En Aragón, unas 2.000 personas cumplen condena en las cárceles de Zuera, Daroca o Teruel. Para ellos, una campaña de pastoral penitenciaria llamada ‘Minutos de esperanza’ se ha convertido en un pilar fundamental durante las fiestas. Esta iniciativa, que ya celebra su noveno aniversario, permite a los reclusos sin recursos económicos realizar la única llamada que, para muchos, ilumina su Navidad: la que les conecta con su familia. Concepción, madre de un interno en la prisión de Daroca, conoce bien el valor de esa llamada. Aunque ve a su hijo dos sábados al mes, la comunicación en diciembre es especialmente esperada. “Da mucha mucha alegría cuando te llama, pero, a la vez, da mucha tristeza”, confiesa, aludiendo a la pena de no tenerlo al lado. Concepción también aprovecha para romper una lanza a favor de los que están en prisión, recordando que no siempre las cosas son lo que parecen: “La gente en general piensa que todo el mundo que está en un centro penitenciario ha hecho algo mal, y no, no es así. Por desgracia, hay muchas equivocaciones y muchas confusiones”. Desde la pastoral penitenciaria, Fray Fernando Ruiz, mercedario y ex capellán del centro penitenciario de Teruel, ofrece una reflexión profunda sobre la vida en reclusión. Para él, “una persona privada de libertad está en barbecho, y si en barbecho no siembras, solo nacerán espinas”. Con esta metáfora, subraya la importancia de darles la oportunidad de que “siembren dentro de sí una nueva cosecha”. El religioso defiende que la labor de la Iglesia, en coordinación con los servicios penitenciarios y la sociedad civil, es “esencial” para ser una “presencia liberadora y sembradora de esperanza”. Esa labor de siembra va más allá de los muros de la prisión. El Hogar Mercedario de Zaragoza es un ejemplo de ello, un recurso que ofrece una segunda oportunidad desde hace más de 40 años. Allí llegan personas con permisos de tercer grado o en libertad condicional que no tienen una red familiar de apoyo. Narciso Vioque, su responsable, hace un llamamiento a la sociedad para facilitar este proceso. Víoque pide un cambio de mentalidad: “Si realmente creemos en la reinserción, tendremos presente no juzgar nuevamente a esas personas, sino todo lo contrario, acogerlas”. Recuerda que son “una parte muy excluida, muy etiquetada y muy despreciada a nivel social”, a pesar de que conviven con el resto de la ciudadanía a diario. Por ello, insiste en que “las opiniones que se vierten sin conocer la realidad penitenciaria deberíamos tomarlas con cautela”. Detrás de cada interno hay una historia y una familia que, en muchas ocasiones, también cumple su propia condena a través de la distancia. En Navidad, esta separación se hace más dura que nunca. Por eso, una simple llamada puede devolverles, aunque sea por unos instantes, un trocito de la ilusión y la esperanza que estas fechas representan. Esta historia forma parte de Historias de Navidad, un especial de COPE que reúne historias reales contadas desde distintos puntos de nuestro país. En el audio completo puedes escuchar relatos de pueblos y ciudades, de personas que mantienen vivas las tradiciones y de quienes acompañan, cuidan y están presentes cuando más se necesita, especialmente en Navidad. Una propuesta sonora pensada para escuchar en cualquier momento y para descubrir las distintas formas de vivir la Navidad en España. ESCUCHA AQUÍ EL ESPECIAL COMPLETO