«Locos», en el buen sentido de la palabra, matiza Andrei Radu al referirse a la afición del Celta, a la que el guardameta rumano no se cansa de agradecer el ánimo incondicional que muestra a sus jugadores, no solo en Balaídos sino en todos los desplazamientos que realiza el equipo. No se recordaba un entusiasmo similar en los cien años de historia de este club, ni siquiera durante la etapa dorada de entre siglos que hizo disfrutar a lo grande de competiciones europeas, significándose incluso como el mejor equipo del mundo en febrero de 2001, según la IFFHS.