Aficionados a los coches y a las joyas, ofrecían sus servicios criminales a cualquier grupo de narcotráfico. Cobraban por hacer "vuelcos" (robos de droga a otros narcotraficantes), cobrar deudas, hacer "amarres" (secuestros) o incluso "dar piso" (matar) a quienes les señalen. El territorio de actuación de esta banda, la primera conocida en España de "Crime as a Service (CaaS)", el crimen entendido como una empresa que ofrece sus servicios, era todo el país, pero tenían su refugio y su base en Gijón. Llevaban tiempo asentados en Asturias, un lugar alejado de los principales focos de narcotráfico y en el que "no llaman la atención, porque es una zona menos sensible y menos vigilada", según las fuentes consultadas por el canal de investigación y sucesos de Prensa Ibérica.