Retiran de una iglesia de Utrera dos nidos de cigüeñas que pesaban casi dos toneladas

Uno de los lugares más emblemáticos y conocidos de la ciudad sevillana de Utrera es sin lugar a dudas la plaza del Altozano. En esta ubicación se encuentra la iglesia de San Francisco, un templo que es la sede de la hermandad de la Vera-Cruz y el Santo Entierro , cuya espadaña preside el centro de Utrera. En el tejado de esta iglesia, que fue construida por la orden jesuita a mediados del siglo XVII, es muy habitual ver grandes cigüeñas, que hacen en este lugar sus nidos y que con el paso de los años se han convertido en una imagen inconfundible. El crotoreo, el sonido que realizan estas aves, acompaña la vida diaria de numerosos utreranos. Todo esto tiene cierto componente idílico, pero la realidad es que el Ayuntamiento de Utrera , a través de su delegación de Medio Ambiente, se ha visto obligado a intervenir en los últimos días, ya que la actividad de estas cigüeñas estaba amenazando el patrimonio y la seguridad de las personas. Así, los utreranos han podido ver una gran grúa en la zona que se ha utilizado para retirar dos nidos de cigüeñas, que por su gran peso se habían convertido en un peligro. El Consistorio utrerano ha afirmado que los dos nidos alcanzaban un peso de 1.750 kilogramos, lo que los acercaba prácticamente a dos toneladas. «La actuación se ha realizado ante el riesgo de desprendimiento provocado por el peso de los nidos y las condiciones meteorológicas adversas de las últimas semanas, que habían debilitado la estructura y suponían un peligro tanto para los viandantes de la Plaza del Altozano como para el alumnado y personal del Colegio Rodrigo Caro . Además, el exceso de peso acumulado podía llegar a afectar a la conservación de la propia espadaña», han precisado fuentes municipales. Además, el Ayuntamiento de Utrera ha querido dejar claro que «los trabajos se han ejecutado con los permisos correspondientes, durante el mes de noviembre, fuera del periodo de reproducción de la cigüeña blanca , que comprende de forma orientativa los meses de febrero a julio, cumpliendo así con la normativa de protección de especies». Una actuación, que las autoridades aseguran que era necesaria, pero que inevitablemente ha sumido en la pena a muchos utreranos que gustan de disfrutar de esas imágenes que brindan las cigüeñas en un conocido monumento. Seguramente, no tardarán de nuevo estas cigüeñas en volver a construir sus hogares en una atalaya tan privilegiada.