La localidad combina celebraciones gastronómicas, museos temáticos y edificios religiosos que revelan siglos de historia, tradiciones artesanales y la vida cotidiana de sus habitantes El pueblo de Extremadura de apenas 300 habitantes que conserva una muralla musulmana única Casar de Cáceres es una localidad de menos de 5.000 habitantes situada a pocos kilómetros al norte de la ciudad de Cáceres. Su territorio combina historia, tradición y desarrollo urbano en un entorno de la penillanura extremeña. La localidad muestra un equilibrio entre arquitectura popular, patrimonio religioso y edificaciones contemporáneas, lo que permite al visitante reconocer cómo la comunidad ha mantenido su identidad a lo largo del tiempo. Además, conserva tradiciones gastronómicas y culturales que forman parte de su identidad y se han consolidado como un atractivo complementario al patrimonio material. El municipio ofrece a quienes lo visitan una experiencia que abarca tanto la historia de sus construcciones como las prácticas y celebraciones que forman parte de la vida cotidiana de sus habitantes. Desde la arquitectura de viviendas y templos hasta la producción de alimentos tradicionales y la organización de festividades locales, Casar de Cáceres permite observar la interacción entre patrimonio, gastronomía y comunidad, mostrando cómo la memoria histórica y la vida actual conviven en un espacio rural cercano a una ciudad importante. Torta del Casar: patrimonio gastronómico del municipio La Torta del Casar es un queso elaborado de forma tradicional a partir de leche cruda de oveja de ganaderías controladas, con cuajo vegetal extraído del cardo Cynara cardunculus y sal. Su maduración provoca que la pasta adquiera una textura cremosa mientras la corteza aún se forma, lo que genera su característica forma abombada, que recuerda a una torta de pan. La pasta, de color entre blanco y marfil, se funde al paladar y presenta aromas lácticos y vegetales, con un sabor intenso, ligeramente amargo y poco salado. Cada otoño, desde 1995, vecinos y visitantes se acercan a Casar de Cáceres para la Semana de la Torta del Casar. Durante esta semana, se organizan actividades que incluyen talleres, visitas escolares al Museo del Queso y a queserías locales, y recorridos como la Ruta Trashumante, donde los participantes pueden conocer la Cañada Real “Casa Pinotes” y disfrutar de un desayuno tradicional con migas de pastor. El Museo del Queso se ubica en una vivienda típica de la localidad, rehabilitada para conservar su estructura original. En sus salas, los visitantes pueden observar tanto el proceso de elaboración de la Torta del Casar, con utensilios y técnicas tradicionales, como la vida cotidiana de las familias casareñas que, a lo largo de generaciones, han mantenido este saber. Algunas habitaciones muestran la producción del queso, mientras otras recrean tareas domésticas, ofreciendo una visión completa del producto y del contexto cultural en el que se desarrolla. De este modo, la Torta del Casar no solo representa un alimento con Denominación de Origen Protegida, sino también un vínculo entre la tradición artesanal y la vida de la comunidad. La Semana de la Torta del Casar y el museo permiten al visitante acercarse a esa experiencia, comprendiendo la relación entre el queso, la historia local y la identidad de Casar de Cáceres. Torta del Casar. Patrimonio de Casar de Cáceres Al recorrer Casar de Cáceres, se observa cómo la arquitectura tradicional convive con edificaciones contemporáneas que reflejan la evolución del municipio. Las casas más antiguas presentan fachadas encaladas y ventanales de granito, adaptadas a las condiciones climáticas de la penillanura cacereña y al entorno material disponible. Esta combinación de estilos permite al visitante identificar la continuidad entre la historia del municipio y su desarrollo urbanístico reciente. En el corazón del casco urbano se encuentra la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, declarada Bien de Interés Cultural en la categoría de Monumento el 17 de diciembre de 1991. Su construcción se remonta a siglos pasados y ha sido objeto de diversas reformas, conservando su planta rectangular y los muros de sillería granítica característicos de la zona. La iglesia sigue siendo un punto de referencia para la vida comunitaria y refleja la importancia del patrimonio religioso en la historia local. El conjunto de las Siete Ermitas complementa el recorrido patrimonial de la localidad. Cuatro de estas ermitas se ubican en el casco urbano, situadas en los puntos cardinales, mientras que las tres restantes se distribuyen por el término municipal. Entre ellas se encuentran la Ermita de los Santos Mártires, la Ermita de San Bartolomé, la Ermita de la Soledad, la Ermita de Santiago Apóstol, la Ermita de la Encarnación, la Ermita de San Benito y San Blas, y la Ermita de la Virgen del Prado.