Los Estados Unidos y su patio trasero

Un presidente norteamericano, James Monroe, definió el imperativo geopolítico que se conoce por su nombre: la doctrina Monroe. Según el pensamiento imperialista de Monroe , «América es para los americanos». Solo hay que imaginar la reacción de Occidente si China quisiera establecer ahora el mismo principio estratégico: «Asia para los asiáticos». Y es que la doctrina Monroe avisaba a las potencias europeas en 1823 de que no se inmiscuyeran en los asuntos del hemisferio americano, una región a la que los embravecidos estadounidenses contemplaban como su patio trasero. Ese sentimiento de superioridad se vio reforzado tras la victoria sobre el decadente imperio español en Cuba y Puerto Rico. La doctrina Monroe era de facto un aviso a los españoles, aunque de paso se ponía coto a las aspiraciones de franceses e ingleses, que habían colonizado parte del Caribe.