En Aragón hay más de 50 pueblos donde no viven niños menores de 15 años. Se trata de una realidad que afecta especialmente a Teruel, provincia que concentra más de la mitad de esos municipios y donde un tercio de ellos tiene 100 habitantes o menos. Uno de estos lugares es Lidón, una localidad de 54 vecinos donde más de la mitad de la población supera los 65 años y que ha visto cómo su censo se reducía a un 20 % de lo que fue en 1930, cuando contaba con 384 almas. La vida en Lidón cambia radicalmente entre la rutina y los periodos vacacionales. Mientras el día a día es "evidentemente muy tranquilo", en palabras de su alcalde, durante los fines de semana, puentes y, sobre todo, en verano, el pueblo recupera su vitalidad. "En verano, para las siestas, la semana cultural, volvemos otra vez a ser algo más de 300", explica el edil. Esa tranquilidad cotidiana fomenta un vínculo muy estrecho entre los residentes: "Nos conocemos todos, sabemos todos lo que nos pasa a cada uno, bueno, somos como una pequeña familia, evidentemente". En los pueblos pequeños, cada servicio es un tesoro, y la hostelería se convierte en un auténtico salvavidas. Los multiservicios rurales, una iniciativa nacida en Teruel y de la que ya existen 114 en la provincia, son el mejor ejemplo. En Lidón, el bar no es solo un bar; es también la tienda, la despensa y, fundamentalmente, el punto de encuentro donde los vecinos socializan. El alcalde subraya el papel crucial del bar para la cohesión social. "Yo siempre digo que mejora hasta la convivencia del pueblo, porque si con alguien no te llevas bien, bueno, pues poco a poco te vas juntando en el bar, acabas diciendo buenos días o buenas tardes", afirma. Además, este espacio se ha erigido como el guardián del patrimonio inmaterial, "el sitio donde se cuentan las historias, donde se transmiten las vivencias de los mayores, cómo se vivían en su momento las tradiciones". Cuando llega la Navidad, Lidón ofrece una estampa única. Las heladas pintan de blanco sus tejados y el humo de las chimeneas saluda a los escasos vehículos. Aquí no hay grandes avenidas iluminadas, sino algo que solo se conserva en estos lugares: tiempo y silencio. El Ayuntamiento, con sus limitaciones económicas, decora con algún pequeño detalle, ilumina ciertos puntos y monta un pequeño belén en la iglesia. Durante estos días, el pueblo recibe a la gente que vuelve a casa para pasar las fiestas en familia, repartiendo el tiempo entre el hogar y el bar. El momento culminante llega en Nochevieja, cuando se organiza un encuentro multitudinario. "En un pequeño salón que tenemos de invierno con calefacción, porque las temperaturas obligan a ello, nos juntamos entre 120 y 130 personas para celebrar el comienzo de año, y además es una cena que se hace entre todos", detalla el alcalde. La luz de la Navidad en Lidón no está en los escaparates, sino en la gente que se queda, en los que vuelven y en las tradiciones que se resisten a morir. Es la prueba de que un lugar sigue vivo mientras haya alguien dispuesto a encender una luz, y en este rincón de Teruel, esa llama sigue encendida. Esta historia forma parte de Historias de Navidad, un especial de COPE que reúne historias reales contadas desde distintos puntos de nuestro país. En el audio completo puedes escuchar relatos de pueblos y ciudades, de personas que mantienen vivas las tradiciones y de quienes acompañan, cuidan y están presentes cuando más se necesita, especialmente en Navidad. Una propuesta sonora pensada para escuchar en cualquier momento y para descubrir las distintas formas de vivir la Navidad en España. ESCUCHA AQUÍ EL ESPECIAL COMPLETO