Cap d’any d’enguany

Cap d’any d’enguany

Prest celebrarem cap d’any. Ho podem argumentar de moltes maneres. Al mode Nietzsche, dient allò de tot va i tot torna, tot mor i tot torna a florir, tot es trenca i tot es recompon, tot s’acomiada i tot torna a saludar-se. Ho podem dir al mode del llibre bíblic Cohèlet, afermant que no hi ha res nou davall el sol, allò que ha passat tornarà a passar, allò que s’ha fet tornarà a fer-se. Ho podem dir al mode del Gloria Patri repetint així com era al principi, ara i sempre i pels segles del segles amén. Els qui provenim de família foravilera podríem evocar el record de la sínia on una bístia amb cucales donava voltes i voltes a un mateix eix. De totes formes, tan realista com aquesta visió, es l’altra visió: mai res no és com era abans.

Moderación

Moderación

La crispación, en parámetros alarmantes, aumenta de forma peligrosa. Para entender y ver la necesidad de moderación, no cabe recurrir al mesotés aristotélico, ni a la ética y estética, basta pensar en clave de salud emocional. Urge una nueva ilustración. Desde mi atalaya optimista la vislumbro. Pero el sentido común y la historia me enseñan que esta no es nunca un destello, es un proceso. En algunas posibilidades o deseos que se sobrevaloran, estamos en retroceso, por ejemplo, Europa. Aquella idea de madurar como comunidad y que el viejo continente decidiera ser libre, autónomo y unido, es evidente que no solo no va a ocurrir, sino que hemos entrado en fase de descomposición. La historia europea lo constata. Siempre hemos estado en desacuerdo. La larga trayectoria de guerras es demasiado reciente para olvidarla. Estamos en declive. Observen la patética imagen de Ursula von der Leyen con el Mercosur o Rusia. Merz, Starmer y Macron buscan supremacía sin contar con la mayoría. A nivel planetario, los autócratas de las primeras potencias evidencian el regreso a la Edad Media en muchos aspectos sociales. El regreso del imperialismo, que consistía en conquistar territorios ajenos a través de guerras, ya está aquí. Todo este mapa social y político genera angustia. Es el caldo de cultivo apropiado para el regreso a las autocracias que promueven el orden y la fuerza. Se ha antagonizado el binomio de vida y libertad por el de vida y seguridad. ¿Qué se puede hacer o qué debemos hacer? Buscar espacios de confort emocional, huir de la confrontación. Solicitar moderación. En lugar de sumarnos a la vorágine del barro político permanente, solicitemos moderación. Los gobernantes lo entenderán y aunque sea por estrategia política y de conveniencia abandonarán el barro y entraremos en los brotes verdes de una nueva transición. Si los intelectuales, en lugar de amancebarse con el poder vuelven al espíritu crítico, volverán a ser el motor de movimientos claros hacia la nueva ilustración. Si las iglesias en plural entienden que por encima de la vacua liturgia y el poder está la espiritualidad, estaremos en el umbral de la revolución de valores que conducen a la estabilidad y sobre todo la justicia social, ahora moribunda. En este momento de espíritu navideño, en el que recibimos con alegría, «el vuelve a casa por Navidad», pidamos y practiquemos la moderación. Las semillas germinan. Y vendrá la cosecha del diálogo y el respeto. Hasta Florentino y Laporta, que manejan el nuevo opio del pueblo, pueden aportar si dejan la guerra tribal y regresan a la esencia del deporte. Se puede ser noble adversario y defender las creencias sin recurrir a las cruzadas. Como regalo de Navidad les pido a nuestros gobernantes, en todos los sectores, que relean el IF de Kipling y nos regalen moderación. Feliz año.

Ya viene el lobo

Ya viene el lobo

El arranque del proceso electoral en Extremadura ha dado ya unas cuantas pistas de por dónde van los tiros en España, dicho esto metafóricamente, claro. Uno, que la derechización del Partido Popular para evitar que se lo coma Vox es la estrategia de un tonto con capirote; Vox ha subido incluso con un candidato al que no conocen ni sus familiares de primer grado. Dos, la estrepitosa caída del PSOE en una comunidad en la que gobernó durante tantos años, también con un candidato que no conocía ni el conserje de la sede del partido. Tres, que la izquierda sube cuando se presenta unida, tiene un programa claro y abandona esa retórica de maestrillo de escuela. Cuatro, la alta abstención como respuesta a que la política se haya convertido en un juego de ping pong para ver quién tiene más corruptos, chorizos y acosadores en sus armarios.

El Grinch gana

El Grinch gana

En Villamanín, un pueblo pequeño de León, han protagonizado la fábula de Navidad de este año. Es el triunfo del Grinch y del señor Scrooge. Mientras la temporada marca un bombardeo de películas e historias optimistas la realidad devuelve un espejo estropeado. La historia es buena y en algún momento será merecedora de guiones y un desarrollo más detallado. Empieza con que toca un gran premio de la Lotería de Navidad en un lugar menor. Todo el mundo se conoce y ha comprado participaciones al grupo de jóvenes que forma la comisión de fiestas. El objetivo de la venta es financiar la próxima juerga del pueblo. Se asume que es algo con buena intención para montarla más tarde en verano. También se dan por hechos lazos estrechos entre todos los que han adquirido los boletos. O son primos primeros o segundos o se conocen de toda la vida. Gente que comparte un círculo estrecho desde hace muchas décadas. Ocurre que los de la comisión se lían con la venta. Falta dinero porque han vendido más boletos que décimos que los respaldaran. Un desastre. Se intuye la cara del primero que se dio cuenta del lío mayúsculo, los nervios al contárselo al segundo, el miedo compartido. Se organizó una reunión para intentar poner en común el asunto y buscar una solución. Habría gente generosa pero se impuso el lado egoísta. Los que exigían hasta su último céntimo de la participación comprada. Ellos no tienen la culpa y quieren que se cumpla con su derecho. Confusión, mal rollo, conversaciones acaloradas, corrillos enfadados. Se hace cualquiera la idea del drama. La conclusión: los jóvenes autores del error pagan su falta y renuncian a su dinero para que todo el mundo lo cobre completo. Seguramente la solución más justa, el autor del fallo la paga. Una historia contemporánea de Navidad. No es un buen final pero feliz 2026.

La llegada de unos nuevos seres

La llegada de unos nuevos seres

Jamás una generación tan preparada había visto ante sí un horizonte económico tan preocupante. En un porcentaje notablemente elevado, los jóvenes de alrededor de treinta años de hoy día temen formar una familia, les alarma tener hijos y barruntan el futuro como si fuese un monstruo de siete cabezas dispuesto a devorarlos. Y no sólo porque comprar o alquilar un techo propio sea ya tarea de titanes, ni porque la carestía de la vida está llegando a límites estratosféricos, tal y como estamos comprobando estas Navidades. Lo que electriza medulas espinales y causa mareos es la eclosión de la inteligencia artificial y su penetración en todos los ámbitos del tejido productivo.

Trump y Zelenski y el día clave para la paz en Ucrania

Trump y Zelenski y el día clave para la paz en Ucrania

Este domingo, en Florida, está previsto que se reúnan el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su homólogo ucraniano, Volodímir Zelenski, para discutir el plan de 20 puntos sobre la paz en Ucrania. Se trata, sin duda, de una cita histórica. No es ni mucho menos la primera entre ambos mandatarios -para la historia queda la bronca visita de Zelenski a la Casa Blanca, atacado por Trump y    el vicepresidente J.D.Vance-, pero en esta ocasión hay muchas esperanzas depositadas en el encuentro. Hay que recordar que en el próximo mes de febrero se cumplirán cuatro años desde que Vladimir Putin lanzó la invasión de Ucrania, que él bautizó con cierto cinismo como ‘operación militar especial’. En este tiempo han muerto miles de soldados y civiles y la destrucción en el país invadido es terrible. La Casa Blanca ha estado presionando a Ucrania para que acepte ceder permanentemente a Moscú parte del territorio ocupado por Rusia, algo que Zelenski ha insistido en que es una línea roja para ellos. Además, todavía estar por ver la reacción oficial del Kremlin a la iniciativa de paz. Moscú sabe que está ganando la guerra, aunque mucho más lento de lo esperado, y no quiere precipitarse. También, por otro lado, la economía rusa sufre las sanciones internacionales y los embargos.

A veces

A veces

A veces, de ninguna manera quiero leer un libro que no haya leído ya, y muchísimo menos ver una película que no haya visto. La idea de una novedad me repele, me aburre mortalmente, y con esto no quiero decir que lo conocido sea mejor, o que vale más malo conocido que bueno por conocer. El mundo no está a la altura de nuestras expectativas, y nosotros tampoco, eso es evidente. Pero si digo que a veces no me apetece nada leer libros o ver películas desconocidas, por muy atractivas que se presenten, no me refiero a eso. Podría ser pereza, o los efectos de la edad avanzada, pero no creo, porque pereza tengo siempre y mi dad avanza día a día, mientras que esto que cuento me pasa sólo a veces. A veces estoy dispuesto a aguantar noticias y novedades en la vida, qué remedio, pero no en los entretenimientos. Los entretenimientos deben entretener y dar gusto, nada más. Ya sé que ciertos intelectuales muy exquisitos prefieren releer obras maestras y revisar antiguas pelis históricas por no aguantar las mediocridades actuales que hieren su sensibilidad artística, pero no es mi caso, y ya les puedo adelantar que no hay dieta más nociva que la de obras maestras. Cuando a veces quiero ver cosas ya muy vistas y leer libros que me sé de memoria, no es porque me parezcan mejores, que a veces sí y a veces no, eso no importa, sino porque al suprimir de una narración, ensayo o película el factor sorpresa, así como la curiosidad, el interés por lo que pasará y cómo acabará la cosa (quién es el asesino), y de paso esa tonta emotividad de penetrar en lo desconocido, lo que queda es auténtica literatura. O películas. Que incluso si no son gran cosa, disfrutarlas sin la ansiedad del argumento y la trama las mejora mucho. Resulta infinitamente más placentero, como saben los aficionados a la música, que jamás se cansan de escuchar lo muy conocido, sea Mozart, cancioncillas populares o un solo de trompeta. A veces, lo desconocido (presuntamente desconocido) me cansa enseguida, y sólo me seduce lo muy visto y leído. Más aún, siento enorme curiosidad por lo que ya me sé. Me atrae volver a encontrar lo que esperaba encontrar. ¿Y esto puede ser un serio trastorno cognitivo? Bueno, a veces.

Artà dedicará un espacio a las 11 víctimas del bombardeo de 1936

Artà dedicará un espacio a las 11 víctimas del bombardeo de 1936

El Museu Regional, adquirido por el Ajuntament ahora hace un año, acogerá un espacio dedicado a la Memoria Democrática con especial atención a las 11 víctimas del bombardeo aéreo, perpetrado por italianos, por error, el 31 de agosto de 1936. «Queremos que salga el nombre de todos y cada uno de ellos. Por suerte en Artà tenemos un gran número de historiadores y estudiosos de gran calidad que han trabajado el tema y a los que queremos pedir que nos ayuden a colaborar en la creación de este espacio». Así lo ha explicado a este periódico Paula Ginard , regidora d’Arxius i Museus.

Ni santos ni inocentes

Ni santos ni inocentes

Los encuentros convocados por los partidos políticos con el pretexto de la Navidad son en realidad mítines radicalmente opuestos al llamado espíritu navideño que, según una aplicación de inteligencia artificial, suele describir un estado de ánimo de mayor alegría, nostalgia, unión y ganas de ayudar a los demás, dicho sea con el respeto a quienes fundadamente puedan dudar de su existencia. En las cenas de Navidad de los partidos se busca la confrontación con el adversario, transformado en enemigo por la polarización azuzada desde la política, y la terminología adquiere en algunos momentos caracteres casi bélicos.

Historias poco inocentes

Historias poco inocentes

Los buenos deseos corren estos días como rabos de nubes. Hay quien me pide que endulce la sátira, que alegre la letra que, como esos rabos de nubes, el verbo se lleve lo feo. Me siento y me cuelgo de la nube, esta mañana de cielos azules y sesgos de cirros tras las lluvias de 24 horas. Ni García Márquez podía prepararnos un aguacero mejor.

El aeropuerto no es solo mover pasajeros, es hacer ciudad

El aeropuerto no es solo mover pasajeros, es hacer ciudad

El aeropuerto de Palma es mucho más que una gran infraestructura de transporte: es ya uno de los principales espacios de actividad económica y social de Mallorca. En 2024 superó los 33 millones de pasajeros y cerca de 15.000 personas trabajan en él a través de unas 300 empresas, lo que confirma que Son Sant Joan funciona como una auténtica ciudad especializada, activa las 24 horas del día y estrechamente vinculada al pulso de Palma y de la isla en su conjunto.

Nadal sense fe, foguerons sense sant

Nadal sense fe, foguerons sense sant

Aquesta setmana, quan el calendari travessa el Nadal amb la insistència d’un anunci lluminós, em deman què significa realment aquesta festa per als meus alumnes adolescents. No què diu el currículum, ni què programen les plataformes, sinó què hi queda dins seu. La resposta, intuïda més que dita, és inquietant. El Nadal els sembla llunyà, antic, gairebé aliè. No tant rebutjat amb ràbia, sinó amb indiferència. I la indiferència, ja ho sabem, és més fonda que la crítica. Darrerament sentim parlar d’una tornada de l’espiritualitat. Citam Rosalía, parlam de símbols cristians reciclats en clau estètica, d’un cert gust pel sagrat com a ornament. Però aquesta mena de rebrot neocristià no es veu igual a tot arreu. Té molt més a veure amb les grans ciutats globals que amb la ruralia, i encara manco amb les Illes Balears. Aquí no hi ha retorn, sinó superposició. Una capa damunt una altra fins que ja no sabem què hi ha al fons.

Mis iglesias

Mis iglesias

Entro en las iglesias como quien cruza un umbral invisible. Me acompaña la necesidad de silencio, de pausa, de un espacio donde el tiempo sigue otras leyes. Las iglesias son lugares de serenidad, refugios donde el ruido del mundo se atenúa.Me gusta especialmente la iglesia de Sa Indioteria. No es solo el edificio, sencillo y acogedor, sino la experiencia humana que la habita. Allí está Tomeu Suau, un gran hombre y un gran capellán. Su manera de estar, de escuchar, de transmitir fuerza convierte el espacio en algo más que un templo. Hace años me enseñó que la espiritualidad no necesita grandilocuencia. Se encuentra en una mirada honesta, una palabra justa, una presencia que acompaña. En Sa Indioteria todo encaja,    la fe —incluso la duda— puede existir sin ser juzgada.En Palma, mis pasos me llevan a menudo a Sant Miquel. Me gusta entrar casi a escondidas, en medio del caos de la ciudad, cuando las prisas y las voces parecen desbordarlo todo. Cruzar su puerta es bajar el volumen del mundo de golpe. Me detengo, busco un banco, enciendo un cirio. Ese gesto sencillo tiene magia: una llama que resume un deseo, una preocupación, una gratitud.Pienso también en las iglesias de Roma, donde el asombro se mezcla con el recogimiento. El arte impresiona: las bóvedas, las esculturas, los frescos hablan de siglos de fe, de poder, de belleza y de contradicciones humanas. Incluso entre turistas y cámaras, he encontrado rincones de verdadero refugio. Iglesias donde sentarse unos minutos es suficiente para sentir que la belleza también puede ser una forma de consuelo.En todas estas iglesias, he encontrado un lugar donde detenerme, donde escucharme, donde la serenidad no es una promesa, sino una experiencia posible. Quizá por eso sigo entrando en ellas, una y otra vez, buscando ese instante de paz que lo ilumina todo.

Nos hundimos

Nos hundimos

Ayer se publicó el informe que confirma que, probablemente, España continuará siendo la economía número doce en el mundo hasta dentro de quince años y la primera en el ámbito de habla hispana. El dato así, sin contexto, puede parecer optimista. Pero no lo es. Porque el mundo es muy grande y hace solo 22 años ocupábamos el puesto ocho. Es decir, nos hemos derrumbado en dos décadas y quienes nos gobiernan no dejan de hablar de éxitos y logros. ¿Qué ha pasado en estos veinte años para que la marea nos arrastre hacia el fondo? La crisis de 2008, sin duda; la pandemia; y una clase política y empresarial incapaz de diseñar la España del futuro, la que emprende, innova, crea y compite. Aquí el crecimiento se basa en números, no en calidad ni originalidad. Llenar el país con casi diez millones de extranjeros que se ocupen de los trabajos mal pagados es la solución que han encontrado. Con eso mantienen los salarios bajos, la productividad por los suelos, la competitividad inexistente y el progreso nulo. Pero sale barato y las cifras cuadran. Porque diez millones de personas se mueven, consumen, suman, multiplican. Mientras, en Badalona, la cosa está que arde entre los ridículos amigos de todo el que no sea de raza blanca y quienes se limitan a cumplir las leyes. Adornando el suceso con trágicos tintes navideños e incluso mezclando el mito del niño Jesús en el portal de Belén, la izquierda brama contra un alcalde al que acusan de racismo. ¿Si los desalojados hubieran sido, digamos, rusos, no se les habría echado de allí? No es cuestión de raza, sino de legalidad. El año pasado se radicaron en España casi un millón trescientos mil extranjeros. Más de medio millón de españoles tuvieron que emigrar.

Liderazgos explosivos

Liderazgos explosivos

La política entendida como el diálogo y el trabajo en equipo ha desaparecido. Ahora priman los liderazgos hiperbólicos sin contestación. Basta mirar las grandes potencias. Esta semana se ha hecho público lo que era un secreto a voces en Vox, Ortega Smith ha sido expulsado de la ejecutiva. Del equipo fundador de la formación han salido todos menos el líder máximo, Santiago Abascal. Como dicen los memes de las redes sociales: solo queda él y su caballo. Otro tanto ha ocurrido en el Partido Socialista. Pedro Sánchez solo confía en las lealtades inquebrantables y, después de contemplar la entrada en prisión de sus más afines, ve cómo se desintegra el Ejecutivo porque los ministros que nunca le han discutido, se van de candidatos a los próximos comicios autonómicos. Pilar Alegría ya está en Aragón y María Jesús Montero intenta frenéticamente que se aprueben unos presupuestos, para marcharse a Andalucía como candidata. Y, por si quedaba alguna duda, Sánchez ha buscado de suplente en Educación a la ‘enemiga’ de García-Page, esa voz díscola con mayoría en Castilla La Mancha, que tanto incordia. Feijóo, de momento, es la excepción en este relato de híper liderazgos. Su equipo es fiel, pero la sombra de Ayuso le pisa los talones y, si no consigue el poder, la lideresa le quitará el cargo. En cuanto a la izquierda del PSOE, es incapaz de ponerse de acuerdo en ningún ámbito y circunscripción, y la prueba de ello son las candidaturas en Aragón, donde cada uno irá con sus siglas hasta la derrota final, ¿Quién se acuerda ya de Pablo Iglesias? Cuando ejercía el mando férreo en la formación morada también se deshizo de todos los que le podían hacer sombra. Llegó a la vicepresidencia, se aburrió, aspiró a conquistar Madrid y ahora se dedica a sus quehaceres. Es una historia similar a la de Albert Rivera, líder omnipresente de Ciudadanos que soñó, porque así se lo decían algunas encuestas, con llegar a Moncloa y acabó disolviéndose, él y su formación, como un azucarillo.