España teje un nuevo tablero global: el giro estratégico hacia China

España ha comenzado a reescribir su política exterior. En un escenario global marcado por la tensión entre Washington y Pekín, el Gobierno de Pedro Sánchez ha optado por reforzar sus lazos con China, un movimiento que consolida a Madrid como el socio occidental más abierto al gigante asiático. La reciente visita de Estado de los reyes a China, la primera de un monarca europeo en siete años, confirma un viraje diplomático que no pasa desapercibido ni en Bruselas ni en Washington. La imagen de Felipe VI y Letizia Ortiz junto a Xi Jinping en el Gran Palacio del Pueblo no es solo un gesto protocolario: simboliza un reposicionamiento profundo de España en el tablero internacional. Es la primera visita oficial de un jefe de Estado europeo a China desde 2018 y, según fuentes diplomáticas, refleja la voluntad del Gobierno español de abrir una nueva etapa de cooperación con Pekín basada en la "confianza mutua, la apertura y la seguridad jurídica". Durante su discurso ante el Foro Empresarial de Chengdú, el monarca subrayó que "España se ha consolidado como un socio fiable y un destino cada vez más atractivo para la inversión y la colaboración empresarial china". Añadió además que ambos países comparten "el compromiso de fortalecer los lazos económicos y culturales" y que el objetivo común debe ser "construir una relación económica sólida y duradera entre España y China". Los acuerdos firmados durante el viaje —que incluyen colaboración en transición energética, digitalización, intercambios universitarios y promoción del español en China— apuntalan un vínculo que ya venía gestándose desde la etapa anterior del Ejecutivo. Sánchez y Xi: tres encuentros, un mensaje La sintonía entre Pedro Sánchez y Xi Jinping no es nueva ni casual. El presidente del Gobierno español ha mantenido tres reuniones bilaterales con el líder chino desde 2022, una frecuencia que ningún otro mandatario de Europa occidental ha igualado en el mismo periodo. Estos encuentros, celebrados en Pekín, Bali y Bruselas, han servido para consolidar una relación pragmática, alejada de los prejuicios ideológicos y centrada en el beneficio mutuo. En su última visita oficial a China, Sánchez fue recibido con todos los honores en el Gran Palacio del Pueblo. En ese escenario, defendió la necesidad de una relación "basada en la reciprocidad y el equilibrio" entre la Unión Europea y China, una frase que, según fuentes diplomáticas, buscaba enviar un mensaje doble: reafirmar la autonomía estratégica de España sin alimentar la confrontación con Washington. "No queremos una nueva guerra fría", insistió el presidente, en alusión a la creciente rivalidad entre Estados Unidos y el gigante asiático. En las conversaciones bilaterales, ambos líderes abordaron cuestiones que van más allá del comercio. Sánchez subrayó el papel "imprescindible" de China en la lucha contra el cambio climático, la transición energética global y la resolución de conflictos internacionales como la guerra de Ucrania o la crisis en Oriente Medio. España, explican en Moncloa, aspira a que Pekín actúe como "interlocutor de peso" en los grandes foros multilaterales, al tiempo que se impulsa la...