Parece claro que se avecina un nuevo ciclo político en el país, que es la forma elegante de decir que el poder va a cambiar de manos. Tampoco mucho, ya saben, porque, para bien y para mal, el poder, en un sentido profundo, no depende exactamente de a quién vote o deje de votar la gente, pero alguna diferencia sí que vamos a notar. Apunto alguna de las que se me ocurren.