El 28 de noviembre, justo hace un mes, una nota de la Consejería de Agricultura de la Generalitat de Cataluña informaba del hallazgo de dos jabalíes muertos en la sierra de Collserola infectados de peste porcina africana (PPA) . Se hacía presente la peor pesadilla para un sector con un enorme peso en la ganadería española, particularmente en la catalana, y que veía como el fantasma de la PPA volvía a nuestro país después del último caso detectado, en noviembre de 1994. El pánico en el sector no era infundado con respecto a una enfermedad que si bien no es contagiosa ni afecta a los humanos, no zoonótica, es devastadora desde el punto de viste económico: altamente transmisible , acaba con una granja entera en cuestión de días, unos efectos letales que tienen su correlación inmediata en el cierre de fronteras y el veto, total o parcial, a las exportaciones. Un mes después de declararse el brote, tanto la Consejería como el Ministerio de Agricultura se muestran moderadamente optimistas ante la constatación de que ninguno de los jabalíes hallados que han dado positivo -27 hasta el momento- estaba fuera del perímetro de contención de seis kilómetros. «Vamos bien», se apunta desde el Govern. ¿Puede darse por contenido el brote? A efectos de los mercados importadores, un país no puede declararse de libre de PPA hasta transcurrido un año del último positivo. Otra cosa es el control sobre el terreno. Las autoridades se muestran razonablemente satisfechas por el hecho de que el brote sigue perimetrado dentro del primer radio de seis kilómetros, a su vez dentro de otro más amplio de 20 kilómetros de vigilancia. El principal temor, que el brote alcanzase alguna de las 57 granjas de porcino ubicadas en la zona, parece ahora conjurado. ¿Contención o táctica Kaláshnikov? Ante la impaciencia de algunas voces que venían a reclamar entrar en la zona fusil en mano y acabar con todos los jabalíes, la Generalitat, atendiendo lo establecido en un Plan de Contingencia que justo se había actualizado semanas antes, adoptó la táctica de la contención. Es decir, acotar la zona y dejar que la infección acabe por ella misma con los jabalíes. Como explicaba un experto de la CE en un encuentro con la prensa, países como Rumanía o Polonia sucumbieron a la presión y ordenaron batidas masivas del Ejército. Erraron en lo que coloquialmente los expertos llamaron como ' tactica Kaláshnikov ' y la PPA se expandió. En cambio, en Bélgica, Suecia o la República Checa se optó por la prudencia y erradicaron los brotes con contención y paciencia. «Es mejor no hacer nada que cometer errores», se resume en la CE. «Deberán capturarse los jabalíes que queden vivos en la zona con métodos que eviten su dispersión. Las batidas no son aplicables», se precisa en el Plan de Contingencia. «Esto es una carrera de fondo», se añade desde la Generalitat. ¿Actuar rápido y de forma másiva? La táctica de la contención implica eso sí un gran despliegue de efectivos sobre el terreno. «Había que actuar rápido y de forma masiva», se resume desde la Generalitat, algo que llevó, con el posterior disgusto del independentismo, a no demorar más allá de una hora la petición de ayuda de la Unidad Militar de Emergencias (UME), que junto al Seprona de la Guardia Civil se integró en un dispositivo de cientos de agentes liderado por los Agentes Forestales de la Generalitat. Vallado del perímetro, cierre de pasos de fauna bajo carreteras, repelentes químicos y capturas con jaulas han sido las principales armas con las que se ha evitado que los animales infectados saliesen de la zona de contención, por ahora de manera exitosa. Incremento de los protocolos de bioseguridad en las granjas, la prohibición de acceso total a la zona infectada y el veto inicial a las actividades en las áreas forestales y de ocio vecinas -Sant Llorenç del Munt i l'Obac, Serralada de Marina, Parque Fluvial del Besòs, Serralada Litoral y Sant Miquel del Fai- han sido alguna de las medidas de un plan que ya de inicio fue «de máximos» ¿Exceso de jabalíes? La pregunta que queda en el aire es si se podría haber hecho algo antes. La respuesta es sí. La proliferación de jabalíes, un problema común en numerosas zonas de España, es especialmente grave en Cataluña y ya se señalaba en documentos oficiales como un factor de riesgo que favorece la propagación de la PPA, tal y como demuestra también la experiencia europea. Es por ello que la Generalitat ha anunciado su propósito de reducir a la mitad la población de 125.000 jabalíes que hay en Cataluña. El origen del brote: ¿fuga de laboratorio o 'bocata'? Es ahora mismo la principal incógnita por despejar. La primera hipótesis que se puso sobre la mesa es la que se popularizó como «teoría del bocata», no por ocurrencia o frivolidad sino porque en los brotes anteriores -el que asoló España desde los años 50 hasta los 90, por ejemplo- un alimento contaminado ha sido el origen más común. El hecho de que los dos primeros jabalíes estuviesen a unos cien metros de un laboratorio que experimenta con PPA no fue considerado hasta que un análisis genético señaló una fuga como causa posible . ¿Por qué razón? La cepa de Collserola es muy parecida a la conocida como cepa Georgia 2007, que es la que se usa de forma habitual en experimentación en laboratorios como el IRTA-CReSA de la Generalitat. El juzgado de instrucción 2 de Cerdanyola del Vallés ordenó el registro de las instalaciones mientras dos informes -el de expertos de la CE y el de los auditores externos- no han visto anomalías en el centro. ¿Centro de investigación cuestionados? Determinar si el origen es el citado laboratorio no será posible hasta que se complete la secuenciación genómica de todas las muestras del citado centro y se comparen con la de los jabalíes infectados, dos informes en paralelo que la Generalitat ha prometido hacer públicos en cuanto se disponga de ellos. A efectos prácticos no cambiará la manera en la que se está gestionando la crisis -una gestión avalada por los veterinarios expertos mandados sobre el terreno por la CE- pero sí que supondría un gravísimo revés a la muy pregonada excelencia de los centros científicos catalanes. ¿Un brote evitable? Desde que en 2007 y a través del Cáucaso la PPA alcanzase Rusia, la experiencia europea demuestra que la contención de los brotes es una tarea muy complicada pero no imposible. El mapa europeo de la PPA a noviembre de 2025 muestra una gran presencia de focos en los países bálticos, Polonia, Bulgaria, Rumania o Italia, país este último que tuvo éxito en erradicar el foco del área metropolitana de Roma pero es impotente ante la proliferación de PPA en jabalíes en el norte. Avanzando del este al oeste, hay brotes declarados también en Alemania. Los expertos señalan que tarde o temprano la PPA hubiese llegado a España: la sorpresa es que llegase con tanta prontitud, lo que se explica por la llegada de alimento contaminado, la fuga de laboratorio -las dos hipótesis principales- o incluso de una contaminación premeditada. El sector cruza los dedos, y mientras las granjas aumentan las medidas de bioseguridad y el sector baja precios para dar salida al 'stock' acumulado, en Collserola, un mes después de declararse el brote, no se baja la guardia.