Cuando dejas de intentar agradar a todos, tu cerebro cambia. La psicología revela cómo pasar de buscar aprobación a vivir con libertad emocional

No se trata de volverse egoísta, sino de dejar de depender del “me gusta” de los demás. La ciencia ha descubierto que renunciar a la necesidad de complacer activa un cambio neurológico y emocional profundo: el estrés baja, la autoestima sube y la mente aprende, por fin, a descansar.