José Antonio Zarzalejos : «El presidente es cómo esos jugadores de mus que envidan a grande, a chica y a pares»

—En tu nuevo libro «La huella de Sánchez» haces un retrato psicológico profundo de Sánchez. ¿Qué rasgos viste cuando fue a comparecer ante el Senado?   — El carácter desafiante . Me recuerda mucho a esos jugadores de mus que lanzan órdagos a grande, chica y pares. Cuando se piensa que está a la defensiva, está a la ofensiva y al revés. Imprevisible para sus adversarios pero éstos son demasiado previsibles. Lo que ocurrió en el Senado es que en vez de encontrarse con un señor que le diese los buenos días, utilizase la técnica de la ironía, la implicación de su hermano, de su mujer en hechos que están siendo investigados por la justicia, la ineptitud de quien nombra a dos secretarios de Organización de su partido, que están uno en la cárcel y otro en las puertas de la cárcel, nos encontramos con un interrogatorio bronquista, sin clase, sin técnica jurídica, sin técnica dialéctica. Y en eso siempre el que desafía gana —No han conseguido desactivarlo —La crisis del sistema constitucional que propicia Sánchez consiste en desactivar los mecanismos de reacción frente a la arbitrariedad y el incumplimiento directo o indirecto de la Constitución. Y eso hace posible gobernar sin Presupuestos, pactar la política nacional en el extranjero y de forma clandestina, gobernar mediante decreto-ley y colonizar las instituciones. La derecha política, el PP fundamentalmente, no ha sido capaz porque, primero, ha habido una coalición de intereses contra el propio sistema liderada por Sánchez y aritméticamente superior. Segundo, el PP sigue siendo un partido convencional, funciona como si Sánchez no hubiese alterado las reglas del juego. Es decir, no está interpretando correctamente el tiempo histórico que vivimos. Y eso ha hecho imposible reactivar los mecanismos que Sánchez ha neutralizado. —¿Y qué es lo que le falla al PP? —Creo que la capacidad de estrategia. Son tiempos de audacia política. Si permitimos lo que ha ocurrido en Valencia podremos ver cómo se ha actuado tarde y mal. Pero el PSOE no tiene legitimación ni autoridad moral para criticar las actitudes del PP porque ha destruido el principio de la responsabilidad política, mientras el PP lo mantiene. —Vox también está en la oposición   —Aquí hay dos cosas. Primero, se ha impuesto la mentira y la verdad se ha convertido en una opinión. No hay verdades, hay opiniones y eso ha anestesiado completamente la fibra social. Segundo, Vox nace por reacción al proceso soberanista catalán, utiliza problemas que se agrandan y está logrando capitalizar un cabreo inútil y visceral. ¿Dónde gobierna Vox? ¿por qué se va su gente más brillante como Espinosa de los Monteros, Olona, Ortega Smith? ¿Cuál es su discurso sobre economía, regeneración, políticas internacionales, fiscalidad? ¿tenemos idea exacta de qué quiere? Francamente no. Tenemos el partido de la reacción y el cabreo, y lo usa perfectamente Sánchez. Él y Abascal son la interpretación de una sinfonía al piano, con cuatro manos. —En una futura España sin Sánchez, ¿cómo la protegemos de otro Sánchez? —Hay que reformar la Constitución: el bloque de constitucionalidad. Hay que federalizar el Estado para que el sistema de competencias no dé lugar a ningún tipo de confusión. El Senado tiene que tener facultades legislativas de primera lectura, que no tiene. En el Consejo General del Poder Judicial hay que cambiar el sistema de elección de los doce consejeros judiciales y además establecer el automatismo para que en cuanto acaben su mandato queden automáticamente cesados. Lo mismo para los miembros del Tribunal Constitucional. Por supuesto, hay que establecer que sin Presupuestos, si en un plazo de seis meses no se presentan, automáticamente se obliga a una convocatoria de elecciones. Hay que restringir las materias que se pueden regular por decreto-ley, hay que retirar materias, hay que limitar los llamados decreto-ley ómnibus, hay que prohibir las llamadas enmiendas intrusas… En fin, todo eso hay que sanearlo para devolver la función de control presupuestaria y legislativa al Congreso y al Senado. También hay que desarrollar una ley de aplicaciones, renuncias y dudas en el orden sucesorio y que no haya prevalencia del varón sobre la sobre la mujer en la sucesión. Y después, en todo lo que son derechos y libertades, hay que introducir la variable tecnológica porque está directamente relacionada con la intrusión y es una amenaza para muchos derechos. Finalmente, tendríamos que ver las exigencias mínimas de servicios públicos y de atención a necesidades básicas. Estoy pensando, por ejemplo, en la vivienda. Todo esto habría que hacerlo con un programa legislativo en el que caben dos opciones: o hay mayoría absoluta o hay una reformulación de la cultura política y se va a mayorías que permitan la aprobación de leyes orgánicas. —No creo que deba descartar ataques furibundos por parte de Óscar Puente o del equipo de la Moncloa si leen su libro —Bueno, cuando uno viene de una cultura política en el País Vasco, en los años 80 y 90, esto no me procura demasiada preocupación. De hecho, si hay respuesta sería interesante, yo la desearía, porque eso sería un estímulo adicional para vender más libros. —¿Ha pensado enviarle una copia a Pedro Sánchez para que lea su retratos psicológico?   -No. Si quiere que lo compre o lo pida a la editorial. También diré que ni este libro, ni los otros seis que he escrito se los he mandado a los anteriores presidentes y eso que con algunos tenía una buena relación: he entrevistado a Felipe González, a Aznar, a Rajoy, a Zapatero, a Calvo Sotelo… al único que no he entrevistado es a Sánchez. —Es que no se deja.   —No, parece que no se deja