Ensalzaba la pasada semana el presidente de la Xunta el buen momento del sector lácteo en Galicia, pero al mismo tiempo señalaba dos desafíos capitales: avanzar en la modernización de las instalaciones y, sobre todo, garantizar el relevo generacional en el campo. Porque si esto último es un problema que afecta a toda Galicia, es más acusado todavía en el medio rural y encima empeora cada año, como ha pasado en 2024, en el que se ha agravado la brecha generacional al reducirse la proporción de menores de 16 años por cada 100 habitantes que superan los 64.