"Se había previsto realizar un registro de sus pertenencias, [pero] no se pudo llevar a cabo a consecuencia de los actos violentos" de los contramanifestantes El consejero vasco de Seguridad señala como “fascismo” a las protestas violentas contra la Falange en Vitoria El consejero de Seguridad, Bingen Zupiria, ha enviado al Parlamento Vasco, en respuesta a iniciativas de EH Bildu y de Sumar, contestación a decenas de preguntas sobre la visita de Falange Española y de las JONS , el que fuera partido único de la dictadura, el pasado 12 de octubre a Vitoria, coincidiendo con la fiesta nacional de España. Las contramanifestaciones se saldaron con graves disturbios y hubo 19 imputados por desórdenes públicos, ninguno de ellos falangista. Un joven local denunció haber sufrido lesiones graves por la intervención policial . Un mes después, Zupiria reconoce que la Ertzaintza nunca llegó a cachear a los dos centenares de visitantes de la formación parafascista, a pesar de que se enfrentaron con palos y otros objetos contundentes cuerpo a cuerpo con los grupos antifascistas y a pesar de que había sospechas previas de que incluso portaran “armas”. “Ante la posibilidad de que las personas asistentes portaran armas u objetos potencialmente peligrosos, se había previsto realizar un registro de sus pertenencias, [pero] no se pudo llevar a cabo a consecuencia de los actos violentos protagonizados por los asistentes a las concentraciones no comunicadas, que requirieron la participación de la totalidad de los efectivos policiales desplegados”, expone el responsable de Seguridad. Se refiere a contramanifestantes, a los que encuadra en grupos “alegales” y describe como personas “vestidos de colores oscuros, encapuchados y con sus rostros parcialmente ocultos”. Los falangistas, unos 200, llegaron “en vehículos particulares” al centro de Vitoria sobre las 11.50 horas. Habían comunicado que se movilizarían a mediodía en la Plaza de la Provincia, junto a la Diputación. En su parte trasera hay un monumento en memoria de las víctimas del franquismo. El propio edificio fue sede del primer Ministerio de Justicia de la dictadura, desde donde se sentaron las bases del nuevo régimen represivo en ámbitos como el carcelario o los derechos civiles . El Gobierno vasco estaba sobre aviso desde septiembre e insiste en que existe un derecho a realizar este tipo de actos sin necesidad de autorización alguna. Un mando de la Policía vasca conversó con un dirigente falangista 48 horas antes para conocer detalles de la concentración y “se acordó retomar la comunicación si surgía alguna cuestión relevante”. EH Bildu ha querido saber si se les recordaron los límites contra la exaltación de la dictadura de la normativa autonómica pero Zupiria se limita a apuntar que “se les plantearon las obligaciones generales” para toda entidad que quiera ejercer el derecho de reunión y manifestación. La Ertzaintza “no realizó ningún tipo de acompañamiento previo” a la llegada de los falangistas al centro de Vitoria. En el exterior del aparcamiento de Juan de Ayala, donde estacionaron sus coches, había presencia policial “al objeto de proceder al registro y ocupación de posibles armas u objetos peligrosos”. Pero, como comenzaron los incidentes, la “totalidad” de los ertzainas tanto de la comisaría de Vitoria como de la Brigada Móvil y de la unidad de Vigilancia y Rescate fueron desplazados a otros puntos. “Los recursos del dispositivo de la Ertzaintza encargados de esa tarea fueron requeridos para hacer frente a los disturbios ocasionados por manifestantes de grupos alegales que habían convocado movilizaciones que no habían sido debidamente comunicadas. El inicio de los desórdenes públicos obligó al personal del dispositivo a mitigarlos y a evitar agresiones entre los colectivos enfrentados”, agrega el consejero. Las imágenes de la jornada mostraron cómo, en todo caso, la línea policial de contención fue sobrepasada y que llegó a producirse un cuerpo a cuerpo entre personas de ambos bandos. El partido falangista se ha jactado en sus redes sociales en las últimas semanas de que fueron capaces de responder con contundencia. Los detenidos y posteriormente imputados fueron 19, todos ellos contramanifestantes. En esa lista está también la persona que ha denunciado que la Ertzaintza le causó lesiones aparentemente con un proyectil de 'foam', el material antidisturbios que se emplea en la actualidad. Ahora mismo hay una investigación abierta de esta actuación, tanto de Asuntos Internos como de la comisión de control externa, pero, con anterioridad, la Ertzaintza contactó varias veces con esta persona -incluso yendo a su domicilio- para informarle de los cargos que pesaban contra él “por la presunta autoría de diferentes delitos” durante los altercados. Los heridos fueron dos entre los falangistas, el denunciante, un fotógrafo que acabó hospitalizado y veinte agentes, según los datos oficiales. Zupiria expone que “varios” de los ertzainas intervinientes llevaban cámaras subjetivas en sus uniformes. Por lo tanto, “realizaron grabaciones” durante esa jornada y “están siendo objeto de análisis y estudio”. Asuntos Internos, por otro lado, investiga el origen de una noticia publicada en 'El Correo' sobre la presunta financiación de la contramanifestación, no así el propio despliegue, muy criticado incluso por los sindicatos policiales. El consejero sostiene que “la actuación de los ertzainak fue correcta dadas las circunstancias a las que tuvieron que hacer frente”, por lo que no caben mayores indagaciones. Lo que sí recopila la Ertzaintza son datos sobre las “banderas, expresiones, cánticos y gestos” de Falange Española y de las JONS para que el Instituto de la Memoria (Gogora) pueda analizar si se contravino la normativa autonómica de memoria histórica. No obstante, se indica que tampoco en el momento se recogió ningún dato sobre los falangistas, más allá de denunciar al comunicante -en su momento se dijo que era el propio “jefe nacional” del partido, Norberto Pico- por vulneración de la ley de Seguridad Ciudadana, más conocida como 'ley mordaza'. Las actuaciones, eso sí, se iniciaron “con posterioridad” porque, durante la manifestación, donde se cantó el 'Cara al sol', por ejemplo, la Policía vasca estaba “inmersa” en otras labores, “en particular las agresiones que estaban sufriendo” los uniformados de manos de los contramanifestantes.