La mejora del riego replantea la vuelta del ajo cordobés, que buscó otras zonas para la plantación

La continua sequía que se vivió en la provincia de Córdoba en torno a los años 2020 y 2021 propició un éxodo momentáneo de grandes plantaciones de ajo hacia otros territorios dónde era mucho más fácil conseguir el agua tan necesaria para una buena cosecha. Así los grandes productores no dudaron en alquilar terrenos en zonas como la ribera del Duero en Valladolid, la ribera del Guadiana en Extremadura o zonas con aguas subterráneas en Castilla la Mancha. Otros se quedaron algo más cerca ya que consiguieron tierras propicias en la comarca de Antequera o en el triángulo conformado por Écija, Palma del Río y Lora del Río. Según apunta el productor Miguel del Pino la sequía fue un antes y un después para algunos pequeños agricultores que decidieron abandonar el cultivo del ajo. De hecho de las 7.000 hectáreas plantadas de ajos en la Campiña de Córdoba en los años potentes sólo quedan ya en torno a 4.000. Los grandes productores se vieron obligados a buscar otras tierras porque había que hacer frente a la enorme demanda que tiene el ajo en la exportación. Del Pino añade que, de no hacerlo, no habría habido mercancía suficiente para hacer frente a los mercados exteriores. Y es que en torno al 90 por ciento de la producción va a ese mercado externo. En el mismo sentido se pronuncia Miguel Ruz, alcalde de Montalbán. Matizó que países como Japón, muchos de Centroeuropa o de América esperan cada año la producción de ajo cordobés y las empresas productoras no podían arriesgarse a no tener mercancía suficiente llegado el momento de la venta. El regidor afirma que los puestos de trabajo en los almacenes no se pierden aunque el ajo se siembre fuera porque el producto vuelve una vez recolectado a los almacenes cordobeses para su preparación y venta. No hay que olvidar que esa falta de agua , que por ahora parece que se está remediando con las lluvias de los dos últimos años, no es el único problema. Miguel del Pino considera que la falta de mano de obra en el campo y la dificultad para el uso de fitosanitarios para tratar los cultivos impuesta por la Unión Europea son otros de los escollos que hay que superar. Por este motivo piensa que, sobre todo para las pequeñas plantaciones, tiene un futuro difícil. Por su parte Manuel Vaquero, de ajos La abuela Carmen, entiende que a partir de la campaña del pasado año ya fueron menos empresarios los que buscaron tierras fuera para las plantaciones porque comenzaron a reducirse las restricciones de riego tanto en el Genil Cabra como en la marquen izquierda del Guadalquivir. No obstante afirma que irse fuera garantizó la producción para el enorme mercado exterior que compra su producción. En su caso escogieron unos terrenos en Sierra de Yeguas en la provincia de Málaga. Sin embargo para la obtención de una buena semilla lo hacen en tierras de altura como Soria o Valladolid. Vaquero también hace la distinción entre los pequeños y los grandes productores ya que son éstos últimos los que pueden hacer frente a contratiempos como la sequía. Y aunque también habla del problema que supone conseguir mano de obra considera que en Córdoba es más fácil obtenerla que en otras zonas porque hay trabajadores extranjeros que se quedan libres de otras campañas y se incorporan con más facilidad a la del ajo en el mes de mayo.