De monacal a ermitaño de ermita con la puerta abierta

De monacal a ermitaño de ermita con la puerta abierta

Abrí un taller de libros y me resisto al stand by por motivos obvios. Que dicho sea de paso no me gusta esa palabra, ni usar anglicismos, pero mira tú, uno se siente conquistado aunque no quiera. Son cosas que se salen de tu control. Y un día ves cómo plantan una bandera extraña sobre tu ojo. Y así, conquistado, utilizas expresiones que, virgen, nunca hubieras utilizado. Esa es la presión de todo lo que nos viene de fuera. Pero yo que me regodeo en mi cueva, perdón, pero a mí que me encanta mi cueva, me parece muy interesante las aportaciones de quienes van y vienen, añadiendo un toque de originalidad a “lo nuestro”, color incluso, que somos muy de blanco y negro, aunque en fiestas vayamos de blanco y rojo. Con lo que quiero decir que nunca me opondré al intercambio intercultural. Simplemente digo que con obviamente y con stand by, no quiero bajar la guardia ya que en la vida nada me parece tan obvio que deba llevar ese nombre y tampoco me parece que stand by refleje exactamente lo que quiero decir. Que tiene que ver con un tiempo de reflexión profunda para seguir botando barcos (libros) que crucen los siete mares y den la vuelta al mundo. Y así os lo cuento, preparando la gran carrera, ahora que mi rodilla no quiere, así de optimista soy, un lujo para remontar cualquier ¡no! que la vida nos da...

Tío, ¿qué te parece si vamos al monte?

Tío, ¿qué te parece si vamos al monte?

Kaixo, tío. ¿Qué tal estás? Espero que bien. ¿Te acuerdas de cuando nos llevabas a algunos sobrinos de excursión al monte San Cristóbal? Yo siempre le llamaba así. ¡Qué bien lo pasábamos! ¡Qué ricos bocadillos nos comíamos! Tío Ángel, me acuerdo una vez que en el fuerte había soldados. ¡Anda que no ha llovido! También recuerdo cuando estabas de camarero en el Baserri, en la calle San Nicolás. Ahí solíamos ir a tomar algo cuando salíamos de trabajar en Correos. Nos servías con elegancia y calidad. Y qué te voy a contar de las comidas que espero seguir haciendo de la familia Barón. ¡Una gozada juntarnos! En fin tío, si le ves al papá por ahí arriba dale un abrazo muy fuerte y también a los demás tíos y tías. Y no te preocupes, que ya te avisaremos cuando vayamos a comer, pero primero tomaremos un pote en el Baserri. ¡Ah! Se me olvidaba. Si estás con la Mari Paz dale un beso muy grande y dile que no deje de tocar el bombo, que seguro que lo escucharemos. Agur, tío! Besarkada haundi bat