En el fondo, a los de mi generación, el gobierno socialista de Pedro Sánchez nos hace un gran favor al utilizar el comodín de Franco y su franquismo para tapar cuitas, derroches, choriceos y las ocurrencias varias a los que nos tiene acostumbrados. Sí, el resucitar a Franco cuando conviene tapar algún chanchullo, es mucho más que hacerle un monumento: es mantenerlo vivo en la memoria y, para bien o para mal, mantenernos jóvenes a nosotros también, embutidos en las páginas de la historia de cada cual. Los días vividos en aquellos veinteañeros días de preciada juventud, cuando la sangre hervía al igual que las ideas y las ilusiones puestas en un futuro prometedor, en cuanto a libertades equiparables a países de rancio abolengo democrático.