El gran negocio a costa del cromosoma XX

Es decir, a costa de las mujeres. Vaya por adelantado que soy un perfil fácil y que me resisto poco a la publicidad y a las campañas de marketing. Si algo me entra por el ojito derecho, y reconozco que muchas cosas me entran por ese ojito, sucumbo. Ahora, por alguna razón que tiene que ver con una mayor contención y responsabilidad económica, soy más consciente de ello. Nuestro género es jugoso y somos un terreno atractivo para marcas y servicios innumerables. Lo veo en el entorno adolescente de mi hija, en el que eres un bicho raro si no te compras un iluminador, una base, un fijador de maquillaje, un colorete, un rímel milagroso y varios pinceles específicos para las distintas zonas de la cara. Las chicas jóvenes abordan su faz como Gauguin debía abordar un lienzo en blanco. No hago más que repetir que nunca estarán tan guapas como hoy, pero ellas se ponen una diadema especial y hacen oídos sordos a mis consejos de mujer madura. La madurez, oh là là. Ése sí es el gran nicho de mercado. Si esa madurez es femenina, las marcas se frotan las manos y si las mujeres estamos en la peri, durante o en la post menopausia, entonces, bienvenidos al paraíso.