Esta historia forma parte de Historias de Navidad, un especial de COPE que reúne historias reales contadas desde distintos puntos de nuestro país. En el audio completo puedes escuchar relatos de pueblos y ciudades, de personas que mantienen vivas las tradiciones y de quienes acompañan, cuidan y están presentes cuando más se necesita, especialmente en Navidad. Una propuesta sonora pensada para escuchar en cualquier momento y para descubrir las distintas formas de vivir la Navidad en España. Para Miriam Cruces, estas navidades tienen un brillo especial, muy diferente a la incertidumbre que vivió el año pasado mientras esperaba un trasplante doble de pulmón. Hoy, casi ocho meses después de la operación que le cambió la vida, celebra cada momento con una gratitud renovada y la ilusión de quien ha vuelto a nacer. Las navidades pasadas estuvieron marcadas por una mezcla de emociones contradictorias. Miriam confiesa que mantenía un espíritu alegre por sus dos hijas, poniendo villancicos y brindando con vecinos, pero en el fondo todo era "la máscara que yo tenía también para disfrazar la situación". Dentro de ella, una voz le recordaba que podrían ser sus últimas navidades. La espera del trasplante fue un tiempo de nervios y calma a la vez, con la ilusión de volver a ser la madre que era siete años atrás. Sin embargo, su cuerpo no respondía. "Ponía los villancicos y claro, mi cuerpo es que no respondía a bailar ni 10 segundos. Me ahogaba solo con tocar la pandereta", recuerda sobre su delicado estado físico. El origen de todo fue un diagnóstico de fibrosis pulmonar con neumonitis crónica por hipersensibilidad, una enfermedad que ella desconocía y que califica de "terminal y muy grave". Sin otra solución posible, el trasplante bipulmonar se convirtió en su única esperanza de vida, a pesar de ser una operación de enorme riesgo. El camino de la recuperación "está siendo largo y lento", pero cada pequeño logro es una celebración. Simples acciones como mantener esta conversación eran imposibles antes del trasplante. "Me han regalado 2 pulmones, pero es como que también me han regalado 2 ojos, porque todo lo veo muy diferente. Así que soy otra", afirma con rotundidad. Miriam también habla de un sentimiento de "culpa" que es inevitable entre los trasplantados, al pensar que su vida depende de la pérdida de otra. Sin embargo, lo ha transformado en gratitud hacia la generosidad de su donante, a quien le reza todas las noches. "Ha vuelto una fe en mí", confiesa. Su cambio físico ha sido radical. Actos tan básicos como ducharse, reír o llorar le provocaban ahogos. Ahora, en cambio, reír o llorar se ha convertido en una magia para mí y asegura que "ahora solo con hacer una inspiración profunda, hay veces que te prometo que lloro". Consciente de su segunda oportunidad, Miriam siente la necesidad de ayudar a otros. A través de una página que creó en Instagram, comparte su experiencia para apoyar a personas que están en la misma situación que ella vivió. "Me estoy dando cuenta que estoy ayudando a esas personas que se sienten exactamente igual que estaba yo hace solo 8 meses", explica. Miriam no tiene grandes planes para el futuro, su mayor deseo es disfrutar de las pequeñas cosas, ver crecer a sus hijas y volver a ser la madre que era. "Yo con estar con los míos, con los que de verdad se merecen mi tiempo y respirar, eso es suficiente", concluye, con la esperanza de que su testimonio anime a más personas a hacerse donantes de órganos. ESCUCHA AQUÍ EL ESPECIAL COMPLETO