En plena era del scroll infinito, las newsletters (sí, esos correos que juramos no volver a abrir) se han convertido en el refugio de influencers, periodistas y lectores que buscan una relación más humana con el contenido. De odiar el correo a esperarlo con ganas ¿Recuerdas cuando abrir el correo era una tortura? Facturas, promociones, spam… y ese compañero de trabajo que mandaba gatitos cada semana. Pues resulta que el email ha hecho algo que ni los hilos de X (Twitter, para los nostálgicos) ni los reels lograron: reinventarse sin perder su esencia. La nuevas newsletters te hablan con voz propia Conexión a través del mail Lo que antes era una bandeja de entrada caótica hoy es un espacio de conexión. Las nuevas newsletters no te bombardean con descuentos ni con "últimas ofertas del mes", sino que te hablan con voz propia, de los otros también quedan, no nos engañemos. Son una especie de carta digital de alguien que eliges leer. Y esta es la parte mas importante. En Estados Unidos, periodistas, escritores y divulgadores cansados de los algoritmos encontraron refugio en Substack, una plataforma que permite crear newsletters independientes y enviarlas directamente a los suscriptores, incluso de pago. Y la moda cruzó el Atlántico: en España, influencers de lifestyle, expertos en marketing o fitness y comunicadores lanzan sus propios boletines. Lo venden como "mi rincón sin algoritmo" o "mi espacio seguro". Y lo curioso es que funciona: cada jueves, entre el café y la tostada, miles de personas esperan ese ding del correo que no molesta y acompaña. Menos ruido, más voz propia El boom de las newsletters responde a algo que todos sentimos: cansancio digital. Las redes se han convertido en un centro comercial 24 horas en el que todo compite por nuestra atención. En cambio, las newsletters ofrecen un oasis: un lugar sin ruido, sin comparaciones, sin la presión del like. Podríamos decir que son la sobremesa del internet. No tienen prisa, no necesitan viralizarse y, lo mejor, no dependen de un algoritmo que decide si existes o no. Si alguien se suscribe, te lee. Sin intermediarios, sin filtros. Solo tú, tu texto y una bandeja que, por un momento, parece del siglo XX pero en versión cool. El formato que vuelve a ser cool Hace unos años nadie habría apostado un euro por el correo electrónico. Pero en 2025 hay creadores que viven de escribir emails. Plataformas como Substack, Beehiiv o Ghost permiten monetizar boletines, y la gente paga felizmente por recibirlos. Y hay de todo: newsletters de recetas rápidas o cultura pop; sobre bienestar, tecnología emocional o análisis político; propuestas con gifs, playlists y humor, o ensayos en formato digital; ayudas con ejercicios de fitness o alimentación. Las más exitosas tienen algo en común: una voz reconocible. No suenan a marca ni a nota de prensa, sino a persona. El lector ya no busca solo información: busca conexión, autenticidad y un pequeño respiro entre tanto estímulo visual. ¿Te suene de otra red social? El club...