No siempre son las malas relaciones con Junts o Podemos las que echan el freno a la actividad parlamentaria del Gobierno. El escaso balance legislativo de este otoño -el peor del siglo XXI, sin contar los años electorales- ha sido fruto, en más de una ocasión, de los vetos cruzados entre el resto de los socios, provocando que numerosas leyes llamadas a ser clave en la legislatura hayan quedado olvidadas en un cajón desde hace meses o estén avocadas al fracaso en caso de ser votadas.