Japón tiene fama de ser uno de los países más herméticos con la inmigración y los extranjeros. Y aunque el turismo se ha disparado en las últimas décadas, en ciertos rincones la llegada de forasteros sigue provocando recelos. Sobre este tema ha hablado el usuario de TikTok @shuheiogawa, un guía turístico japonés que se dedica a divulgar en castellano distintos aspectos de la vida y la cultura de su país. En uno de los vídeos más recientes de su cuenta, explica por qué en algunos lugares de Japón no aceptan a los extranjeros. Según el guía, muchos turistas confunden este tipo de restricciones con una muestra pura de racismo, y en parte —reconoce— lo es. «Es racismo. Muy mal. Hay que cambiar», afirma. Sin embargo, matiza que el asunto es más complejo y que no se trata simplemente de odio o rechazo, sino de normas sociales extremadamente específicas que, a menudo, resultan imposibles de comprender para quienes no han crecido en Japón. El guía explica que los japoneses son muy sensibles al comportamiento en espacios públicos, especialmente en lugares pequeños como restaurantes tradicionales. Pone un ejemplo habitual: algunos turistas, incluso sin mala intención, arman escándalo o levantan la voz. «Eso está muy mal visto», dice Shuhei, que añade que ese simple gesto puede considerarse una falta de educación grave. De hecho, comenta que si alguno de los turistas a los que acompaña hiciera algo así en un local, probablemente el dueño los echaría sin dudar. «Si te veo la cara otra vez, te voy a golpear», cuenta que podrían decirle, para ilustrar hasta qué punto las normas son rígidas en algunos establecimientos. «La mayoría de turistas no hizo nada mal», insiste. Sin embargo, afirma que no se siente con fuerzas para pedir a esos dueños que cambien las reglas. Su papel, como guía, es más bien explicar por qué ocurre.