Souffiane Elarch, Ndaye Seck, Taha Fatah y Yousseff Rahou son cuatro de los casi mil jóvenes y menores a los que atiende el sistema de protección de Navarra. Cuatro historias de resiliencia, aprendizaje y esfuerzo en busca de un presente y un futuro mejor. Todos ellos dejaron atrás sus raíces, aunque no pierden el contacto con sus familias, que siguen “con orgullo” su camino desde la distancia. Los pasos les llevaron casi por azar a Navarra, donde, después de ser atendidos por el Gobierno foral, han empezado sus estudios y esperan encontrar el día de mañana un trabajo para poder quedarse aquí. “Nos gustaría seguir en Pamplona, una ciudad tranquila y en la que hay muy buena gente”, aseguran.