El Premio Nobel de la Paz de 2021, el escritor y periodista ruso Dimitri Muratov , ofreció ayer una conferencia magistral que sirvió como arranque oficial del evento Vigo Global Summit 2025 , punto de encuentro para referentes de ámbitos como la política, la economía o el periodismo que concluye hoy en la ciudad olívica. Una ponencia en la que, pese a las dificultades para seguir sus palabras en ruso, traducidas de forma automática con una Inteligencia Artificial de dudosa precisión, no dejó indiferente a los espectadores del Auditorio y Palacio de Congresos Mar de Vigo. Cargado con un maletín lleno de fotografías y documentos en los que se apoyó durante su ponencia, el periodista centró su discurso en advertir sobre la creciente amenaza de la desinformación y la propaganda, amparada en una revolución tecnológica en la que ya resulta prácticamente imposible distinguir si el emisor de los mensajes es una persona o un robot (también denominados 'bots' para referirse a las cuentas de redes sociales que replican mensajes en masa para generar una falsa sensación de opinión pública). En este sentido, hizo un llamamiento a la sociedad en su conjunto a luchar contra el fascismo, «cuya idea permanece viva» pese a las ocho décadas que separan la actualidad de la Segunda Guerra Mundial. Un auge que se refleja en el éxito de líderes populistas y totalitarios a lo largo del mundo, «Esto, amigos, no es el fin de la historia que soñó Fukuyama -en referencia al célebre libro del escritor estadounidense- Más bien, el final de la civilización ». Y, frente a esta oleada de desinformación y nuevas formas de totalitarismo que no dudan en utilizar las nuevas armas que pone a su disposición el avance tecnológico, Muratov puso el foco en los posibles 'antídotos' que pueden ayudar a reconocer la manipulación tras los discursos políticos. Además de buscar la verdad en referentes de reconocido prestigio, el escritor y periodista puso en valor la figura emergente del verificador de contenidos. «Sin verificadores ni control de los 'bots' no hay nada que hacer», advirtió. Para aterrizar sus reflexiones, Muratov expuso varios ejemplos de cómo funciona la censura, la manipulación y la persecución de disidentes en su país natal. Un conflicto que también le afectó a él directamente, ante la imposibilidad de emplear términos como guerra cuando Putin anunció las 'operaciones militares' que desencadenaron la última escalada bélica todavía enquistada entre Rusia y Ucrania. Cómo ejemplos, Muratov expuso fotografías de periodistas e incluso personalidades de la sociedad civil rusa antes y después de manifestarse contra las directrices del Kremlin . Una sucesión de imágenes donde la tortura era patente, entre los que se encontraba el conocido opositor ruso Aleksei Navalni, encarcelado y envenenado por el régimen de Vladimir Putin hasta su muerte en 2024 en circunstancias sospechosas. Además, señaló otras prácticas llevadas a cabo por el Kremlin, como la manipulación de encuestas para afianzar el relato de que la sociedad rusa estaba a favor de continuar con la guerra en Ucrania -empleando 'bots' que se hacían pasar por usuarios de carne y hueso- o ofreciendo salarios diez veces superiores a aquellos jóvenes que se decidían por irse al frente. Por otra parte, instó a los participantes del evento a r eflexionar sobre lo que son las dictaduras y la forma en la que se instalan progresivamente en las democracias liberales. Gestos como la prolongación de los mandatos -en clara alusión a la intención manifestada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump- o su intervención e injerencia en los medios de comunicación. Una conjunción de acontecimientos cuyo fin último, señaló Muratov, suele desencadenar en guerras donde las vidas humanas se convierten en meras estadísticas que ni siquiera llegan a hacerse públicas. Pese a que no ocultó su preocupación ante la magnitud de las amenazas puestas sobre la mesa, Muratov insistió en volver a poner en el centro de la conversación política el cumplimiento de la Declaración Universal de los Derechos Humanos , además de las herramientas que permiten ver más allá de la manipulación y la desinformación que aflora tanto en las redes sociales como en el resto de canales de comunicación. «No habrá progreso sin paz ni derechos humanos», resumió el ponente.