"El libro que leí en mi embarazo": el emocionante amigo invisible literario que une a Zaragoza

La Navidad en Zaragoza trae de vuelta una de sus tradiciones más emotivas. Por noveno año, la iniciativa Libros que importan ha instalado su caseta en la Plaza del Pilar para celebrar un amigo invisible literario a gran escala. La propuesta, impulsada por el colectivo Atrapavientos, invita a los ciudadanos a intercambiar un libro que haya sido especial en sus vidas, creando una conexión única a través de la literatura y las historias personales que se esconden detrás de cada ejemplar. El proyecto fue reconocido con el Premio Nacional de Fomento a la Lectura en 2022. El funcionamiento es sencillo pero poderoso. Cualquier persona puede participar escogiendo un libro que le haya marcado, escribiendo en él una dedicatoria personal y anónima, y envolviéndolo para regalo. Tras un registro online en la web del proyecto, el participante se acerca a la caseta de la Plaza del Pilar, donde entrega su libro y, a cambio, recibe al azar el libro importante de otra persona. Como explica Jorge Gonzalvo, coordinador de Atrapavientos, en el programa Herrera en COPE Más Zaragoza, el objetivo es crear una red de afecto a través de las páginas. Pese al frío de estos días, el ambiente en el punto de intercambio es de una gran calidez humana. "La mañana está siendo fría, lluviosa, pero el calorcito humano de una iniciativa como Libros que importan lo suple todo", ha afirmado Gonzalvo. La caseta, ubicada frente a la entrada principal de la basílica, estará abierta todos los días hasta el próximo 30 de diciembre a las 21:30 horas, esperando a todos aquellos que deseen compartir una parte de su historia lectora. La clave de la iniciativa reside en las dedicatorias, el espacio donde los participantes explican por qué ese libro ha sido fundamental en sus vidas. Estas notas manuscritas son tan importantes que la organización premia cada año a la más especial. Jorge Gonzalvo ha compartido algunos ejemplos conmovedores que demuestran la profundidad de las historias compartidas, como la de un libro que acompañó a una madre primeriza: "este libro me importa porque fue el libro que leí durante mi primer embarazo". Otras dedicatorias emocionantes recordadas por el coordinador incluyen la de un joven que se mudaba a Zaragoza para empezar la universidad y encontró consuelo en un libro durante la mudanza. Quizás una de las más impactantes es la del ejemplar que "una mujer de Zaragoza leyó con sus ojos por última vez porque se quedó básicamente ciega en edad adulta". Son estos relatos personales los que transforman un simple intercambio en una experiencia de profunda conexión humana. Aunque Libros que importan se ha celebrado ya en más de 21 ciudades de cuatro países como México, Suecia o Países Bajos, sus organizadores presumen de su origen. "Vamos por ahí presumiendo de ser de Zaragoza y que en Zaragoza todos los años celebremos esta iniciativa en la Plaza del Pilar", ha señalado Gonzalvo. La iniciativa no solo atrae a los zaragozanos, sino también a muchos visitantes que, al descubrirla, no dudan en participar. El perfil del participante es variado, aunque con una mayoría femenina de en torno al 60-70%, una tendencia habitual en eventos literarios. Sin embargo, no hay una edad definida, ya que "participa toda la familia, desde los más peques de la casa hasta los abueletes", ha comentado Gonzalvo. Incluso se ha convertido en una tradición para familias enteras, como una que viaja cada año desde su pueblo en dos coches con 15 personas para intercambiar sus libros. Cada año se repiten clásicos como El Principito o Cien años de soledad, conformando un mapa literario de las lecturas más queridas de la ciudad.