Los colibríes suelen asociarse con delicadeza, colores iridiscentes y una sorprendente habilidad para libar néctar en pleno vuelo. Sin embargo, una investigación reciente ha revelado una faceta mucho más agresiva —y fascinante— de una de estas especies: el colibrí ermitaño verde. En los machos, su pico no es solo una herramienta para alimentarse, sino un arma diseñada evolutivamente para el combate.