El mes de diciembre alumbra un nuevo lugar en el que el clasicismo de una taberna da un paso más con aportaciones gastronómicas actuales. La Taberna de Trasmallo acaba de abrir en el número 23 de la calle Doctor Fleming y es hija de su tiempo, el siglo XXI, en todos los sentidos comenzando por la concepción de los espacios, la decoración, la vajilla, los productos y la variedad de vinos generosos de Montilla-Moriles y el vermut. La tradición, cuidada, se entreteje con la evolución que le da el estilo de pertenecer al Grupo Trasmallo , que lideran Óscar y Alberto Ceular . Ellos son los propietarios también de Bodegas Trasmallo , Marengo Braserie, junto con el cátering para eventos y la caseta de Feria. En su nueva taberna despliegan muchas propuestas entre las que resalta el atún rojo en muchas variantes y coexiste con varios tipos de gildas, albóndigas de vaca vieja madurada y guisos como los garbanzos con langostinos y el rabo de toro cordobés tradicional con sus papas. Alberto Ceular, chef ejecutivo del grupo, apunta que «es una taberna actual, una taberna de toda la vida llevada al año en el que estamos en decoración y en platos de toda la vida con el toque personal que nos caracteriza». ¿En qué se ve ese acento propio? La albóndiga es de vaca madurada y el atún rojo con tomate hace un guiño a la carne con tomate frecuente en esta clase de establecimientos donde conversar mientras se disfruta de la excelente comida y los buenos vinos. El primer espacio, el de entrada, consta de mesas altas y en él se pueden degustar algunos platos de la carta en formato tapa, mientras que en la planta baja, la de la bodega, se disponen las mesas bajas pensadas para comidas un poco más formales con las raciones. Desde el comienzo de su andadura el 4 de diciembre percibe que entre lo que más gusta se sitúan el pincho de tortilla melosa de patatas trufada, el mollete de cerdo ibérico con mayonesa de manteca colorada, la pavía de bacalao con mayonesa de lima, la tosta de atún rojo con mayonesa de soja y las alcachofas con caldo ibérico y yema curada. Las gildas son de tres tipos: de anchoas y boquerón en vinagre, de gordal y queso manchego, y de atún rojo. Los amantes de lo clásico tienen a su alcance el salmorejo cordobés con huevo y jamón ibérico; el flamenquín ibérico con mayo de pimientos verdes fritos; la mazamorra de almendra, anguila ahumada y crema de membrillo; las bravas de La Taberna; y las croquetas cremosas de puchero. Entre los principales, alubias con su compango, abanico ibérico de bellota y lomo bajo de rubia gallega madurada. Como mandan los cánones en una taberna los vinos son tan protagonistas como la comida: la carta de vinos está muy estudiada y trabajada para estar abierta a los vinos generosos de Montilla-Moriles, los blancos y diferentes tipos de vermut, tintos de Córdoba, y de otras provincias de España y Francia. «Hemos ido a bodegas a probarlos para cuidar al máximo todo lo que es una taberna», apunta Alberto Ceular. Añadiendo tintos, rosados y espumosos alcanza un total de 60 referencias en este campo. Quienes no pueden terminar el almuerzo o la cena sin antes tomarse el postre pueden elegir la torrija en pan brioche con crema inglesa y toffee, y el tocino de cielo muy cremoso con un yogur natural de oveja calaveruela. Otras alternativas son la tarta de queso y la tarta de chocolate. La cocina de La Taberna de Trasmallo los viernes y sábados tiene un horario ininterrumpido hasta la noche y de 17.00 a 19.30 horas de la carta se sirven los platos fríos (con el queso viejo, las gildas, las papas aliñadas con melva y la ensaladilla rusa con piparras). El horario de apertura es de miércoles a domingo. Cierra el domingo por la noche, lunes y martes.