En marzo de 2022, un mes después de la invasión de Ucrania por parte de Rusia , 8.000 soldados estadounidenses saltaron en paracaídas sobre Fairbanks, una región boscosa y fría de Alaska, para prepararse para un hipotético combate contra Rusia en las latitudes más altas del planeta. Las maniobras demostraron que el ejército más poderoso del mundo no estaba preparado para combatir en ese ambiente polar: tuvieron serios problemas para hacer frente a las bajas temperaturas durante la noche y varios soldados fueron evacuados por quemaduras y daños por el frío, pese a que las mínimas no llegaron a los -20ºC. "Paralelamente, Rusia realizaba maniobras en Yakutsk (Siberia) a -50ºC ", recuerda Marzio G. Mian, un periodista italiano que lleva años estudiando la geopolítica del Polo Norte. "Desde el punto de vista nuclear, la OTAN es muy superior a Rusia, pero la concentración militar de Putin y su capacidad para pelear en el Ártico es muy superior", añade. El reportero, de 63 años y nacido en Fanna (Italia), acaba de publicar Guerra Blanca (Ned Ediciones), un libro que repasa la historia reciente del extremo norte del planeta, y subraya que este será probablemente el escenario de una futura guerra global . Describe el Ártico como el pilar de la cultura y la economía rusa, e insiste en que Vladímir Putin no está dispuesto a ceder ni un metro cuadrado de hielo. Es el terreno, el mar y el aire sobre el que entrena su ejército y de allí extrae el petróleo y el gas que financian sus arcas. "Es literalmente el cajero automático de Putin", valora Mian durante una llamada con infoLibre . En una ocasión, el periodista se reunió con el director del Museo del Ártico, en San Petersburgo, y describió así esa región remota: "En el frío damos lo mejor de nosotros mismos. Es nuestra Heimat , nuestra patria del alma: heroísmo, literatura, dependencia del sacrificio, exhibición de potencia... El invierno es como una manta cálida". Aquella entrevista, como tantas otras incluidas en el libro, demuestra que los rusos están dispuestos a darlo todo por mantener su hegemonía por el extremo norte del planeta. "No hay Rusia sin el Ártico, ni Ártico sin Rusia", enfatiza el reportero italiano. "Han estado allí desde siempre y están preparados para todo". – ¿Es el lugar en el que podría empezar una guerra entre Occidente y Putin? – Por supuesto que es posible. Siendo cínicos, sería incluso lógico . El planeta está sobrepoblado, desertificado, en plena carrera por almacenar recursos... Y tienes un pedazo del planeta disponible, accesible y cada día más habitable debido al cambio climático. El 30% de sus recursos están sin explotar, hay rutas marítimas, pesca, posibilidades de agricultura y ganadería… La tensión alrededor de esta vasta región ha ido aumentando paulatinamente en las últimas décadas. Antes de la invasión de Ucrania ya se había alcanzado un nuevo estadio en el interés por el Polo Norte con la llamada polar rush (la fiebre polar), una carrera por hacerse con el gran botín que se esconde en esa región, que alberga 90.000 millones de barriles de petróleo, el 40% de las reservas mundiales de combustibles fósiles. Pero el punto de inflexión llegó en febrero de 2022, cuando Putin decidió atacar a su país vecino. "Hasta ese momento la tensión siempre se había mantenido bajo control, pero la invasión de Ucrania lo cambió todo y los ejercicios militares en la región pasaron a otro nivel", describe Mian. A partir de entonces, los siete miembros del Consejo del Ártico –Estados Unidos, Canadá, Noruega, Islandia, Dinamarca, Suecia y Finlandia– rompieron lazos con el octavo, la Federación Rusa. Este grupo de trabajo se creó en 1992 para estudiar el deshielo, las poblaciones de osos y otros asuntos científicos de la región, pero es de facto el club donde se reúnen las potencias nórdicas para mantener el orden. "Aunque el Consejo no tenga competencias en seguridad, es el único organismo que permite a Rusia y a Estados Unidos sentarse a discutir sobre la región , pero no ha sobrevivido a la tensión. Al mismo tiempo, Finlandia y Suecia, dos países árticos, se unieron a la OTAN, mientras que Rusia se acercó todavía más a China", explica Mian. A esto hay que sumar la llegada de Donald Trump , que antes incluso de regresar a la Casa Blanca amenazó con anexionarse la isla de Groenlandia , propiedad de Dinamarca, un territorio del tamaño de media Europa ampliamente abandonado desde el cual sería fácilmente dominar el círculo polar ártico. La amenaza no se materializó, pero demuestra que en Estados Unidos están muy preocupados por lo que ocurre por encima de la latitud 66º. "Cuando Trump intentó hacerse con Groenlandia, no hubo voces en Estados Unidos para frenarle, ni siquiera entre los demócratas, porque hay una visión común en Washington de que este no es solo es siglo de China, sino del Ártico, y hay que estar allí . Estados Unidos ha perdido mucho tiempo en la carrera para dominar esa zona y está ahora muy lejos de Rusia, incluso de China. De hecho, China es el gran rival de Estados Unidos en el Ártico ", opina Marzio Mian. Respecto a Europa, el periodista cree que "está completamente fuera del tablero", aunque reconoce la buena preparación militar de los países del extremo norte, como Dinamarca, Suecia, Finlandia y Noruega, que trabajan conjuntamente con Estados Unidos para formar una línea de defensa en la región. En todo caso, añade también que la OTAN está en este momento "dividida", mientras Rusia y China están más unidas que nunca. Por una parte, Estados Unidos compite "ferozmente" con Canadá por dominar el Paso del Noreste , un recorrido marítimo que atraviesa cientos de islas situadas en el extremo norte de Canadá y permite llegar desde la costa oeste de Estados Unidos hasta Alaska, pero también adentrarse en el Polo Norte. Al mismo tiempo, Trump pugna con Dinamarca (y la Unión Europea) el control sobre Groenlandia. Los expertos en relaciones internacionales han propuesto en las últimas décadas que el dilema del Polo Norte se resuelva como el del Sur, donde la jurisdicción es de las Naciones Unidas, bajo el concepto de terra nullius . En el territorio sur impera el marco legal del Tratado del Antártico, recuerda el autor, que declaró esa región zona libre de reclamaciones, instalaciones militares y explotación minera. "Aunque incluso este tratado corre peligro, sobre todo por las infracciones chinas que camuflan presencia militar bajo supuestos fines científicos", puntualiza el italiano en el libro. La diferencia es que el Polo Sur está formado por una masa de tierra rodeada de hielo , mientras que el Ártico se compone exclusivamente de agua congelada, aunque cada vez con una superficie menor en verano, debido al impacto del cambio climático. El círculo polar ártico se calienta tres veces más rápido que el resto del planeta, acelerando el deshielo durante los meses de verano , lo que facilita la entrada de barcos pesqueros, buques militares y navíos científicos, pero también de los cruceros turísticos, que han empezado a explotar la región. "La humanidad siempre se ha aprovechado del cambio climático, e incluso lo ha promovido", opina el escritor, que es también fundador de The Artic Times Project , un colectivo de periodistas centrado en cómo el calentamiento global está redibujando el norte del globo. Gran parte de su trabajo se centra ahora en desenmascarar megaproyectos de minería y extracción de combustibles, aunque ahora se abren posibilidades para la pesca y la alimentación. El valor estimado del petróleo y el gas en el Ártico asciende a 18 billones de dólares, el equivalente de toda la economía estadounidense, esconde tierras raras por valor de otros dos billones, además de 500.000 millones de dólares anuales en pesca. "¿Quién estaría dispuesto a morir para defender el Polo Norte?", le preguntó a Marzio Mian una espía estadounidense en 2022. Parece que cada vez hay más motivos.