Frustración

El otro día escribía sobre cosas que molestan. Diminutas contrariedades sin importancia que salpican la vida cotidiana, sin culpa y sin trascendencia. Ni siquiera alcanzan el grado de esas pequeñas frustraciones sin importancia que, como decíamos medio en broma medio en serio de jóvenes parodiando a una querida monja, ayudan a madurar.