Los sindicatos llevan tiempo advirtiéndolo, los mecanismos de la economía sumergida han evolucionado. Si hace unos años lo más habitual era encontrar trabajadores que realizaban sus tareas sin estar dados de alta en la Seguridad Social, ahora el fraude más común es utilizar contratos con menos jornada de la que realmente realizan muchos profesionales para estar cubiertos en caso de que llegue un inspector, pero ahorrándose de forma indebida numerosos costes igualmente.