A partir de esa premisa, Casa Mas supo ofrecer una respuesta que conjugara sabor, frescura y tradición culinaria con procesos propios de una industria alimentaria moderna. El punto de inflexión llegaría en 1996, cuando la empresa da el salto definitivo al sector de los platos preparados frescos. Desde entonces, ha tejido un catálogo con más de 50 recetas —desde pastas y arroces hasta ensaladillas, albóndigas o los ya míticos canelones— y ha invertido en instalaciones punteras para ampliar su capacidad de producción.