De la alegría al enfado. De la euforia al malestar. De los abrazos al reproche y con vistas incluso a enfrentarse hasta en los tribunales. Y todo en apenas cinco días. Es lo que se vive en Villamanín , una localidad de la Montaña Central Leonesa de algo más de 700 habitantes que si el lunes se ponía en el mapa por haberse llevado un buen 'pellizco' de 35,6 millones de euros del Gordo en el sorteo extraordinario de Navidad, este viernes lo hacía porque la Comisión de Fiestas de la localidad que había repartido la suerte había detectado que 50 papeletas no tenían el décimo oficial del 79432 asociado para reclamar el premio . Vamos, que al parecer se vendieron más boletos que los finalmente consignados en sus 89 décimos. A la venta por 5 euros, pero con 4 en juego, a cada agraciado le corresponderían -antes de pasar por Hacienda- 80.000 euros de los 400.000 de cada décimo . Pero con ese medio centenar de papeletas que no tienen tras de sí el resguardo oficial del décimo faltan nada más y nada menos que cuatro millones de euros para el reparto. Al parecer todo se debe a que no se devolvió un taco de boletos a la administración de La Pola de Gordón en la que los habían adquirido. Un cuantía más que importante que llevaba a celebrar una reunión para ver cómo sacaban la millonada para remunerar a todos los supuestos premiados. Y teniendo claro que lo que falta no saldrá de las arcas de Loterías y Apuestas del Estado, y ahí opiniones para todos los gustos: desde renunciar a parte, a no estar dispuestos a ceder ni un céntimo de lo que consideran suyos o dejar parte sin cobrar si los integrantes de la organización que los vendió no se llevan ni un euro. «El que tiene que subsanar los errores es quien los comete y después les ayudamos , pero quieren el collar y el perro. Que ponga la Comisión el dinero y los demás les apoyamos», comentaba a Ical una de las asistentes, visiblemente enfadada. «Sí saben lo que hacían», agregaba, convencida de «se ríen de nosotros en la cara». «Nos obligan a pensar que hacen trampas , porque si yo tengo algo legal, digo yo que habría hablado claro desde el principio», se escuchaba a las puertas del local, donde se oía hablar «de tongo» y también quien exculpaba del error a la comisión. «Ha hecho mucho por el pueblo de manera desinteresada», valoraba en declaraciones recogidas por Ical Inmaculada, quien destacaba que Villamanín «nunca había tenido unas fiestas como hasta ahora». De ahí que fuese de las partidarias de renunciar parte de su Gordo: «No a va ser más o menos feliz por ceder parte de su premio». La convocatoria lanzada por la Comisión para una reunión en la tarde de este viernes en la que abordar el «procedimiento de identificación, verificación y cobro del premio» ya apuntaba a que podía haber dudas. Algo que podría ser normal al tratarse de papeletas en las que lo pagado es mayor de lo jugado. Pero ya al leer con detalle que buscaban explicar «una situación sobrevenida» y resaltaban «la importancia» de los asuntos a tratar, «la necesidad de contar con el apoyo y la comprensión de todos», las sospechas de que pasaba algo iban en aumento. Que la cita se preveía tensa ya se daba por supuesto, al pedir que para entrar debían facilitar el número de papeleta. Hasta se solicitaba la presencia de la Guardia Civil. Varias patrullas y hasta unidades de la Usecic se desplegaban por las tensas calles de Villamanín. Y un abogado asistía a al reunión. Entre dudas sobre la falta de transparencia, confianza en que no ha sido de forma intencionada, voluntad por parte de algunos en aplicarse una resta de unos 4.800 euros por boleto , la reunión ya estaba tensa antes de arrancar pasadas las seis de la tarde, con cerca de 300 personas abarrotando la entrada del Hogar del Pensionista, con la Benemérita presente. Pero ya había quien de quedarse con menos nada de nada y apuntaba a que lo que iba para fiesta -tenían prevista una para este sábado- termine en los juzgados. Tres horas después de comenzar, la reunión seguían sin haberse alcanzado un acuerdo. Fue allá por el mes de agosto, coincidiendo con las fiestas grandes del pueblo, cuando comenzaron a vender las papeletas del 79432. «No es un número al que estemos abonados. El lotero nos da cada año el que quiere», comentaba el mismo día 22, conocedores del premio, Belén Plaza de la Comisión. Ese número que las llevó a explotar de alegría y que por las caras que se veían este viernes ha tornado en más que preocupación. «Dan ganas de llorar de alegría », confesaban entonces. Esta vez, parece que lo que afloran con lágrimas, pero no de felicidad. Con la venta desde esos días en los que hay más gente en la localidad y durante casi cuatro meses, lo cierto es que la suerte ha estado «muy repartida», sobre todo entre gente de Villamanín, familiares, amigos... que ahora se enfrentan por un premio.