La parroquia de San Nicolás de Valencia se ha convertido en uno de los lugares más visitados de la ciudad, un centro de fe y arte con una intensa actividad. El párroco de la considerada como Capilla Sixtina valenciana, don Antonio Corbí, ha contado en el programa Mediodía de COPE Más Valencia con Carles Villeta la fascinante historia que conecta al santo titular del templo con la figura universal de Papá Noel. Contrariamente a la imagen nórdica que se tiene de Papá Noel, el origen es muy diferente. "San Nicolás era oriental, lo que le llamaríamos turco, era natural de Patara, en la costa mediterránea de Turquía", ha explicado Corbí. Se trata de una de las grandes devociones de la vida cristiana, un santo obispo del siglo IV que tuvo un papel crucial en la historia de la Iglesia. Este santo participó en el histórico Concilio de Nicea, del que se conmemoran 1.700 años, y defendió la doctrina cristiana frente a las posturas de Arrio y del propio emperador Constantino, quien buscaba "fórmulas de pacto en materia de fe". Ante esto, la respuesta de San Nicolás fue contundente: "con la fe no se juega". La devoción por San Nicolás se extendió primero por Oriente. Según relata el párroco, "cuando la invasión otomana fue avanzando, los cristianos, para evitar que se profanara el cuerpo de San Nicolás, se lo llevaron a Bari". Desde el año 1087, sus restos reposan en esta ciudad italiana, motivo por el que se le conoce como San Nicolás de Bari y se convirtió en patrón de los pescadores. La devoción cruzó el Mediterráneo y arraigó con fuerza en el norte de Europa, desde donde dio el salto a Estados Unidos. Sin embargo, con la reforma protestante se intentó suprimir la veneración a los santos. "A San Nicolás trataron de quitarle la mitra, pero era tal la devoción de la gente que quedó lo de Papá Noel", aclara Corbí. La figura del santo se secularizó, pero la tradición sobrevivió. El popular acto de recibir regalos en Navidad también procede directamente de la vida del santo. La leyenda cuenta el "milagro de las tres doncellas", en el que San Nicolás dejó por la noche tres bolsas de oro en la ventana de una familia empobrecida para ayudar a las jóvenes. De este gesto, explica Corbí, deriva "el recurso de los regalos a través de la chimenea". La parroquia de San Nicolás en Valencia no solo es un tesoro artístico, sino también un centro de culto muy activo. Combinar la vida parroquial y la atención a los visitantes es una "labor educativa" que, según Corbí, da "resultados magníficos". Para ello, se han establecido horarios diferenciados que permiten tanto la oración como la visita cultural. Las puertas están abiertas para todos, pero respetando cada momento. "Cuando viene a misa, la gente se siente contenta de que se le respete y que no haya gente paseando, y al visitante cultural y turístico, pues, le gusta llevar un audioguía o escuchar una explicación", afirma el párroco. Este año, la parroquia celebrará la misa de víspera de Navidad a las seis de la tarde y la celebración del día de Navidad a las doce de la mañana.