Casa Betania transforma la Nochebuena en Zamora en un momento de familia y solidaridad

En Zamora, mientras muchas familias se preparan para reunirse alrededor de la mesa esta Nochebuena, en Casa Betania, el centro de acogida para personas sin hogar dependiente de Cáritas Diocesana de Zamora, se vive una realidad diferente pero igualmente humana. Cada día, entre 55 y 60 personas acuden al comedor social del centro en busca de una comida caliente y un gesto de calor humano, y a lo largo del año más de 400 personas han encontrado en este lugar acompañamiento y respiro. En fechas señaladas como esta, el personal y los voluntarios redoblan esfuerzos para que nadie se sienta invisible ni olvidado, decorando los espacios, compartiendo risas o simplemente creando un ambiente que supere la fría noche de diciembre. Para quienes han perdido un hogar, la Nochebuena puede ser un recordatorio doloroso de carencias materiales, pero también una oportunidad para reconstruir vínculos y recuperar dignidad. En Casa Betania, los voluntarios no solo sirven comida, sino que escuchan, acompañan y comparten historias alrededor de la mesa, gestos que para muchos se convierten en un verdadero símbolo de esperanza. El director de Casa Betania, David Marcos, ha destacado que lo importante no es solo dar, sino compartir la jornada y estar presentes unos para otros, poniendo el foco en la dignidad y la humanidad de cada persona que cruza las puertas del centro. El centro atiende a personas con necesidades muy diversas, desde estancias cortas hasta acompañamiento prolongado, y cada vez más personas recurren a él en busca de apoyo frente a la precariedad. En un gesto que refleja el espíritu de estas fechas, el obispo de Zamora visitará esta tarde a los residentes de Casa Betania, reforzando la cercanía y la atención a quienes más lo necesitan. Su presencia subraya la importancia de la compasión y el acompañamiento en comunidad durante la Navidad. Tras la visita, se compartirá una cena especial en la que residentes, voluntarios y colaboradores estarán juntos, convirtiendo el comedor en un espacio donde la solidaridad y la calidez humana brillan más que las luces de la ciudad. En este rincón de Zamora, la Navidad no es solo una fecha en el calendario, sino una invitación a mirar al otro, tender la mano y construir una sociedad más justa y compasiva, donde incluso quienes han vivido al margen puedan sentirse parte de una familia.