La asociación que denunció los fallos en los cribados no se cree las cifras a la baja de casos que da el Gobierno andaluz, al que acusa de imponerle un acuerdo de confidencialidad para asistir a las reuniones Moreno da por superada la crisis de los cribados y espolea al PP andaluz para que defienda su gestión sanitaria "sin complejos" Doce días. Eso es lo que ha durado la tregua entre el Gobierno andaluz y la Asociación de Mujeres con Cáncer de Mama (Amama) , que denunció los fallos en los cribados y que ahora vuelve a cargar contra la Junta tras el aparente entendimiento de la reunión el pasado 29 de octubre con el consejero de Sanidad, Antonio Sanz. Ahora, además de anunciar que ya se han presentado 25 reclamaciones patrimoniales por estos casos, acusa al Ejecutivo de Juan Manuel Moreno de intentar silenciarlas: “Nos quieren calladitas y sumisas”. La acusación la ha hecho este martes la presidenta de Amama, Ángela Claverol, y el detonante ha sido la segunda reunión este lunes de la Comisión de Cribado de Cáncer de Mama creada tras desatarse la polémica. En la misma, asegura que la obligaron a firmar un acuerdo de confidencialidad sobre lo que se iba a abordar “y después me entero de que fui la única” a la que se le impuso esta condición. Cuestionada al respecto, la Consejería de Sanidad no ha facilitado hasta el momento su versión de los hechos. A esto se une que el PP ha impedido la comparecencia de Amama en el Parlamento andaluz, como habían reclamado los partidos de izquierda para este miércoles, lo que llevó a Claverol a levantarse de la reunión. “¿Yo a qué vengo aquí?”, se preguntó en ese momento, pidiéndole explicaciones al consejero que, señala, se limitó a decir que no sabía nada y que él no había exigido esa petición de confidencialidad. “Es igual que Moreno Bonilla, no se entera de lo que hacen los demás”, ha ironizado este martes ante los medios de comunicación. Así que los puentes entre ambas partes están ahora quemados, pese a que la nueva delegada de Sanidad, Silvia Pozo, ha telefoneado este mismo martes a la presidenta de Amama para intentar reconducir la cuestión y asegurarle que esa obligación de confidencialidad viene impuesta por ley. “Todo esto no tiene ni nombre, me ha fallado la confianza que me ofreció”, le ha reprochado a Antonio Sanz.