Bejo se ha quitado las gafas de sol. Después de más de una década enfocado en la creación y producción de música, el artista lanza Bejo, El Interiorista, un cortometraje audiovisual al que acompaña un EP original de cinco canciones que narran la historia de lo que ocurre en la cabeza del canario. Alguna podría intuir el interior del cráneo del rapero colorido, repleto de estelas de humo y pintura y en el que formas geométricas brillantes se saludan con cabezas de animal que fuman en pipa. Pero nada más lejos de la realidad. En ese sentido, el interiorista podría ser más bien Borja. Con este nuevo proyecto, grabado principalmente en la isla de El Hierro, el canario reescribe su papel en la industria y cambia el color y la sorna por una nueva versión caracterizada por las escalas de grises. Un paso más allá en el que el canario se destiñe para dar paso a un Borja sobrio, en blanco y negro y despojado de toda la indumentaria que lo hizo enigmático alguna vez. No hay gafas, ni colores ni atuendos alegres. A pesar de la sobriedad de algunos de los aspectos fundamentales del proyecto, Bejo sí cuenta con dos colaboraciones. La primera, que hace un cameo interpretativo en este cortometraje que nos presenta, es Ignatius Farray, paisano y amigo del rapero, que aparece como una suerte de Victor Frankestein que disecciona el cerebro de Borja en un mal sueño. Si Dellafuente es 'lorquiano', el rapero canario completa el salto al 'lynchianismo' con de la mano de un halo de irrealidad y turbación en lo audiovisual. Un cráneo como una placenta, que da a luz a La segunda colaboración pertenece a un clásico del rap patrio, Kase.O, como el cable a tierra de un EP que, además de constituir la apertura en canal del protagonista, no deja de ser una propuesta del género musical que lo erigió en la industria hace ya más de una década. 'El Interiorista' 12/11 pic.twitter.com/b8YV42FRK4 — B E J O (@Bejoflow) November 5, 2025 Corteza y núcleo Es difícil discernir si el ejercicio de Bejo radica en una ruptura con toda su imagen o un regreso a los inicios. El Interiorirsta recuerda a las luces tenues y letras introspectivas de Entre tenerme y entretenerte o Metaforfósis. El Bejo de antes de Locoplaya y las cholas, sino el de los caleidoscopios. ¿Esto quiere decir que estamos ante una vuelta al cascarón? Complicado de asegurar. Y es que n este nuevo proyecto, el canario se mata a sí mismo. Durante el breve metraje de El Interiorista asistimos al funeral de Bejo, en el que sus allegados le despiden entre lágrimas, conmovidos por el fin de algo. Sin embargo, la muerte nunca es absoluta en el universo de Bejo: de las cenizas del personaje surge una nueva figura que, aunque despojada de la ironía y el artificio, conserva el pulso lírico y el imaginario que siempre le han caracterizado. El Interiorista no suena a renuncia, sino a...