La repostería está viviendo una auténtica época dorada, y buena parte de la culpa la tienen las redes sociales. TikTok, Instagram o YouTube han convertido los dulces en pequeños espectáculos visuales: masas que se derriten, toppings que crujen, colores imposibles. Cada publicación es un anzuelo para quienes buscan algo nuevo que probar, fotografiar y compartir.