El colegio Duque de Rivas en Córdoba ya forma con éxito para el empleo: «Cada día se aprende algo distinto»

Antonio Manuel Castro y Lidia Rosillo son, como se diría en la actual jerga empresarial, dos casos de éxito . Pero en esta ocasión de un conjunto de colaboraciones en el que se dan cita instituciones públicas, privadas y ONGs. Ambos son alumnos del primer curso de formación impartido en el colegio Duque de Rivas , en Las Palmeras. Este centro quedó en desuso y ha sido aprovechado para poner en marcha diversos itinerarios que conducen a la certificación profesional en campos muy variados. Castro realizó el de electricidad y ahora trabaja en una empresa del ramo. Rosillo hizo lo propio como camarera de pisos y obtuvo empleo en un hotel. Como ellos, un alto porcentaje de estudiantes, en torno al 40% de media, han conseguido dar el salto al mundo del trabajo . «Nuestro objetivo fue dignificar a los usuarios de los servicios sociales, aunque entendemos que muchos necesitan un subsidio para seguir adelante, creemos que otros quieren dignificarse mediante el trabajo», declara la concejala de Servicios Sociales, Eva Contador . «Buscamos fundamentalmente impartir enseñanza en campos que tienen una buena demanda laboral y donde resulta difícil encontrar personal que esté cualificado», detalla Contador. De esta manera, los itinerarios formativos tocaron áreas como montaje eléctrico o camarera de pisos, pero también ayuda a domicilio o jardinería. Tras el cierre del colegio, quedaban así libres unas enormes instalaciones: «Es un colegio importante para el barrio, y con este proyecto le hemos mantenido el nombre: queremos que sea un centro Impulsa para toda la ciudad, por lo que consideramos que se ha acercado la ciudad al barrio». Con el proyecto de formación, se daba uso a algunas aulas. El año pasado los cursos fueron para 220 personas y la idea es seguir creciendo según la demanda. El nuevo curso dará comienzo a finales de noviembre. Entre tanto, las instalaciones están contando con obras de adecentamiento y también de accesibilidad, pues se está construyendo un ascensor e instalando también videovigilancia, ya que el lugar sufrió algún percance de robo de cable justo en el momento de cesar su actividad escolar. Tras estos cursos, el inicial y el que está por venir, ambos dentro del proyecto llamado Impulsa, el Duque de Rivas acogerá otro nuevo al amparo de fondos europeos pero destinado no ya a microformaciones, sino a cursos más amplios, por lo que las instalaciones se aprovecharán cada vez más. Si la primera pata de estos procesos formativos ha estado en el Ayuntamiento, otra está en las asociaciones y ONGs que se ocupan de organizar e impartir los distintos módulos. Entre ellas se encuentran Don Bosco , Estrella Azahara, Fepamic, Marcelino Champagnat o Cic-Batá . Esta última se ha encargado de dos módulos, los responsables de que Antonio Manuel Castro y Lidia Rosillo consiguieran luego trabajo. La coordinadora de los cursos de montaje de redes eléctricas y camareras de pisos por parte de Cíc-Batá es Laura Ansio. «Nosotros ponemos a los profesores , materiales y técnicos responsables», asegura la coordinadora. Se decantaron por ambas áreas debido a la demanda profesional. «Cada curso de formación incluye dos itinerarios, es decir, son como dos cursos independientes que concluyen con la formación completa . Nosotros decidimos que diez alumnos en cada curso hicieran ambos cursos seguidos, de manera que al final consiguiesen la certificación profesional», resume. Cada itinerario duró 120 y 180 horas respectivamente en el caso de camarera de pisos, prácticas al margen, lo que los lleva una extensión de entre cinco y seis meses en total. Más corto, unas 70 horas, fue el de instalaciones eléctricas, prácticas al margen. En ese caso hay cuatro alumnos trabajando, y las mismas en cuanto a camareras de pisos. Ayuntamiento, ONGs... la tercera pata del proyecto llega con las empresas. En dos vertientes. La primera en las que ofrecen prácticas . Un ejemplo es el Hotel La Boutique de Puerta Osario, que presta sus instalaciones para esta función solidaria. «Las prácticas añaden al desempeño laboral ya adquirido durante el curso el ritmo laboral necesario para desarrollar el trabajo real y el conocimiento de todas las funciones, llevando todo ello de forma coordinada», señala el director del establecimiento, Pedro Alba. El responsable del hotel destaca además el papel que desarrollan las camareras de pisos no sólo como meras limpiadoras, tarea ya de por sí imprescindible, sino como «parte activa de la venta del hotel, pues son partícipes de un engranaje entre el cliente y ellas, ya que son las que atienden al cliente cuando demandan, por ejemplo, una almohada, una toalla o una limpieza por alguna circunstancia extra; por lo que resultan imprescindibles también en la interacción con estos clientes y por tanto fundamentales para cumplir sus expectativas». Si las empresas donde se realizan prácticas son indispensables, las que contratan como trabajadores a los alumnos es el elemento hacia el que desembocan todas las acciones. En el caso de los montadores eléctricos está Elebobisa . Esta entidad se centra desde hace 35 años en el montaje de centrales hidroeléctricas por toda España y al montaje industrial más recientementel. Para esta última sección son trabajadores al cien por cien del gigante Cunext Group . Elebobisa tiene 43 trabajadores para el desarrollo de 160 proyectos en 2025. Esta vertiente social procede en gran medida de su actual gerente, Francisco Javier Fernández, que fue en su momento gerente de Solemccor, la empresa de inserción social de Cáritas Diocesana . «Conocer el proyecto del Duque de Rivas se unió a la necesidad grandísima de trabajadores para la electricidad tanto en media, baja como alta tensión», apunta Fernández. De hecho, Elebobisa se hizo con los servicios de tres trabajadores procedentes del Duque de Rivas, aunque uno tuvo que dejarlo al irse de Córdoba. Y se llega a la pata final, los grandes protagonistas, primero alumnos y más tarde trabajadores. Antonio Manuel Castro es ya trabajador precisamente de Elebobisa . Era camarero en restaurantes y salones de juego. Los largos horarios, con muchos festivos laborables, le impedían ver a su familia, por lo que decidió apuntarse a los cursos del Duque de Rivas. «Lo único que sabía de electricidad era cambiar algún enchufe o un interruptor», bromea. Electricidad subterránea, de aire y de postes fueron las materias esenciales que concluyeron curiosamente con una práctica en el propio colegio, pues los alumnos instalaron el poste eléctrico. Luego hizo prácticas en otra empresa, Instalaciones Caico, y terminó con su actual contrato en Elebobisa: «Un día de trabajo consiste en tirar cable , preparar bandejas o rejiband para colocarlos, o introducir los cables en los cuadros para que los compañeros más expertos los conecten: lo hacemos ahora mismo todo en el Parque Joyero para Cunext». ¿Qué es lo que más le gusta a Antonio Manuel de este mundillo?: «Todos los días aprendemos algo nuevo o distinto, cada día es diferente». Por su parte Lidia Rosillo consiguió trabajo en el hotel Averroes, aunque ahora ha retomado su carrera de ayuda a domicilio, otra de sus profesiones, pues es también auxiliar de enfermería: «Escogí el módulo de camarera de pisos porque entonces no estaba trabajando y sabía que era un trabajo muy demandado pero para el que piden titulación». Rosillo destaca tanto las enseñanzas de sus profesores como las recibidas en los hoteles donde hicieron prácticas. Bromea con haber llevado ese aprendizaje que había tenido en el centro hasta su propia casa para realizar las tareas del hogar con solvencia y rapidez nunca vistas antes. «En el Duque de Rivas nos equiparon totalmente dos aulas para aprender, lavadora o secadora incluidas, junto a una reproducción de la habitación de un hotel. Además hacíamos incursiones a hoteles que se prestaron a dejarnos habitaciones para practicar; luego la gobernanta nos decía los fallos, y también hicimos visitas a lavanderías, tanto pequeñas como grandes», afirma. Aunque centrada ahora en su labor de enfermería auxiliar, Rosillo no descarta volver si fuese necesario a otra profesión para ella novedosa, como camarera de pisos, que le ha gustado igualmente tras su experiencia laboral en el Averroes . La nueva utilidad del colegio Duque de Rivas ya está dando sus frutos palpables. De esta forma, los nuevos alumnos que empiecen su formación a finales de noviembre tendrán un espejo donde mirarse y ejemplos de trabajadores ya consolidados que salieron de sus aulas. Las mejoras y obras en el lugar irán además ampliando sus posibilidades.