Gestión de Álvarez-Buylla en Conacyt dejó más de 400 mdp en irregularidades, revelan auditorías

Gestión de Álvarez-Buylla en Conacyt dejó más de 400 mdp en irregularidades, revelan auditorías

La administración de María Elena Álvarez-Buylla en el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) dejó más de 400 millones de pesos en malos manejos que no han sido esclarecidos hasta la fecha.Veinte años de auditoríasEs una situación inédita para dicho organismo que, en los 20 años de auditorías previos a ese periodo, no había registrado semejante monto de irregularidades.MILENIO dio a conocer la semana pasada que la Auditoría Superior de la Federación (ASF) ya interpuso una primera denuncia ante la Fiscalía General de la República (FGR) por recursos que se consideraron presuntamente desviados en 2021, pero el monto de dinero posiblemente malversado es mayor por lo que las investigaciones continúan.Datos oficiales actualizados de la ASF indican que en el periodo de las cuentas públicas 2019 a 2023, que corresponden a la gestión de Álvarez-Buylla, el Conacyt (a partir de 2023 Conahcyt) registra malos manejos que habrían dejado un daño al erario de 410 millones 630 mil pesos.Para poner en proporción este monto, de 2000 a 2018 el mismo organismo tiene hasta la fecha 40 millones de pesos no aclarados.Es decir, durante tres administraciones federales distintas el monto de recursos posiblemente desviados es diez veces menor al del periodo de Álvarez-Buylla.Los registros de la auditoría indican que en el periodo de la ex directora del Conacyt se identificaron 27 casos distintos de posible malversación de recursos que dieron paso al referido quebranto patrimonial observado por los auditores.El año más problemático, según muestra los registros, es 2021 donde se identificaron doce hechos distintos de manejos irregulares, el presupuesto que dieron paso al posible desvío o desaparición de más de 220 millones de pesos.Como los propios registros de la ASFlo explican, estos montos corresponden a recursos públicos cuyo destino legal debe ser aclarado o en su caso, se tendría que reponer el dinero a las arcas públicas.De lo contrario, no sólo se procedería administrativamente en contra de los funcionarios responsables, sino se presentarán las denuncias ante la FGR para que se indaguen los delitos en que habrían incurrido los funcionarios de la gestión de Álvarez-Buylla, como ya ocurrió en un primer caso.Pagos indebidos, sobreprecios, servicios inexistentesEn sus informes de resultados, la ASF explica que se determinó practicar auditorías de tipo forense a partir de 2019 al uso de recursos en el Conacyt, luego de sospechas fundadas sobre posibles condutas irregulares o manejos inapropiados de los recursos.En ese año se determinó revisar el total del presupuesto asignado al organismo, dando como resultado la identificación de múltiples anomalías.Por ejemplo, en contrataciones como el de un servicio de comedor institucional, se identificaron sobreprecios, licitaciones poco competitivas y falta de documentación que acredite el cumplimiento del contrato por parte del proveedor.Entre los pagos no justificados o indebidos se identificaron transferencias a:137 investigadores sin convenio formalPagos a 57 ayudantes que aparecían en dos programas simultáneamentePagos a beneficiarios de investigadores fallecidos no registrados en el padrónMontos superiores a los límites fijados por la normativa para becas y estímulosTambién hubo transferencias de recursos de ejercicios anteriores sin justificación normativa, así como pagos realizados con presupuesto de un año diferente al correspondiente.“Las observaciones están fundamentadas en incumplimientos a la Constitución, leyes de presupuesto y responsabilidad hacendaria, contabilidad gubernamental, adquisiciones y servicio público, así como al propio reglamento del Sistema Nacional de Investigadores y lineamientos internos de Conacyt”, indica el reporte.Y también en el ConahcytEn 2023 y a propuesta de María Elena Álvarez-Buylla el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) se transformó en el Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (Conahcyt).La modificación, según se dijo, era darle a este organismo una visión del conocimiento mucho más integral, agrupando no sólo lo técnico sino también las humanidades.Lo que no cambió fue la identificación de irregularidades,pues ese año se practicaron dos auditorías que arrojaron poco más de 70 millones de pesos en potenciales malversaciones de recursos.Uno de esos casos correspondió a la auditoría practicada al programa de Becas Nacionales de Posgrado y Apoyos a la Calidad en el que las principales irregularidades se concentraron en:Pagos indebidosFalta de comprobación de recursosDeficiencias en la supervisiónActualización de los padrones de beneficiariosLo anterior sucedió a pesar de la existencia de normatividad y sistemas informáticos para la administración de becas.La auditoría señaló que varias contrataciones no siguieron los lineamientos de mercado establecidos ni documentaron adecuadamente la investigación de proveedores.Se encontró falta de competencia real en la licitación de servicios y ausencia de verificación de experiencia de los proveedores seleccionados.En la revisión de expedientes se hallaron documentos ausentes o inconsistentes sobre el cumplimiento de requisitos, tanto en la elegibilidad como en la comprobación del uso correcto de los apoyos otorgados.Esto incluye falta de constancias, registros incompletos en sistemas y deficiente integración documental.“A pesar de detectar los pagos indebidos, la entidad auditada no acreditó mecanismos claros para recuperar los recursos pagados en exceso ni sancionó a los responsables en los casos revisados”, indica el informe de resultados.KL

Estación científica cerca del Polo Norte, testigo del calentamiento global

Estación científica cerca del Polo Norte, testigo del calentamiento global

Los bosques submarinos de algas crecen en aguas antes congeladas y sustituyen a otras especies autóctonas. Los renos, aislados de las rutas tradicionales de alimentación por la desaparición del hielo marino, ahora pastan algas marinas cuando no pueden alcanzar las hierbas y líquenes del interior.Por su parte, lososos polares, privados de las plataformas de hielo que antes utilizaban para cazar focas, se han vuelto hacia el interior, donde asaltan nidos de aves, cazan renos y, cada vez más, chocan con los humanos.Científicos trabajan armadosLos científicos observan en tiempo real esta conmoción ecológica desde una estación de investigación internacional en Svalbard, un grupo de islas cerca del Polo Norte. Esto hace que su trabajo sea más peligroso.Los científicos deben llevar rifles. Un nuevo folleto advierte que si alguien se encuentra cara a cara con un oso polar, “Mantenga la calma. No corra”. Si embiste: “Prepárese para utilizar cualquier método disuasorio posible (palas, bastones de esquí, piedras, bloques de hielo, agua en un termo, etc)”.Svalbard está controlada por Noruega, pero se rige por un tratado internacional que permite a los extranjeros vivir y trabajar. En la estación internacional de investigación de Ny-Alesund, el asentamiento humano más septentrional del mundo, científicos examinados y aprobados por las autoridades noruegas estudian todos los niveles del ecosistema ártico.A medida que la región continúa calentándose, impulsada por la quema de combustibles fósiles, todas las consecuencias de esta rápida transformación aún están en desarrollo, y no está claro si las plantas y los animales podrán adaptarse.“La cuestión es si podrán encontrar una estrategia ganadora que les permita sobrevivir ante estos cambios”, dijo Gil Bohrer, ingeniero medioambiental de la Universidad Estatal de Ohio, quien ayudó a crear un archivo de datos procedentes de sensores que rastrean los movimientos de los animales por el Ártico para comprender cómo responde la fauna al rápido cambio medioambiental.​Hielo que desapareceEn una mañana fría y soleada de esta primavera, dos científicos —uno alemán y el otro de origen ruso— cargaron su equipo en una pequeña embarcación: taladros, kits de pruebas de nieve, más de nueve kilos de trajes protectores y, por supuesto, dos rifles y dos pistolas de bengalas.“Siempre estamos atentos a los osos polares —comentó Sebastian Gerland, mientras se vestía con varias capas de ropa—. Saben nadar y sumergirse”.Desde hace casi 29 años, Gerland va y viene a Ny-Alesund, que fue una ciudad minera de carbón a principios del siglo XX. Tras una serie de accidentes mortales en la década de 1960, el gobierno noruego cerró las minas y la ciudad renació como centro internacional de investigación.Cada primavera, los científicos perforan el hielo marino en el mismo fiordo y extraen muestras cilíndricas para medir el espesor, la temperatura y la salinidad.Sus datos cuentan una historia clara. El hielo se forma más tarde, se derrite antes y cada año es más fino y la capa de nieve es más ligera. Lo que hace 17 años era un glaciar se ha fundido ahora en el mar. A medida que el hielo desaparece, el agua oscura del fiordo absorbe más calor, lo que contribuye al calentamiento y reduce aún más el hielo del año siguiente.Durante décadas, Gerland y otros científicos han observado cómo se desarrolla este bucle de retroalimentación, un mundo helado que se desliza hacia el retroceso. El hundimiento del hielo afecta todo, explicó el experto.Las focas no pueden cavar madrigueras de cría sin capa de nieve, lo que significa menos alimento para los osos polares y los zorros. Las comunidades indígenas de otras zonas del Ártico pierden las carreteras heladas que han utilizado para cazar y viajar durante siglos.Tras pasar una hora recogiendo muestras bajo un cielo azul brillante, los dos científicos volvieron en su barco por aguas llenas de icebergs hasta la base de investigación a tiempo para comer.El comedor parecía un comedor escolar: botas apiladas junto a la puerta (al lado de un oso polar de peluche), abrigos de nieve colgados junto al vestíbulo, científicos en una fila con bandejas en la mano, comida humeante. Acababa de llegar el carguero semanal, que traía un cargamento de toronjas, plátanos, tomates, lechugas y otros alimentos frescos en un lugar que, de otro modo, estaría aislado de los productos básicos.Había una alegre mezcla de idiomas. Los alemanes y los franceses solían sentarse juntos. Los noruegos, más numerosos, a menudo formaban su propio grupo. En otra mesa, cuatro científicos indios comían tranquilamente.India ha enviado científicos a Svalbard desde 2008 y algunos del equipo actual regresan casi todos los años. Pradeep Kumar, director del Servicio Geológico de India, estaba en su séptima visita. Mencionó una huella reciente de un oso polar avistado el día anterior, no lejos de la cantina. “Quizás nos perdimos al oso por media hora”, dijo. Había circulado un video viral de un oso polar persiguiendo a un hombre en uno de los asentamientos rusos de Svalbard. En una dramática huida, el hombre corre, salta a su moto de nieve y se aleja, justo a tiempo.Efecto dominó en la naturaleza El compañero de habitación de Kumar, Vipindas Kavumbai, microbiólogo indio, pasa los días en un laboratorio marino cerca del pequeño puerto de Ny-Alesund. Analiza las bacterias del agua de los fiordos. Las filtra, toma muestras y las congela, y luego envía su trabajo a India para secuenciar el ADN.A medida que se calientan las aguas del Ártico, disminuyen las bacterias adaptadas al frío, que son sustituidas por especies de crecimiento más rápido y mejor adaptadas al aumento de las temperaturas.“Cuando el hielo marino se derrite y llega más calor, estos organismos no pueden sobrevivir (...) Otros organismos los sustituyen”, señaló.El resultado, a nivel microscópico, es lo que los científicos llaman un “cambio de comunidad”.Justo mar adentro, los bosques submarinos de algas pardas prosperan en las nuevas aguas libres de hielo. Carlos Smerdou, ecólogo español que lleva 23 años estudiando las algas marinas del Ártico, dijo que estos bosques están “reorganizándolo todo”.Algunos de estos vastos bosques submarinos han atraído a un nuevo y sorprendente herbívoro: los renos hambrientos. Ashild Onvik Pedersen, ecóloga noruega, lo ha visto de primera mano.Es una corredora de trineos de perros de un pequeño pueblo del sur de Noruega, y divide su tiempo entre la capital de Svalbard, Longyearbyen, y Ny-Alesund, donde estudia a los renos de la costa. Durante décadas, fueron los ganadores del clima. Ahora ya no.“El hielo marino es el pegamento aquí. Ya no lo tienen. Así que están atrapados”.Antes, estos renos recorrían toda la costa de Svalbard, utilizando fiordos helados para llegar a mejores zonas de pastoreo. Ahora, al desaparecer esa ruta, están acorralados por montañas y glaciares.Pedersen viaja en motonieve por el terreno helado y sigue los movimientos de los renos, su estado corporal y sus tasas de supervivencia. Las temperaturas pueden descender hasta 20 grados Celsius bajo cero, lo que le pone las mejillas coloradas.Mientras explicaba su trabajo, un pequeño grupo de renos surgió en la distancia, trotando a lo largo de la cresta. Uno de ellos incluso se dirigió hacia ella.“Son muy curiosos”, dijo mientras miraba por los binoculares.Están encontrando nuevas fuentes de alimento. Los renos escarban en la nieve para llegar a los líquenes, una parte importante de su dieta. Pero a medida que cambia el clima en Svalbard, hay más ciclos de congelación y descongelación que dejan gruesas costras de hielo sobre el suelo nevado. Esto dificulta que los renos excaven. Acorralados y hambrientos, los renos han recurrido a las algas marinas, dijo Pedersen. Las algas son menos nutritivas para los renos que los líquenes. Ella lo llama “comida de supervivencia”.Pero la historia no es la misma en todas partes. En los valles interiores de Svalbard, las poblaciones de renos casi se han cuadruplicado, alcanzando máximos históricos en 2018. Los veranos más cálidos significan temporadas de crecimiento más largas y una vegetación más abundante, y esos rebaños están prosperando.Se ha creado lo que Pedersen denominó “tendencias poblacionales divergentes” en un ecosistema que antaño funcionaba como un todo conectado.La cacería ha tenido que evolucionar A medida que el hielo marino desaparece, los osos polares aparecen en lugares insólitos y recurren a nuevas presas.Durante siglos, dependieron casi exclusivamente de las focas, cuya gruesa grasa les permitía pasar el invierno ártico. Pero a medida que el hielo ha retrocedido, muchos de los aproximadamente 300 osos de Svalbard han optado por presas terrestres y una serie de nuevas tácticas de caza.Está la estrategia del acantilado, en la que los osos trepan desde debajo de los renos en terrenos escarpados, con lo que los hacen subir por las laderas hasta que caen. O les tienden emboscadas a los renos desde arriba, y utilizan su considerable corpulencia para descender las colinas más rápido de lo que los renos esperan.Otros persiguen a los renos hasta el agua y los atrapan al nadar más rápido que ellos.“Me ha sorprendido cómo han encontrado formas de atrapar a los renos”, compartió Jon Aars, ecólogo noruego, quien lleva más de 20 años estudiando a los osos polares.Los osos polares llegan ahora a tierra casi un mes antes que en la década de 1990, mencionó Aars. Si llegan antes de que eclosionen los huevos de las aves marinas, pueden acabar con hasta 90% de los nidos, añadió.Los encuentros con humanos también van en aumento, con más avistamientos cerca de Ny-Alesund que hace cinco o 10 años. La ciudad emplea ahora guardias armados para patrullar su perímetro. Este mes de julio, dispararon y mataron a un oso macho de cuatro años cerca del asentamiento, tras determinarse que suponía una amenaza para los humanos.Desde que se prohibió la caza del oso polar en 1973, la población de Svalbard se ha recuperado y estabilizado. Algunos, incluso, están recolonizando zonas que habían abandonado hace un siglo y Svalbard se considera uno de los mejores lugares del Ártico para avistar osos polares.Durante la temporada de caza de focas, que dura tres meses, los osos obtienen alrededor del 70% de sus necesidades energéticas anuales. Actualmente, complementan su dieta con carne de reno, huevos de ave, hierba y algas.Aars no está seguro de si estos alimentos alternativos proporcionarán suficiente nutrición en vista de que con el tiempo los osos están comiendo menos focas.Pero al otro lado del Ártico, en la bahía de Hudson, las poblaciones de osos polares se desploman. Unas temporadas más largas sin hielo los han dejado demasiado flacos, demasiado pronto, y han empujado a muchos hacia la inanición.“Creo que gran parte de lo que tenemos hoy se perderá”, dijo Aars. Aun así, cree que algunos ecosistemas sobrevivirán en algunos lugares, o darán paso a otros nuevos, con especies y comportamientos diferentes que surgirán en respuesta a un mundo más cálido.“Soy menos pesimista que otros —aseguró Aars—. "Creo que tendremos osos polares en partes del Ártico durante bastante tiempo en el futuro”.RM

Querían robar trocas y terminaron con fuentes radiactivas mortales

Querían robar trocas y terminaron con fuentes radiactivas mortales

El conductor salió en una pickup de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Autónoma de Nuevo León a comer algo, un sándwich del Subway.Se estacionó en Plaza La Joya, en el municipio de San Nicolás de los Garza, pero una serie de eventos empezaron a salir mal: la velocidad con la que preparan la comida rápida no fue la óptima y alguien de gorra roja, ante la oportunidad, se aproximó a la troca y extrajo de la cajuela, no sin esfuerzo, una caja amarilla.Todo ello se evidencia por la grabación del 1 de agosto de 2017 de una cámara de la plaza de la colonia Residencial Universidad, misma que muestra cómo el hombre inspecciona el vehículo del empleado de la UANL y roba la caja desde la cajuela abierta.Lo que parecía una simple hielera metálica, resultó ser una fuente radiactiva conocida como densímetro nuclear, un maletín de obra que las cuadrillas de construcción y obras usan, entre otras cosas, para comprobar que el asfalto esté en buenas condiciones de compactamiento.Este equipo portátil electrónico emite rayos gamma por medio de iones, mide la densidad y humedad de manera directa de suelos de hormigón o asfalto, sin necesidad de muestras en un laboratorio.En el caso de la caja robada en Nuevo León, en su interior había dos cápsulas selladas de fuentes radiactivas. Una era de Cesio-137, que funciona como una linterna muy potente de radiación y otra de Americio-241/ Berilio, que emite neutrones, bolitas invisibles que rebotan sobre todo en el agua y permiten estimar la humedad.En cuestión de horas, la Comisión Nacional de Seguridad Nuclear y Salvaguardias (CNSNS) lanzó una alerta nacional: si alguien forzaba el blindaje y extraía una cápsula, a poca distancia podía recibir en minutos una dosis capaz de causar lesiones graves.La exposición directa provoca “quemaduras” por radiación: enrojecimiento, ampollas, necrosis celular, daño ocular y, con dosis altas, afectación de médula.Los noticieros de todo el país en aquel 2017 –entre ellos este diario–, repitieron la advertencia y hablaron directo a los ladrones: regresen la caja. Hubo alertas en Nuevo León, Tamaulipas, San Luis Potosí, Zacatecas y Coahuila. El ratero de Plaza La Joya y otro compinche movilizaron al Sistema Nacional de Protección Civil.El 3 de agosto se supo quiénes eran: Eleazar Abdiel Ortiz Medellín, y Francisco Héctor Jordán Segura, detenidos por casualidad tras el reporte de una motocicleta robada. En su domicilio hallaron la caja con las fuentes riesgosas.Los ladronzuelos lloraron. Llevaban dos días viendo las alertas en televisión, admitieron el robo y pidieron revisión médica: habían abierto la caja en su casa, con la familia presente. El maletín de 10 kilos traía el trébol radiactivo en la tapa pero no les importó.Los populares: para radiografías y densímetros nuclearesA través de solicitudes de acceso a la información a la Comisión Nacional de Seguridad Nuclear y Salvaguardias (CNSNS), MILENIO pudo comprobar los informes de los robos de fuentes radiactivas en México. Estas revelan que el botín siempre fue extraído de las camionetas y, en la gran mayoría de los casos, una vez que robaron el vehículo se encontraron con maletines pesados que parecían herramientas caras, mismas que terminaron siendo potenciales fuentes mortales. Estos casos recuerdan al mayor desastre radiactivo del país, el de Cobalto-60 de Ciudad Juárez, cuando en 1983 el cabezal de una máquina médica salió de un hospital, llegó a un yonke o deshuesadero de coches, se fundió y terminó en miles de varillas que cruzaron la frontera. Este diario sistematizó todos los informes y bases de datos de la Comisión Nacional de Seguridad Nuclear y encontró que en la última década, dos años concentran la mitad de los robos de fuentes nucleares: 2017, con siete casos –entre ellos el robo del densímetro nuclear de la UANL–, y 2023, donde se suscitaron seis robos de fuentes radiactivas. Siguen 2015, 2016 y 2020, cuando se dieron dos casos; en el 2018 fueron cuatro; en 2019, 2021 y 2022 sucedieron tres y para 2024 uno solo; en 2025 no hay, hasta ahora, algún registro. Otro dato interesante es que lo que más se robaron fueron dos fuentes radiactivas: por una parte las cámaras de radiografía industrial, que se usan para radiografiar soldaduras en ductos y tanques; y la segunda son, precisamente, los densímetros nucleares, esos maletines de obra que miden, a pie de carretera, la compactación y humedad de los suelos.También se encontró que fueron robados tres contenedores blindados, dos máquinas de rayos X, un analizador de materiales y en otros cuatro casos no se especificó qué tipo de equipo fue sustraído. Las fuentes radiactivas involucradas fueron: Iridio-192, que emite rayos gamma y se usa para radiografías industriales, con 16 casos; Americio-241/Berilio de los densímetros, con siete hechos; el Cesio-137, con dos casos; el Yodo-131, para uso médico, sobre todo en casos de análisis de tiroides, con dos casos; el Radio-226, una descomposición del Uranio-238, es utilizado para destruir células cancerosas con un caso; y el Cobalto-57, en conjunto con Cesio-137 y Bario-133, un caso.En otros cuatro casos no se especificó el material radiactivo.Iban por trocas, pero hallaron radiactividadLos casos de robos de fuentes radiactivas en México parecen calcados: el 13 de abril de 2015 unos ladrones se llevaron en Tabasco una camioneta roja Chevrolet, de la empresa Garantía Radiográfica e Ingeniería.El problema fue que en su interior había una fuente de Iridio-192. Ocho días después fue recuperada, luego de una intensa movilización. Los ladrones la abandonaron en el puente peatonal de la carretera Cárdenas-Villahermosa, a la altura del kilómetro 173 en las rancherías El Plátano y Cacao 2.Un año después, en marzo de 2016, en San Juan del Río, Querétaro, la empresa Mantenimiento Industrial del Centro se comunicó de emergencia al número 066 para denunciar el robo de una pickup Chevrolet Silverado 2006, también roja.El detalle es que transportaba una fuente con Iridio-192, para radiografía industrial. Dos días después fue localizada la camioneta en el Estado de México. Lo mismo en abril de 2017. La empresa Tecnología No Destructiva denunció que el 23 de abril se habían llevado un vehículo que transportaba un equipo móvil de radiografía industrial con una fuente radiactiva de Iridio-192. En este caso, la alerta se extendió a nueve estados. No fue recuperada. Según los informes de la Comisión Nuclear, de los 33 casos, en al menos 20 había relación con el robo de un vehículo o el asalto al interior de uno de ellos. Uno de los últimos hurtos –casi siempre, involuntarios– de material radiactivo, fue en febrero de 2023, en Hermosillo, Sonora, donde se reportó el robo de una caja amarilla con material radiactivo: un densímetro nuclear Troxler sustraído de un vehículo entre las colonias San Benito y Modelo. Protección Civil pidió no tocar ni abrir el maletín y reportarlo al 911 por el riesgo de exposición. Por fortuna, finalmente fue recuperada. Del total de casos en una década, 22 fuentes radiactivas fueron recuperadas, nueve no han sido localizadas y en dos casos no se especificó cuál fue su destino final. ​​​​El peor caso, en Ciudad JuárezEstos hechos recuerdan el terrible accidente que ocurrió en diciembre de 1983, cuando una máquina de teleterapia con Cobalto-60 salió del almacén de un hospital privado de Ciudad Juárez y acabó en el yonke Fénix. Ahí la desarmaron y esparcieron las perlas radiactivas por todo el deshuesadero, mientras que otras terminaron en varillas y mesas industriales en México y Estados Unidos. Las afectaciones más claras se vieron en trabajadores chatarreros y fundidores: lesiones cutáneas, supresión de médula ósea, hemorragias; el IMSS reportó daños irreversibles, incluida esterilidad permanente. La contaminación obligó a una operación masiva: 36 mil toneladas de desechos radiactivos fueron enterradas en Samalayuca, entre ellas 2 mil 930 toneladas de varilla contaminada, mil 950 toneladas de chatarra del yonke y 860 tambos con gránulos de cobalto recuperados por la ciudad. Hubo demoliciones de viviendas y obras en varios estados.Desde entonces, las medidas para evitar ese tipo de fugas se han prodigado, pero el riesgo siempre está latente. Nunca faltan los ladrones descuidados e ignorantes del peligro radiactivo. ksh