Fabricantes y supermercados prevén un gasto extra de 600 millones por el sistema que les obligará a almacenar los envases usados

Algunas cadenas de supermercados ya han empezado a buscar espacios en sus tiendas para colocar las futuras máquinas de depósito o para habilitar zonas de almacenamiento. Y los fabricantes de refrescos, que van a ser los primeros afectados por la nueva normativa, trabajan en nuevas etiquetas, en el desarrollo de materiales más sostenibles "y en campañas informativas para la ciudadanía, porque van a ser ellos, los consumidores, quienes deberán aprender que determinados envases van a poder retornarse al supermercado, como alternativa al contenedor amarillo", explica Beatriz Blasco, directora general de la Asociación de Fabricantes de Bebidas Refrescantes (Anfabra). La implantación en noviembre de 2026 del nuevo sistema de devolución, depósito y retorno de envases, el bautizado con las siglas SDDR, lleva de bólido al sector de la alimentación, que estima que, solo de entrada, le va a suponer una inversión de entre 400 y 600 millones de euros.