Pocos días después del robo del Louvre , cuando la Policía francesa ya ha detenido a varios sospechosos , mantenemos un encuentro con dos maestros de la literatura de misterios que unen los museos y el arte: Katherine Neville , (célebre autora de 'Ocho' y 'El fuego') visita España para recoger un premio, y la acompaña otro gran autor del género, su querido amigo Javier Sierra ( 'El plan maestro', 'El maestro del Prado'). Si a estas dos mentes curiosas les preguntas qué opinan sobre el robo de las joyas en el Louvre, no se apasionan por el origen de los detenidos, sino por el poder de los objetos sustraídos y, en el caso de la estadounidense, con cierta decepción por la elección de esas joyas, entre todas las obras que atesora el antiguo palacio de los Reyes de Francia. Katherine Neville: -Me pregunto por qué robaron lo que robaron, nada en comparación con las cosas que podrías llevarte del Louvre. Javier Sierra: - Mi primer pensamiento fue que los objetos de poder de Francia estaban en peligro. Lo que robaron fueron piezas del Tesoro real francés que habían pertenecido a Napoleón, a la familia Bonaparte, y que de alguna manera significaban el poder. Y me acordé inmediatamente de que el otro gran objeto de poder que ha estado en peligro en Francia fue la corona de espinas, que estuvo a punto de desvanecerse en el fuego de Notre-Dame de París , de la catedral. Javier aporta esa clave, que pone en marcha algún mecanismo en las mentes de ambos escritores, porque la discusión empieza a convertirse en algo detectivesco. Sierra recuerda que el Rey Luis trajo la corona de espinas a Francia pagando casi la mitad del tesoro público francés de la época, solo por tener en su poder la corona que hizo al rey de reyes, a Cristo, en manos de un rey francés». Y confiesa que con esos ingredientes ya le seduce como planteamiento novelesco. Neville apunta que algo así inspiró su libro 'El círculo mágico', sobre la ambición de Hitler de reunir los objetos de poder el Alto Imperio. Sierra subraya entonces: «No son objetos normales los que han sido robados» Neville: - ¿Quién está robando ahora los objetos de la corona? La historia puede tener algo que ver con lo que está ocurriendo... Sierra: - Es un tema digno de una novela. Yo creo que el verdadero poder del arte está en su capacidad simbólica. El arte es una enorme ilusión, un trampantojo. Nosotros le concedemos su valor. ¿Qué es lo que hace que un objeto sobresalga sobre otros? Eso es un misterio. A veces el escritor no es el cazador sino que resulta cazado por la historia. Neville le recuerda a Sierra que eso le acaba de pasar con su último libro y le anima a que lo cuente. Y el escritor rememora: «Yo acababa de publicar 'El maestro del Prado', necesitaba unas vacaciones, así que elegí el lugar más remoto, más inaccesible y con menos cobertura posible para poder pasar allí un tiempo con mis hijos y olvidarme de todo. Y viendo cuevas rupestres y el arte rupestre en Cantabria, de repente las pinturas, aquellos rasgos milenarios en la roca, me gritaron que alguien debía contar esa historia. Y de ahí surgió el tema de «El plan maestro'. Es decir, la historia me cazó en unas vacaciones con la Guardia Baja. Cambio de tercio. Antes de sentarse a conversar han estado en la Basílica de Nuestra Señora de Atocha, porque Neville tenía mucha ilusión por conocer el santuario de una Virgen con gran impacto en América. Una vez más, todo lo que les rodea se llena de casualidades e incógnitas y la visita posee minutos después el aura de un cuento de misterio. Neville: -Yo quería visitarla porque hay una historia muy diferente en el Nuevo Mundo sobre la Dama de Atocha. El Niño, el pequeño Niño Jesús, fue llevado allí desde el Viejo Mundo. Creo que fue en el siglo XVIII. La imagen llegó a Zacatecas y desató la devoción entre los mineros, y su fama milagrera extendió las plegarias a muchos reos condenados. La escritora recuerda que el Niño pronto se convirtió en el patrón de los ladrones y cuenta porqué. Neville: - En la cárcel no se permitía a nadie llevar comida por si introducían armas, excepto a los niños. Y cuentan que un pequeño les llevaba pan y queso y todo tipo de cosas pero por la noche nadie sabía quién era. Sí sabían que calzaba unas viejas alpargatas, muy gastadas, y un polvoriento sombrero. Por eso los ladrones acabaron adorando a la pequeña estatua con enorme devoción. Por eso Javier subraya que llevó a la escritora a la Basílica de Atocha nada más bajar del avión. Sierra: -Cuando dos escritores se juntan ocurren estas cosas que Carl Gustav Jung llamaría sincronicidades. Casi pareciera que nos estaban esperando en la Basílica. La vida es así y los escritores nos la tomamos, por lo menos como ella o como yo, nos la tomamos valorando los signos y las cosas que pasan a nuestro alrededor. Neville: -Tienes que estar preparado para aceptar que la magia lo envuelve todo. Muchos permanecen con los ojos cerrados, pero lo cierto es que buscábamos al Niño y al mismo tiempo encontramos muchas cosas mágicas junto a él. Nos cuentan que coincidieron en el templo con la conservadora, fan de las novelas de Javier, que les hizo un recorrido completo y les enseñó algunos secretos. Por ejemplo, giró la imagen y les mostró exvotos que ha recibido, algunos preciosos, por la relación histórica de la Virgen de Atocha con la Casa Real . Había mantillos y otras ofrendas. Pero también curiosidades que alimentaron su curiosidad: un compartimento que hay a los pies de la imagen con unas diminutas sandalias. Y por si fuera poco, supieron que recibe ofrendas por parte de gente que viaja desde países del Caribe, relacionada con la delincuencia, fieles que han sido sicarios, narcos que han sufrido cárcel, familiares de presidiarios, para pedirle al Niño el final de las cuitas o la superación de las condenas. La visita de Neville tiene como motivo el premio Máscara de Ánimas, que Javier Sierra recibió el año pasado y que ha sido concedido en 2025 a la norteamericana. Le preguntamos a Katherine Neville qué es lo que más le gusta de nuestro país, que tan bien conoce. Neville: - Quiero decir algo que es muy inusual en España, que nunca he visto en ningún otro lugar del mundo y es el museo de naipes en Vitoria-Gastez, el museo Fournier. No sólo por los naipes famosos o los tarots, en una visita que hice trajeron cartas secretas, algunas tan raras que están también en la Morgan Library en Nueva York. No aparecen en mis libros, pero me apetece mucho poder incluirlas en próximas obras, son unas pinturas increíbles.