«Se te hunde el mundo»: la historia de Juan Alba, un vecino de Córdoba de 81 años desahuciado tras una década pagando su alquiler

«He pagado mi alquiler de 300 euros todos los meses hasta que el dueño me dijo que el piso ya era del banco y que no hacía falta que le pagara más». Con voz serena pero cansada, Juan Alba , un cordobés de 81 años, recuerda el momento en que comenzó la pesadilla que este martes lo dejó sin su hogar en el barrio de Levante. Durante una década, este antiguo cocinero -que trabajó en conocidos establecimientos como El Siena, La Almudaina o Los Berengeles- vivió tranquilo en un pequeño local transformado en vivienda en la calle Platero Sánchez de Luque . Lo alquiló sin saber que pesaba sobre él una ejecución hipotecaria. «Me mudé después de que me echaran de mi casa, no tenía adónde ir. Un conocido me ofreció ese piso, y fue una inmensa alegría. Pagaba lo que podía, 300 euros al mes ». El desahucio , ejecutado por un fondo de inversión tras una tortuosa batalla judicial, no iba dirigido directamente contra él, pero será Juan ha sido el que ha sufrido las consecuencias. «Con mi pensión de 825 euros no puedo permitirme un alquiler normal. Estoy buscando, pero lo más barato que he visto son 600 euros. Y comprar, imposible», confiesa encogiéndose de hombros. Desde la Asociación de Familias Necesitadas (Anfane) , que acompaña su caso, su presidente, Rafael Cidres, lamenta la falta de sensibilidad del sistema. «Juan vino a vernos en octubre del año pasado. Es una persona con certificado de vulnerabilidad , pero el juzgado ha hecho caso omiso. No entendemos cómo se puede ejecutar un desahucio así. Ahora mismo tiene un techo gracias a la solidaridad de una amiga, y vamos a gestionar las ayudas al alquiler en cuanto vuelvan a salir. Juan no va a pasar ni un solo día en la calle», explica Cidres. El propio Juan lo cuenta con humildad: «Tengo personas que me están ayudando. Ahora vivo en una habitación, pago 300 euros. Desde los Servicio Sociales me han dicho que si encuentro un alquiler me podrían cubrir el 80% . Estoy en lista de espera de Vimcorsa para un piso, pero de momento parece que no me corresponde». Pese a todo, no guarda rencor. «Personalmente no odio a nadie. Todo esto ha sido una pesadilla , lo he pasado muy mal. Desde que me enteré de que me iban a echar no comía, me encerré en mí mismo. Solo encontraba un poco de alegría en el gimnasio . El deporte me animaba, pero cuando volvía a casa pensaba en quedarme en la calle y se me caía el mundo encima». El día del desahucio, Juan no estuvo solo. Entre lágrimas, se reencontró con dos de sus hijos y tres nietos a los que no veía desde hacía treinta años. «Ayer se presentaron allí, hablaron con Rafael. Fue muy emotivo. Ellos no se atrevían a venir, pero al final aparecieron. Eso me dio fuerzas». Con 82 años a punto de cumplir, este hombre que empezó a trabajar con 14 en Barcelona y que dedicó su vida a los fogones, se aferra a la esperanza de que la administración encuentre una solución definitiva . «Solo quiero un sitio tranquilo donde vivir mis últimos años. No pido nada más», asegura