y ampliaron el DSA no solo cuantitativamente, sino también cualitativamente en términos programáticos y alcance de la militancia y las ideas. El DSA es ahora un actor político con miembros en el Congreso de los Estados Unidos y cientos a nivel local y estatal. Puede aprobar leyes sobre numerosas cuestiones y es mencionado regularmente por los dos principales partidos como una amenaza para sus agendas”. Debate existencial Duhalde recuerda que el historiador James Weinstein, en su libro de 2003, The Long Detour, “señaló apenas una década después de la caída de la Unión Soviética que la existencia de la URSS y el anticomunismo estadounidense impusieron limitaciones reales a lo que era posible para el movimiento socialista democrático estadounidense en términos de atraer miembros e influir en las políticas y la política. En ausencia de una política interna dominada por la amenaza del comunismo, el movimiento socialista estadounidense ha vuelto, en cierto modo tras un largo desvío, a sus estructuras originales y a su impacto en los Estados Unidos de hace poco más de un siglo. Esto es especialmente notable en los resultados electorales y en los efectos de la organización en la sociedad a través del trabajo en torno a cuestiones laborales y de otro tipo. Una forma en que esto ha sucedido —y aquí el libro de Weinstein de 2003 se adelantó a su tiempo— es en que los socialistas utilizaran las primarias demócratas para disputar las elecciones”. Una docena de años después de la publicación de su libro, Sanders hizo precisamente eso en las primarias presidenciales demócratas de 2016. Muchos cientos de candidatos respaldados por el DSA han seguido su camino. “Aunque hay muchos debates en el movimiento socialista en un momento dado, especialmente dentro de una organización como el SP o el DSA, suele haber una cuestión divisoria central que domina todas las demás”, relata Duhalde: “Para el SP antes de la Guerra Fría, durante un tiempo la lucha central giró en torno a cómo orientarse hacia el movimiento obrero. Para la versión del partido de los años sesenta y setenta, la crisis existencial que lo desgarró fue la guerra de Vietnam. En el DSA actual, no hay consenso sobre si se debe crear un nuevo partido obrero o socialista, cómo y cuándo hacerlo, en lugar de presentar candidatos a través del Partido Demócrata. Aunque el nueva DSA ha cambiado su estrategia de organización laboral y su orientación sindical respecto a las políticas del antiguo DSA, la organización actual tiene mucho más consenso en torno a la idea de hacer que los sindicatos existentes sean más militantes y democráticos que lo que veíamos en el antiguo Partido Socialista, donde se debatía acaloradamente sobre la creación de federaciones sindicales completamente nuevas y la organización fuera de los grandes sindicatos. El DSA aún no ha llegado a un acuerdo sobre una vía para salir del Partido Demócrata, ni sobre si es realmente necesaria. El Partido Socialista, por el contrario, tenía una unanimidad casi total en presentar candidatos fuera de ”los viejos partidos“, como se llamaba entonces a los demócratas y los republicanos”. Según Duhalde, “el antiguo SP y el nuevo DSA se comprenden mejor como coaliciones de diferentes tendencias, grupos de interés y corrientes socialistas que como organizaciones uniformes”.