Ignasi Ponsetí, el médico español que asistió a las últimas horas de León Trotski

Ignasi Ponsetí, el médico español que asistió a las últimas horas de León Trotski

En 1940, el equipo de seguridad del revolucionario pidió al doctor que los acompañara de inmediato: uno de los presuntos colaboradores del político le había golpeado violentamente en la parte posterior de la cabeza. El menorquín fue capitán médico del Ejército Republicano y creador del famoso 'método Ponsetí' Sale a la luz el piolet utilizado por el español que mató a León Trotski en 1940 Hacía un frío inusual en la madrugada del 23 de mayo de 1940, cuando el general Leandro Sánchez Salazar, recién nombrado jefe del Servicio Secreto de México, despertó sobresaltado por una llamada telefónica. “Intentaron matar a Trotski”, dijo una voz con tono marcial. El subinspector Galindo dejaba entrever cierta excitación en su voz. Acto seguido pasó a detallar el profuso fuego cruzado de ametralladoras portátiles y artefactos explosivos e incendiarios con los que –a pesar de lo esperable– los atacantes no habían logrado terminar con la vida del viejo revolucionario y de su mujer, Natalia Sedova. “Ambos salieron ilesos. Sólo el nieto de don León, Esteban Volkov, ha resultado herido en un talón por una esquirla de metralla”, concluyó el policía. Mientras su subalterno le describía el suceso, el general alcanzó a vestirse y abordar su vehículo, un viejo Chevrolet Deluxe negro, que arrancó a toda velocidad por avenida Insurgentes rumbo a Coyoacán. Eran las 4:30 de la madrugada. Exactamente un año antes del ataque a la casa de los Trotski, en la localidad de Olot, a pocos kilómetros de la frontera catalana con Francia, el joven capitán del cuerpo de médicos voluntarios republicanos Ignasi Ponsetí Vives trataba de evacuar a los últimos heridos del frente de Barcelona. Pese a su juventud, el médico se había ganado sobradamente el respeto de sus colegas y de los numerosos heridos a su cargo, que en el mejor de los casos lograban cruzar la frontera en precarios carros tirados por mulas, huyendo de los sublevados. Nacido en Ciutadella de Menorca en 1914, Ponsetí se convertiría años después en uno de los traumatólogos más prestigiosos del mundo, en parte gracias a la experiencia adquirida como médico militar durante la guerra. La Guerra Civil se precipitaba, de forma desordenada y caótica, hacia su desenlace, y con la derrota republicana se apagaba el último aliento de la España republicana. La escritora y académica valenciana Helena Percas, compañera sentimental de Ponsetí, evoca aquellos días finales en sus memorias: “Pocos días antes del final, Barcelona había quedado prácticamente indefensa; las tropas fascistas avanzaban con tanques y aviación frente a unas fuerzas republicanas ya escasas, mal armadas y desmoralizadas”. Percas explica que, a comienzos de 1939, apenas quedaban dos convoyes sanitarios operativos en la zona oriental de la ciudad. “Al personal militar y a los civiles vinculados a los servicios sanitarios se les ofreció la posibilidad de exiliarse a Francia; la salida estaba prevista para la noche del 30 de enero”, señala la escritora que acompañaría a Ponsetí durante sus avatares en el exilio. Esa misma madrugada, el capitán médico Moisès Broggi Vallès, jefe de cirugía del equipo sanitario de las Brigadas Internacionales en el que servía Ponsetí, negoció la rendición con las fuerzas fascistas bajo la condición de que los pacientes heridos no serían ejecutados. Sin embargo, los médicos y voluntarios con militancia política quedaron excluidos de esta protección y se enfrentaron a las represalias de las tropas franquistas. El menorquín sabía que no habría cuartel para “los rojos” y que, de ser detenido, muy probablemente pasaría el resto de su vida en la cárcel o iría directo al paredón de fusilamiento. El historiador Bep Portella, autor de una biografía sobre el célebre médico, explica que, “como capitán del Ejército Republicano y voluntario durante tres años en distintos frentes, el doctor Ponsetí temía el encarcelamiento o algo peor, por lo que decidió exiliarse cruzando la frontera francesa el 4 de febrero de 1939”. Según señala el académico menorquín, los médicos voluntarios que se sumaron a defender la república dentro de las filas del Ejército Popular “fueron más de 3.000, entre los que se contaban tres coroneles médicos, 48 mayores y 294 capitanes. Durante la guerra, 165 médicos fueron asesinados en la zona nacional, y otros 103 serían fusilados en España entre 1939 y 1944”. Como capitán del Ejército Republicano y voluntario durante tres años en distintos frentes, el doctor Ponsetí temía el encarcelamiento o algo peor, por lo que decidió exiliarse cruzando la frontera francesa el 4 de febrero de 1939 Bep Portella — Historiador Militantes trotskistas mexicanos guardan el féretro del revolucionario tras su asesinato. Los médicos de Trotski en el México de Cárdenas Tras un penoso cruce por los Alpes franceses, Ponsetí se instaló en Bèziers, donde permaneció varios meses oculto, prestando servicio en pequeños pueblos de la Bretaña francesa. Allí atendió a heridos y exiliados que seguían llegando desde la frontera pirenaica y lo hizo con escasísimos recursos médicos. Curó miembros congelados, gangrenas en distintas fases de descomposición, fiebres tifoideas, tosferina y numerosos casos de trastornos mentales derivados de años de penuria, guerra y finalmente, derrota. Aunque la guerra en España había terminado, la sombra del fascismo se extendía ya por toda Europa. En ese contexto rechazó una oferta para incorporarse como médico al ejército francés y combatir a la Alemania nazi. Decidió, en cambio, acogerse a la hospitalidad del presidente Lázaro Cárdenas, quien abrió las puertas de México a lo más destacado de la intelectualidad republicana. Así, el 27 de julio de 1939, Ignasi Ponsetí llegó a Veracruz a bordo del vapor Mexique . El médico menorquín se instaló posteriormente en la ciudad sagrada de los nahuas y, con ayuda económica del Servicio de Evacuación de Refugiados Españoles, logró abrir una pequeña farmacia en Juchitepec, a las afueras de la Ciudad de México. Allí tomó contacto con otros exiliados y trabó amistad con el doctor Juan Farill, médico personal de Frida Kahlo y especialista en medicina ortopédica, quien ejercería una influencia decisiva en su posterior carrera en aquella disciplina. Tras un penoso cruce por los Alpes franceses, Ponsetí se instaló en Francia y atendió a heridos y exiliados que seguían llegando desde la frontera con escasísimos recursos médicos. Más tarde llegó a México. Allí tomó contacto con otros exiliados y trabó amistad con el doctor de Frida Kahlo Wenceslau Dutrem era un médico de Barcelona simpatizante del PSUC que se exilió tras prestar servicios como médico en el Frente de Aragón. Como tantos otros, recaló en México tras la guerra y, con el tiempo, se convirtió en un importante enlace para los recién llegados. Fue miembro activo de la Mutual de los Médicos de Cataluña y Baleares y uno de los principales impulsores de la Bolsa del Médico Catalán en México, una red de apoyo profesional para exiliados. Así fue como, tras conocer a Ignasi Ponsetí y al ortopedista Juan Farill, terminó por oficiar como médico de cabecera de León Trotski, especialmente debido a sus inclinaciones políticas que pasaron de la socialdemocracia catalanista al cuarto-internacionalismo furioso. El despacho donde León Trotski trabajó en sus últimos días con vida fue también el lugar donde fue brutalmente agredido. El patio de la casa donde vivieron León Trotski y su mujer Natalia Sedova permanece lleno de garitas de seguridad. Aunque no fue el médico de cabecera de los Trotski, Ponsetí era frecuentemente consultado por sus colegas en materia sanitaria e incluso llegó a realizarle un chequeo al que fuera jefe de la Guardia Roja. “El viejo revolucionario vivía en un complejo fuertemente custodiado, que ocupaba toda una manzana sobre la calle Viena, junto al río Churubusco. Durante mi visita le realicé un exámen médico y recuerdo que me dió un fuerte apretón de manos, como si quisiera iniciar una lucha”, escribió Ponsetí en una carta dirigida a su hermano Miquel, recogida en la biografía publicada por el historiador menorquín Bep Portella. Habían pasado tres meses del ataque con explosivos a la casa de los Trotski y el general Sánchez Salazar aún no tenía una hipótesis clara sobre quién había organizado el asalto. Se debatía entre un autoatentado con fines propagandísticos y la versión que el antiguo Comisario de Guerra de la URSS le dió desde un principio: los responsables eran los miembros más destacados del Partido Comunista Mexicano, entre los que se encontraba el famoso muralista y pintor David Alfaro Siqueiros. El tiempo le daría la razón. El 20 de agosto de 1940, un coche se detuvo frente a la farmacia de Ignasi Ponsetí y un miembro del equipo de seguridad de Trotsky le pidió que los acompañara de inmediato, alegando una emergencia. Al llegar a la residencia, encontró el lugar rodeado por un centenar de policías, militares y miembros del servicio secreto mexicano. Fue informado de que uno de los presuntos colaboradores de Trotsky le había golpeado violentamente en la parte posterior de la cabeza con un piolet. Aunque se barajó la posibilidad de una trepanación para salvarle la vida, la operación se demoró tanto que el viejo revolucionario de origen ucraniano murió poco después del ataque. El agresor, un agente estalinista de origen catalán llamado Ramón Mercader, fue detenido y puesto a disposición de la justicia mexicana. Las autoridades solicitaron a Ponsetí que realizara la autopsia asistiendo al doctor Dutrem. “El cuerpo yacía sobre la cama en un charco de sangre, con el rostro y la cabeza completamente cubiertos. Al tomarle la mano, comprobé rápidamente que no había signos vitales y confirmé la causa de la muerte: un traumatismo directo en el cerebro”, comentó el propio Ponsetí en una carta. Según cuentan algunos descendientes del doctor Dutrem, mientras la policía se llevaba a Mercader rumbo a la cárcel donde pasaría 20 años encerrado, el agente soviético se dirigió al médico de Trotski en perfecto catalán y le dijo “Doctor, ajudi’m si us plau” [Doctor, ayúdeme, por favor]. A lo que Dutrem respondió, quizás adivinando el peso histórico de lo que acababa de suceder: “Català havies de ser, fill de puta? [¿Catalán tenías que ser, hijo de puta?]. Ingreso a la biblioteca de la casa de Coyoacán donde trabajaban los colaboradores de Trotski. La tumba del revolucionario ocupa el centro del patio, donde descansa junto a su esposa y a su nieto. La Universidad de Iowa y el método Ponsetí Tras su paso por México, el doctor Ponsetí decidió emigrar a los Estados Unidos, donde viviría el resto de su vida y donde se dedicó por completo a la ortopedia pediátrica, área en la que desarrolló la parte más decisiva de su carrera médica. En la Universidad de Iowa, institución a la que permaneció vinculado durante décadas y donde acabaría convirtiéndose en una figura de referencia mundial, encontró el entorno académico y clínico que le permitió combinar sus investigaciones con una mirada crítica hacia los procedimientos quirúrgicos –quizás una herencia de las muchas cirugías que debió realizar en sus años de médico de guerra– para el tratamiento del “pie zambo”, una dolencia infantil que afecta a 1 de cada 1.000 bebés a nivel mundial cada año, según datos de la Iniciativa Mundial para el Pie Zambo. Desde muy temprano, Ponsetí mostró una preocupación constante por las consecuencias a largo plazo de esas intervenciones en niños, especialmente en términos de dolor crónico y pérdida de movilidad. El médico fue el creador del famoso 'método Ponsetí' Fue en ese contexto donde el menorquín desarrolló lo que hoy se conoce como “método Ponsetí” para el tratamiento del pie zambo congénito: una técnica revolucionaria basada en manipulaciones suaves, yesos seriados y una intervención quirúrgica mínima que permite corregir esta malformación con un alto grado de eficacia. Frente a las cirugías extensas que predominaban en la época, su método demostraba que era posible corregir la deformidad respetando la anatomía y el crecimiento natural del pie. Los resultados clínicos, inicialmente recibidos con escepticismo por parte de la comunidad médica, acabaron imponiéndose por su eficacia, bajo índice de recaídas y mejora sustancial en la calidad de vida de los pacientes. Con el paso de los años, el método Ponseti se ha convertido en el estándar de referencia internacional y es hoy aplicado en hospitales y programas de salud pública de todo el mundo. En la etapa final de su vida, Ponsetí fue testigo del reconocimiento global de su trabajo, sin abandonar nunca una actitud discreta y profundamente humanista hacia la medicina. Continuó vinculado a la Universidad de Iowa hasta una edad muy avanzada, supervisando investigaciones, formando a nuevas generaciones de especialistas y promoviendo la difusión del método en países con menos recursos. Falleció en 2009, a los 95 años.

“Mi vida es trabajar y criar, nada más”: así es ser madre sin apoyo familiar

“Mi vida es trabajar y criar, nada más”: así es ser madre sin apoyo familiar

Sin abuelos ni hermanos cerca, sin horarios flexibles y con una red social cada vez más frágil, muchas madres y padres crían prácticamente solos. ¿Cómo sobrevivir a una maternidad sin apoyos? Navidad sin cuñados: ¿y si podemos aspirar a algo más que pasar las fiestas 'felices o en familia'? Andrea es médica de familia, así que no le cuesta mucho darse cuenta de que alguna de sus hijas, de tres años y nueve meses, respectivamente, está enferma. Es de Cádiz, pero trabaja en un Centro de Atención Primaria en Barcelona. Su marido es ingeniero y, como ella, también tiene un horario exigente que requiere de su presencia. Además de frecuentes viajes. La familia de él vive en su país, Uruguay. La enfermedad de una de las pequeñas, por tanto, supone un caos. “He tenido que dejar a mi hija mayor enferma con niñeras prácticamente desconocidas. Personas con las que apenas me había tomado un café”, explica. “La culpa que sientes es enorme, pero en mi caso, faltar al trabajo es muy complicado. O hay que cancelar las citas de los pacientes o algún compañero tiene que hacerme un favor y cubrirme el turno. Un turno que yo le tengo que devolver”. Andrea no está sola en esa situación. Muchas personas tienen que criar a sus hijos sin tener ningún tipo de apoyo familiar. A veces en situaciones todavía más complejas que la suya, de hecho. Según datos del Informe Monoparentalidad y Empleo 2025 de la Fundación Adecco, actualmente en España existen 1.944.800 hogares monoparentales, lo que equivale al 10,3% del total. La gran mayoría de ellos, un 81,4%, están liderados por mujeres. En concreto 1.582.100 madres sacan adelante a sus familias sin más apoyo que sus propios recursos. Una de ellas es Irene, madre soltera por elección de una niña de cuatro años. Irene es vasca pero vive fuera de Euskadi. Durante los dos primeros años de la niña sí pudo contar con la ayuda de su madre, que se mudó con ellas. Posteriormente, su padre enfermó y su madre tuvo que regresar. Desde entonces, explica, su vida es “trabajar y criar, nada más”. Se organiza como puede: “Tengo una canguro que viene a las 7:15 a casa y se lleva a la niña a las 9:15 al cole. Yo trabajo en casa, pero empiezo a las 8:00 horas. Después la voy a buscar todas las tardes y paso la tarde con ella. Veo a mi hija muy feliz y eso me hace que yo también lo esté pero no tengo nada de tiempo libre. No puedo hacer la compra cuando quiero, no puedo ir a nadar en el mar, que me encanta, no puedo dejarla sola ni cinco minutos. No hay nada más en mi vida”. La soledad como norma: una crianza contra natura Para la filósofa y escritora Carolina del Olmo, autora del libro ¿Dónde está mi tribu? Maternidad y crianza en una sociedad individualista (Siglo XXI, 2025), este tipo de situaciones no deberían sorprendernos, pero sí preocuparnos. “A lo largo de la historia de la humanidad, la crianza siempre ha sido una práctica colectiva”, explica. Y recuerda cómo, en sociedades cazadoras-recolectoras, “los bebés pasan una enorme cantidad de tiempo en brazos de otras personas que no son su madre. Lo raro es lo de ahora, que una mujer se pase el día sola encerrada en casa con su hijo”. Y esa circunstancia excepcional en nuestra historia como especie tiene consecuencias. Del Olmo las resume de la siguiente forma: “La soledad física de criar a un bebé se ha estudiado muchísimo”, asegura. “Es bastante teratogénica, o sea, que produce depresión posparto. No es sano, no es normal y no ayuda”. A la soledad se suma, añade, la inexperiencia estructural: “Muchos llegamos a adultos sin haber cuidado. Se ha perdido eso que pasaba antes que una chavala o un chaval había visto ya varios bebés antes de tener el suyo porque sus hermanas o sus primas, o las vecinas, ya habían tenido hijos. Entonces no solo es que estemos solos, es que estamos desorientados frente a esa experiencia”. Muchos llegamos a adultos sin haber cuidado. Se ha perdido eso que pasaba antes que una chavala o un chaval había visto ya varios bebés antes de tener el suyo porque sus hermanas o sus primas, o las vecinas, ya habían tenido hijos Carolina del Olmo — filósofa y escritora Pese a todo, Del Olmo intuye un tímido avance: “Por lo menos se habla más de esto. Hay más conciencia, desde la filosofía, la psicología o incluso desde las instituciones”. Aunque reconoce que cada poco tiempo aparecen modas que enturbian el debate. Pone como ejemplo “las chorradas de las tradwives” que, opina, “no creo que tengan ningún efecto real en cuanto a apelar a jóvenes para convencerlas de que ese es un modelo de vida al que puedan aspirar, pero sí pueden polarizar el debate otra vez cuando estábamos en un momento interesante, creo. Desvían la atención de los problemas reales de cuidado y distorsionan el discurso feminista”. Una tribu muy trabajada Una idea útil sería, por tanto, crear o encontrar una comunidad de apoyo. Algo que puede resultar una tarea ardua, aunque tampoco imposible. A veces, con la ayuda de tres amigas, alguna canguro de vez en cuando y algún favor pedido puntualmente, es posible conseguir que la vida de los padres sin apoyos familiares no fluya, pero que al menos pueda seguir avanzando. Irene conoce bien estas dificultades y nos resume sus estrategias de esta manera. “Tengo a mi amiga Pilar que vive aquí a la vuelta. También es madre sola y nuestras hijas se llevan muy bien. Si, por ejemplo, un sábado necesito hacer la compra desesperadamente y mi hija no quiere venir conmigo, pues la llevo a casa de Pilar y se queda con ella una hora”, explica. “Pero claro, es en casos de necesidad. No se la puedo dejar para irme a nadar a la playa. Con eso no puedo contar”. Todo tiene sus pros y sus contras. Mis padres o mi hermano tienen formas de criar que para mí no son las mejores. De esta forma, al menos, he podido ir eligiendo mi tribu Irene — madre soltera por elección de una niña de cuatro años También Andrea lo intenta: “De vez en cuando nos sentamos con mi marido para ver cuáles son las opciones reales que tenemos en cuanto a su trabajo y al mío”, nos cuenta. “También vamos creando un listín telefónico de personas de confianza que puedan quedarse con nuestras hijas: niñeras, pero también amigos y otros padres”. Trabajan especialmente en esto último: tejer una red de padres amigos que estén en las mismas circunstancias que ellos y que predomine un poco la regla de hoy por ti y mañana por mí. “Muchas veces ni siquiera es que vengan a cuidarte a la niña: es venir a jugar un rato con ella para que tú puedas poner una lavadora o barrer la casa”, apunta. “No ha quedado otra solución que formar una red, que lo bueno que tiene es que si la construyes desde cero pues puedes ir moldeándola a tu gusto. Eligiendo qué tipo de personas quieres que estén más presentes en tu vida”. Dicha esta ventaja, enseguida lo matiza: “No querría romantizar demasiado esta forma de criar. No he encontrado nada bueno en criar así. A veces, te encuentras que tienes que ‘colocar’ a las niñas –porque la palabra es esa– y las dejas con una niñera pero el sentimiento de culpa es enorme ya que quizá está enferma y es justo el momento en el que más necesitaría estar con alguien conocido”. Irene es algo más suave: “Todo tiene sus pros y sus contras. Mis padres o mi hermano tienen formas de criar que para mí no son las mejores. De esta forma, al menos, he podido ir eligiendo mi tribu”. El coste económico de la crianza en soledad Hasta ahora hemos abordado este problema desde el punto de vista logístico o emocional. Pero también tiene una faceta económica que resulta obvia: es un agujero financiero continuo. Si la economía va justa, los progenitores pueden desbordarse. Y no hay nada peor que un padre o madre preocupado por la economía familiar, ya que crea mucha inestabilidad Rosa Maestro — fundadora de Masola Rosa Maestro, fundadora de Masola , una asociación para madres solas por elección, lo formula sin suavidad: “Para las familias que no tienen apoyo cercano, criar supone un tormento”. La activista habla de frustración, depresión, desgaste físico... Pero también de un mayor gasto económico. “La economía no suele estar muy bollante en este tipo de familias porque a veces solo entra un sueldo y es necesario hacer gastos que otras familias se ahorran como niñeras o actividades extraescolares”, explica. Todo esto tiene consecuencias en otros campos porque “si la economía va justa, los progenitores pueden desbordarse. Y no hay nada peor que un padre o madre preocupado por la economía familiar, ya que crea mucha inestabilidad”. Y la cosa empeora, señala, si alguno de los hijos tiene necesidades especiales. “No hay ayuda escolar ni institucional. Unas simples pruebas para detectar un TDAH o el autismo cuestan 500, 600 o 700 euros, más luego psicólogos, logopedas, etc.”. La crianza sin red no debería ser una heroicidad A lo largo de estas historias y reflexiones aparece una idea común: criar sin apoyo no es una elección épica ni una demostración de fortaleza individual, sino una situación estructural que hoy afecta a miles de familias y que se sostiene, casi exclusivamente, a base de desgaste personal. Al preguntarles, ninguna de las madres entrevistadas pide milagros. Ninguna reclama soluciones utópicas. Lo que demandan es algo mucho más básico: tiempo, flexibilidad y condiciones materiales que hagan posible cuidar sin tener que vivir siempre al límite. Para Andrea, la reivindicación es clara y concreta. “A mí lo que me cambiaría la vida sería tener flexibilidad laboral”, explica. Poder quedarse en casa cuando alguna de sus hijas está enferma sin que eso suponga cancelar las citas de sus pacientes, sobrecargar a sus compañeros o tener que pedir favores constantes. No tener que elegir entre cuidar y cumplir. En su caso, como en el de tantas personas empleadas en sectores esenciales, la conciliación no falla por falta de voluntad individual, sino por la rigidez de un sistema que sigue considerando el cuidado como una contingencia privada. Necesitamos un entorno que asuma la vulnerabilidad como parte constitutiva de la vida adulta y no como una anomalía que cada familia debe resolver por su cuenta Carolina del Olmo — filósofa y escritora Irene apunta en la misma dirección, aunque desde otro lugar. Su demanda no es solo laboral, sino vital: “Me gustaría contar con una ayuda que no tuviera que pagar”, dice. Alguien con quien su hija esté bien y ella pueda, simplemente, descansar. “No he tenido un descanso desde que se fue mi madre”, confiesa. Desde el ámbito teórico y político, Carolina del Olmo insiste en que el problema no es individual, sino cultural: “Necesitamos un entorno más amable para criar”, sostiene. Un entorno que asuma la vulnerabilidad como parte constitutiva de la vida adulta y no como una anomalía que cada familia debe resolver por su cuenta. En ese sentido, propone cambios estructurales: reducción drástica de la jornada laboral, “pero a 25 horas como mucho”, afirma. Que nos diera más tiempo disponible para la vida cotidiana y un sistema de derechos sociales menos dependiente del empleo: “Cobramos paro cuando hemos trabajado un año y medio. Tenemos derecho a un permiso de maternidad remunerado cuando llevas cotizado no sé cuánto tiempo”, explica. “Todo está vinculado al trabajo y en una sociedad en la que este ya no es la fuente de lo que era antes, necesitamos una organización de derechos sociales y de protección social que sea independiente de él”. Medidas que no solo beneficiarían a quienes crían, sino al conjunto de la sociedad. Rosa Maestro, desde la experiencia asociativa, es más pesimista sobre el corto plazo, pero no menos clara. Según ella, mientras no exista un apoyo institucional real, las madres seguirán sosteniéndose unas a otras como puedan. “Hacer tribu con otras madres es, hoy por hoy, la única manera de salir adelante”, afirma. Pedir ayuda, buscar asociaciones, tejer redes informales: no como ideal romántico, sino como estrategia de supervivencia. Finalmente, todas coinciden en lo esencial: criar sin red no debería implicar heroísmo. No debería exigir renuncias constantes ni culpa ni agotamiento crónico. No debería depender de la buena voluntad de amigas, de niñeras improvisadas o de abuelos sobrecargados . Si la crianza es una tarea imprescindible para sostener la sociedad, también debería ser una responsabilidad compartida.

Ignasi Ponsetí, el médico español que asistió a las últimas horas de León Trotski

Ignasi Ponsetí, el médico español que asistió a las últimas horas de León Trotski

En 1940, el equipo de seguridad del revolucionario pidió al doctor que los acompañara de inmediato: uno de los presuntos colaboradores del político le había golpeado violentamente en la parte posterior de la cabeza. El menorquín fue capitán médico del Ejército Republicano y creador del famoso 'método Ponsetí' Sale a la luz el piolet utilizado por el español que mató a León Trotski en 1940 Hacía un frío inusual en la madrugada del 23 de mayo de 1940, cuando el general Leandro Sánchez Salazar, recién nombrado jefe del Servicio Secreto de México, despertó sobresaltado por una llamada telefónica. “Intentaron matar a Trotski”, dijo una voz con tono marcial. El subinspector Galindo dejaba entrever cierta excitación en su voz. Acto seguido pasó a detallar el profuso fuego cruzado de ametralladoras portátiles y artefactos explosivos e incendiarios con los que –a pesar de lo esperable– los atacantes no habían logrado terminar con la vida del viejo revolucionario y de su mujer, Natalia Sedova. “Ambos salieron ilesos. Sólo el nieto de don León, Esteban Volkov, ha resultado herido en un talón por una esquirla de metralla”, concluyó el policía. Mientras su subalterno le describía el suceso, el general alcanzó a vestirse y abordar su vehículo, un viejo Chevrolet Deluxe negro, que arrancó a toda velocidad por avenida Insurgentes rumbo a Coyoacán. Eran las 4:30 de la madrugada. Exactamente un año antes del ataque a la casa de los Trotski, en la localidad de Olot, a pocos kilómetros de la frontera catalana con Francia, el joven capitán del cuerpo de médicos voluntarios republicanos Ignasi Ponsetí Vives trataba de evacuar a los últimos heridos del frente de Barcelona. Pese a su juventud, el médico se había ganado sobradamente el respeto de sus colegas y de los numerosos heridos a su cargo, que en el mejor de los casos lograban cruzar la frontera en precarios carros tirados por mulas, huyendo de los sublevados. Nacido en Ciutadella de Menorca en 1914, Ponsetí se convertiría años después en uno de los traumatólogos más prestigiosos del mundo, en parte gracias a la experiencia adquirida como médico militar durante la guerra. La Guerra Civil se precipitaba, de forma desordenada y caótica, hacia su desenlace, y con la derrota republicana se apagaba el último aliento de la España republicana. La escritora y académica valenciana Helena Percas, compañera sentimental de Ponsetí, evoca aquellos días finales en sus memorias: “Pocos días antes del final, Barcelona había quedado prácticamente indefensa; las tropas fascistas avanzaban con tanques y aviación frente a unas fuerzas republicanas ya escasas, mal armadas y desmoralizadas”. Percas explica que, a comienzos de 1939, apenas quedaban dos convoyes sanitarios operativos en la zona oriental de la ciudad. “Al personal militar y a los civiles vinculados a los servicios sanitarios se les ofreció la posibilidad de exiliarse a Francia; la salida estaba prevista para la noche del 30 de enero”, señala la escritora que acompañaría a Ponsetí durante sus avatares en el exilio. Esa misma madrugada, el capitán médico Moisès Broggi Vallès, jefe de cirugía del equipo sanitario de las Brigadas Internacionales en el que servía Ponsetí, negoció la rendición con las fuerzas fascistas bajo la condición de que los pacientes heridos no serían ejecutados. Sin embargo, los médicos y voluntarios con militancia política quedaron excluidos de esta protección y se enfrentaron a las represalias de las tropas franquistas. El menorquín sabía que no habría cuartel para “los rojos” y que, de ser detenido, muy probablemente pasaría el resto de su vida en la cárcel o iría directo al paredón de fusilamiento. El historiador Bep Portella, autor de una biografía sobre el célebre médico, explica que, “como capitán del Ejército Republicano y voluntario durante tres años en distintos frentes, el doctor Ponsetí temía el encarcelamiento o algo peor, por lo que decidió exiliarse cruzando la frontera francesa el 4 de febrero de 1939”. Según señala el académico menorquín, los médicos voluntarios que se sumaron a defender la república dentro de las filas del Ejército Popular “fueron más de 3.000, entre los que se contaban tres coroneles médicos, 48 mayores y 294 capitanes. Durante la guerra, 165 médicos fueron asesinados en la zona nacional, y otros 103 serían fusilados en España entre 1939 y 1944”. Como capitán del Ejército Republicano y voluntario durante tres años en distintos frentes, el doctor Ponsetí temía el encarcelamiento o algo peor, por lo que decidió exiliarse cruzando la frontera francesa el 4 de febrero de 1939 Bep Portella — Historiador Militantes trotskistas mexicanos guardan el féretro del revolucionario tras su asesinato. Los médicos de Trotski en el México de Cárdenas Tras un penoso cruce por los Alpes franceses, Ponsetí se instaló en Bèziers, donde permaneció varios meses oculto, prestando servicio en pequeños pueblos de la Bretaña francesa. Allí atendió a heridos y exiliados que seguían llegando desde la frontera pirenaica y lo hizo con escasísimos recursos médicos. Curó miembros congelados, gangrenas en distintas fases de descomposición, fiebres tifoideas, tosferina y numerosos casos de trastornos mentales derivados de años de penuria, guerra y finalmente, derrota. Aunque la guerra en España había terminado, la sombra del fascismo se extendía ya por toda Europa. En ese contexto rechazó una oferta para incorporarse como médico al ejército francés y combatir a la Alemania nazi. Decidió, en cambio, acogerse a la hospitalidad del presidente Lázaro Cárdenas, quien abrió las puertas de México a lo más destacado de la intelectualidad republicana. Así, el 27 de julio de 1939, Ignasi Ponsetí llegó a Veracruz a bordo del vapor Mexique . El médico menorquín se instaló posteriormente en la ciudad sagrada de los nahuas y, con ayuda económica del Servicio de Evacuación de Refugiados Españoles, logró abrir una pequeña farmacia en Juchitepec, a las afueras de la Ciudad de México. Allí tomó contacto con otros exiliados y trabó amistad con el doctor Juan Farill, médico personal de Frida Kahlo y especialista en medicina ortopédica, quien ejercería una influencia decisiva en su posterior carrera en aquella disciplina. Tras un penoso cruce por los Alpes franceses, Ponsetí se instaló en Francia y atendió a heridos y exiliados que seguían llegando desde la frontera con escasísimos recursos médicos. Más tarde llegó a México. Allí tomó contacto con otros exiliados y trabó amistad con el doctor de Frida Kahlo Wenceslau Dutrem era un médico de Barcelona simpatizante del PSUC que se exilió tras prestar servicios como médico en el Frente de Aragón. Como tantos otros, recaló en México tras la guerra y, con el tiempo, se convirtió en un importante enlace para los recién llegados. Fue miembro activo de la Mutual de los Médicos de Cataluña y Baleares y uno de los principales impulsores de la Bolsa del Médico Catalán en México, una red de apoyo profesional para exiliados. Así fue como, tras conocer a Ignasi Ponsetí y al ortopedista Juan Farill, terminó por oficiar como médico de cabecera de León Trotski, especialmente debido a sus inclinaciones políticas que pasaron de la socialdemocracia catalanista al cuarto-internacionalismo furioso. El despacho donde León Trotski trabajó en sus últimos días con vida fue también el lugar donde fue brutalmente agredido. El patio de la casa donde vivieron León Trotski y su mujer Natalia Sedova permanece lleno de garitas de seguridad. Aunque no fue el médico de cabecera de los Trotski, Ponsetí era frecuentemente consultado por sus colegas en materia sanitaria e incluso llegó a realizarle un chequeo al que fuera jefe de la Guardia Roja. “El viejo revolucionario vivía en un complejo fuertemente custodiado, que ocupaba toda una manzana sobre la calle Viena, junto al río Churubusco. Durante mi visita le realicé un exámen médico y recuerdo que me dió un fuerte apretón de manos, como si quisiera iniciar una lucha”, escribió Ponsetí en una carta dirigida a su hermano Miquel, recogida en la biografía publicada por el historiador menorquín Bep Portella. Habían pasado tres meses del ataque con explosivos a la casa de los Trotski y el general Sánchez Salazar aún no tenía una hipótesis clara sobre quién había organizado el asalto. Se debatía entre un autoatentado con fines propagandísticos y la versión que el antiguo Comisario de Guerra de la URSS le dió desde un principio: los responsables eran los miembros más destacados del Partido Comunista Mexicano, entre los que se encontraba el famoso muralista y pintor David Alfaro Siqueiros. El tiempo le daría la razón. El 20 de agosto de 1940, un coche se detuvo frente a la farmacia de Ignasi Ponsetí y un miembro del equipo de seguridad de Trotsky le pidió que los acompañara de inmediato, alegando una emergencia. Al llegar a la residencia, encontró el lugar rodeado por un centenar de policías, militares y miembros del servicio secreto mexicano. Fue informado de que uno de los presuntos colaboradores de Trotsky le había golpeado violentamente en la parte posterior de la cabeza con un piolet. Aunque se barajó la posibilidad de una trepanación para salvarle la vida, la operación se demoró tanto que el viejo revolucionario de origen ucraniano murió poco después del ataque. El agresor, un agente estalinista de origen catalán llamado Ramón Mercader, fue detenido y puesto a disposición de la justicia mexicana. Las autoridades solicitaron a Ponsetí que realizara la autopsia asistiendo al doctor Dutrem. “El cuerpo yacía sobre la cama en un charco de sangre, con el rostro y la cabeza completamente cubiertos. Al tomarle la mano, comprobé rápidamente que no había signos vitales y confirmé la causa de la muerte: un traumatismo directo en el cerebro”, comentó el propio Ponsetí en una carta. Según cuentan algunos descendientes del doctor Dutrem, mientras la policía se llevaba a Mercader rumbo a la cárcel donde pasaría 20 años encerrado, el agente soviético se dirigió al médico de Trotski en perfecto catalán y le dijo “Doctor, ajudi’m si us plau” [Doctor, ayúdeme, por favor]. A lo que Dutrem respondió, quizás adivinando el peso histórico de lo que acababa de suceder: “Català havies de ser, fill de puta? [¿Catalán tenías que ser, hijo de puta?]. Ingreso a la biblioteca de la casa de Coyoacán donde trabajaban los colaboradores de Trotski. La tumba del revolucionario ocupa el centro del patio, donde descansa junto a su esposa y a su nieto. La Universidad de Iowa y el método Ponsetí Tras su paso por México, el doctor Ponsetí decidió emigrar a los Estados Unidos, donde viviría el resto de su vida y donde se dedicó por completo a la ortopedia pediátrica, área en la que desarrolló la parte más decisiva de su carrera médica. En la Universidad de Iowa, institución a la que permaneció vinculado durante décadas y donde acabaría convirtiéndose en una figura de referencia mundial, encontró el entorno académico y clínico que le permitió combinar sus investigaciones con una mirada crítica hacia los procedimientos quirúrgicos –quizás una herencia de las muchas cirugías que debió realizar en sus años de médico de guerra– para el tratamiento del “pie zambo”, una dolencia infantil que afecta a 1 de cada 1.000 bebés a nivel mundial cada año, según datos de la Iniciativa Mundial para el Pie Zambo. Desde muy temprano, Ponsetí mostró una preocupación constante por las consecuencias a largo plazo de esas intervenciones en niños, especialmente en términos de dolor crónico y pérdida de movilidad. El médico fue el creador del famoso 'método Ponsetí' Fue en ese contexto donde el menorquín desarrolló lo que hoy se conoce como “método Ponsetí” para el tratamiento del pie zambo congénito: una técnica revolucionaria basada en manipulaciones suaves, yesos seriados y una intervención quirúrgica mínima que permite corregir esta malformación con un alto grado de eficacia. Frente a las cirugías extensas que predominaban en la época, su método demostraba que era posible corregir la deformidad respetando la anatomía y el crecimiento natural del pie. Los resultados clínicos, inicialmente recibidos con escepticismo por parte de la comunidad médica, acabaron imponiéndose por su eficacia, bajo índice de recaídas y mejora sustancial en la calidad de vida de los pacientes. Con el paso de los años, el método Ponseti se ha convertido en el estándar de referencia internacional y es hoy aplicado en hospitales y programas de salud pública de todo el mundo. En la etapa final de su vida, Ponsetí fue testigo del reconocimiento global de su trabajo, sin abandonar nunca una actitud discreta y profundamente humanista hacia la medicina. Continuó vinculado a la Universidad de Iowa hasta una edad muy avanzada, supervisando investigaciones, formando a nuevas generaciones de especialistas y promoviendo la difusión del método en países con menos recursos. Falleció en 2009, a los 95 años.

Un cambio normativo deja a cientos de estudiantes de FP en Andalucía ante el riesgo de no poder finalizar sus estudios

Un cambio normativo deja a cientos de estudiantes de FP en Andalucía ante el riesgo de no poder finalizar sus estudios

La adaptación de la nueva Formación Profesional Dual exige un número de horas de prácticas difícil de asumir para los centros educativos y el tejido empresarial. Alumnado, profesorado y sindicatos alertan del caos organizativo, mientras la Junta niega que exista un problema generalizado La Junta de Andalucía convoca las pruebas de acceso a los ciclos formativos de Formación Profesional La nueva Formación Profesional (FP) Dual, que emana de la Ley Orgánica 3/2022 y desarrollan todas las comunidades autónomas, mantiene en vilo a cientos de estudiantes de Andalucía y a su profesorado. La adaptación de la regulación estatal por parte de la Junta ha provocado que buena parte del alumnado, que inició sus estudios en 2024, se enfrente ahora a una exigencia de horas prácticas para poder titular que el sector considera inasumible. En concreto, la preocupación se centra en la obligatoriedad de completar 500 horas de prácticas para obtener el título, el equivalente a unos tres meses de trabajo efectivo. Hasta este cambio normativo, que se ha ido adoptando desde el curso 2023-2024 en Andalucía y es de plena aplicación desde este año 2025, la media de horas prácticas se situaba en torno a las 400 horas -dependiendo del nivel- y se realizaban al final del último curso. Ahora, aunque estas horas pueden repartirse entre primero y segundo, el cambio se ha producido con el curso ya iniciado, afectando a alumnado que comenzó sus estudios sin ese requisito. En toda Andalucía, según las últimas cifras publicadas del Gobierno central , hay alrededor de 200.000 estudiantes de formación profesional y todos ellos deben adaptarse a la normativa. No obstante, el problema no es para todos igual. La exigencia impacta en los ciclos de grado medio y superior, donde además se matricula un perfil de alumnado que busca incorporarse cuanto antes al mercado laboral. Cualquier retraso en la obtención del título supone, en la práctica, un freno directo a sus posibilidades de empleo. Aunque la Junta dice no tener constancia de que el problema sea generalizado, fuentes del sector sí lo dicen y señalan que provincias como Málaga, Granada o Almería sufren especialmente esta situación porque la regulación de la Consejería de Educación está siendo retroactiva en cuanto a las exigencias y no se está informando “a tiempo”. “Aunque apruebes todo, puedes no titular” La situación es especialmente grave en la FP a distancia, donde no existe la división tradicional por cursos y el alumnado se matricula por módulos. En estos casos, aprobar todas las asignaturas ya no garantiza la titulación. “Ahora mismo hay alumnado que, aunque apruebe todos los módulos, puede no titular simplemente porque no encuentra empresa para las prácticas”, explica Pedro Fernández, docente de FP y miembro de la comisión de FP del sindicato CSIF en Andalucía. “Si un alumno de segundo no encuentra empresa, no titula. Eso significa imponerle un tercer año obligatorio”. Para el profesorado, el cambio normativo se está haciendo sin la información y el diálogo necesarios. Además el problema, dice, no es académico sino estructural. “Encontrar empresas para todo el alumnado en Andalucía es inviable”. La mayoría del tejido productivo está formado por microempresas y autónomos sin capacidad para asumir alumnado en prácticas, mientras que la búsqueda de plazas recae casi en exclusiva sobre el profesorado, con una dotación horaria mínima. “Tenemos tres horas por curso para buscar empresas para cincuenta o sesenta alumnos. Es materialmente imposible”. Eso sí, quienes puedan acreditar horas de trabajo por su cuenta que estén relacionadas con su formación, pueden descontárselas de las prácticas. Un cambio de reglas en pleno partido Pero el problema está extendido entre el alumnado. Azahara, estudiante de Integración Social a distancia, tiene 34 años y trabaja por las mañanas. Se matriculó con una idea clara: terminar el ciclo en dos años. “La mayoría de las personas que estudiamos FP a distancia trabajamos o tenemos cargas familiares”, explica. El curso pasado cursó ocho módulos. Tres de ellos incluían prácticas que, según les indicó el propio centro, se realizarían de forma transitoria en institutos y se evaluarían mediante tareas, ya que la FP Dual aún no estaba implantada al 100 % en la modalidad a distancia. “En junio nos dijeron que las prácticas estaban superadas, que ya estaban evaluadas y que no había que hacer prácticas en empresa”, recuerda. “En septiembre nos lo volvieron a decir en la presentación del instituto”. Sin embargo, en diciembre ha llegado el giro. “Ahora nos dicen que no, que esas prácticas no valen”, relata. “Tenemos grabaciones y resoluciones donde se dice claramente que esos módulos quedaban superados. Eso está incluso en YouTube”. La solución que se le plantea ahora pasa por concentrar 500 horas de prácticas entre marzo y junio, compatibilizándolas con su empleo y el resto de módulos. “Pretenden que trabaje de ocho a tres y que luego haga prácticas de cuatro de la tarde a diez de la noche”, denuncia. “Eso significa trabajar trece horas al día, hacer tareas, el proyecto intermodular y estudiar. Es inasumible”. Javier tiene 27 años, vive en Almería y también cursa Integración Social a distancia. Su experiencia coincide con la de Azahara. “Pensaba que la FP a distancia iba a estar adaptada a personas que no pueden estudiar de otra forma, y ha resultado ser incluso peor que la presencial”, afirma. Durante el curso ha tenido que dejar de acudir a su empleo para asistir a prácticas obligatorias. “He tenido que buscar un sustituto y perder un día de paga, además del dinero del desplazamiento”, explica. “Esto genera mucho estrés y desconcierto”. Javier insiste en que el problema no está en los centros. “No culpo a los institutos ni al profesorado, porque se han volcado con nosotros”, señala. “El problema es que las cosas cambian de un día para otro”. Tras dos cursos marcados por la incertidumbre, lanza un diagnóstico contundente: “La FP a distancia es un caos”. Y añade: “Sinceramente pensamos que todo esto son artimañas para acabar con ella. Están robando oportunidades”. Para el sector es un caos normativo Desde el sector, el responsable de Política Educativa de CCOO, Felipe Gómez, se sitúa en la misma línea que el alumnado y los docentes y confirma que no se trata de casos aislados. “La implantación de la FP Dual en Andalucía está siendo caótica, como venimos viendo en los últimos años”, afirma. “La normativa no llega hasta bien entrado el curso, como ocurrió el año pasado y está pasando este”. Gómez señala que la falta de desarrollo normativo afecta también al profesorado. “Es un caos para los profesores y profesoras, que no tienen la normativa aplicada ni suficientes horas para buscar empresas donde realizar las prácticas”. En particular, reconoce problemas con la aplicación de las 500 horas en alumnado que no pudo completarlas el curso anterior por causas justificadas. “No estaba claro cómo implementarlas ni cómo registrarlas en Séneca”. Además, sitúa el conflicto en un contexto más amplio. “Hay un proceso evidente de privatización y de negocio alrededor de la FP”, apunta. “Quienes acaban pagando son, muchas veces, hijos e hijas de la clase trabajadora”. La Junta niega un problema generalizado Por su parte, la Consejería de Educación niega que exista una problemática estructural en el sistema. Según datos oficiales, Andalucía ha firmado 85.000 convenios con empresas y dispone de 170.000 plazas públicas, frente a unas 40.000 en la privada. “Que sea un problema general del sistema no nos consta”, sostienen fuentes de la Consejería. Desde la Junta subrayan que los requisitos de la FP Dual vienen marcados por la normativa estatal. “La normativa es de carácter nacional y es la que marca los requisitos”, señalan, recordando que la Dual comenzó a aplicarse en primero el curso pasado y este año ya se extiende a primero y segundo. Según la Consejería, Andalucía solicitó una implantación progresiva en varios cursos, pero el Gobierno central la descartó. Sin embargo, la respuesta institucional no entra a valorar los casos concretos de alumnado que comenzó sus estudios con unas condiciones y ahora se enfrenta a otras, ni la dificultad real de compatibilizar prácticas obligatorias y empleo. Mientras tanto, a pocas semanas de que comiencen de forma generalizada las prácticas, la incertidumbre persiste. “En enero empieza todo el mundo a irse de prácticas y ahora mismo no sabemos qué va a pasar”, resume Pedro Fernández. “Si esto no se resuelve ya, hay alumnado que no va a poder terminar sus estudios”.

‘Anaconda’ vuelve a un clásico del cine cutre para reírse con torpeza de la crisis de Hollywood

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En esta suerte de “secuela meta”, los personajes de Jack Black y Paul Rudd se proponen rodar un remake de aquella fatídica película que protagonizó Jennifer Lopez en el 97 Las 10 mejores películas de 2025 A Hollywood, durante por lo menos diez años, le ha salido muy rentable la Era de la Nostalgia. Jurassic World: El renacer fue la película más taquillera de este verano y la recaudación del remake de Lilo y Stitch lidera el ránking de 2025, pero a priori parece que dicha Era está acabando. El final de Stranger Things podría ser un cierre así como poético, y nos llevaría a preguntarnos qué viene ahora. ¿Qué nueva Era sucederá a la Era de la Nostalgia? Si bien Tom Gormican no es un cineasta muy conocido, podría haber dado con la clave: la Era del Meme. La nostalgia y los memes funcionan de forma parecida. Dependen de imaginarios compartidos y del reconocimiento instantáneo de quienes lo experimentan. Si no despiertan complicidad, se marchitan. La diferencia es que los memes no tienen tanta afinidad con afectos fuertes o algún paraíso perdido estilo la infancia, pues tienden a ser más veloces y bufonescos. Nicolas Cage es un meme por la diversión que han dispensado sus películas sin el respeto de termómetros prestigiosos. También por su excentricidad como personaje público. Por su mera imagen. El insoportable peso de un talento descomunal , dirigida por Gormican, estaba consagrada a este fenómeno. En 2022 Cage se prestó a protagonizar un film plenamente inspirado en su condición memética. El culto que le había rodeado estalló en una comedia metarreferencial, destinada a toda esa comunidad digital que tanto disfrutaba de su obra. Irónicamente o no, que para el caso da lo mismo. Nos caiga más o menos simpático el asunto —y sea más o menos útil para futuras mutaciones del cine comercial que sigan maquillando su falta de imaginación—, el razonamiento que Gormican siguió para El insoportable peso de un talento descomunal es análogo al que cimienta Anaconda . Sin la existencia de Internet habría sido imposible imaginar una comedia donde Cage se parodiara a sí mismo. Del mismo modo, sin la existencia de Internet nadie habría pensado jamás en hacer un remake de Anaconda , 28 años después de la película original. Anaconda es una película famosa, principalmente, por ser malísima. Nadie ha tenido el valor de sentir nostalgia por ella. Todo por el meme O casi nadie. Los protagonistas de la Anaconda de Gormican sí la recuerdan con mucho cariño. Al grupo de amigos que forman Griff (Paul Rudd), Doug (Jack Black) y Claire (Thandiwe Newton) la película de 1997 les pilló de chavales, y les inspiró para querer dedicarse al cine. En el presente nadie lo ha logrado, sin embargo. Griff es un actor fracasado y Doug graba vídeos para bodas. La trama de esta nueva Anaconda comienza cuando adquieren los derechos de la película Anaconda (la del 97) y deciden irse al Amazonas a rodar un remake . La situación se complicará lo suyo al toparse con una serpiente gigante de verdad, poniéndoles en peligro de muerte. El Hollywood de los últimos años nos ha acostumbrado a muchos tipos de explotaciones tardías de propiedades intelectuales. Están la secuela y la precuela. También la “secuela legado” o la “recuela”, donde se confunden las nociones de secuela, reboot y remake . No hay un término oficial para el tipo de secuela que practica la nueva Anaconda (¿metasecuela?), si bien ya nos hemos encontrado en otras ocasiones con la idea de que la película original exista dentro del universo de la nueva iteración. Pasó en la saga de El ciempiés humano , por ejemplo. Lo interesante, sin embargo, es cómo de orgánicamente que Anaconda se inserta en las lógicas del meme. El que sus protagonistas sean fans del filme noventero no es ningún chiste porque, como bien sabemos, hay clásicos generacionales que calan culturalmente gracias al humor involuntario que generan. El desconcierto trocado en guiño cómplice, o la admiración honesta hacia sensibilidades artísticas que desafían los moldes establecidos. Es la actitud que llevó por ejemplo a Tim Burton a hacer Ed Wood o a que The Disaster Artist homenajeara una de esas “peores películas de la historia” (ganando la Concha de Oro, algo que jamás habría podido hacer la The Room original). Y es una actitud puramente cinéfila, en la que el grado de condescendencia puede variar. La afinidad de Anaconda con estos postulados es un poco más compleja si cabe por el tipo de fuente que maneja —y que obliga a su metasecuela a articularse como una comedia de terror y aventuras— en paralelo al eco que ha hallado dentro de los dominios más sarcásticos del meme. La Anaconda que dirigió Lluis Llosa —primo del novelista fallecido Mario Vargas Llosa , uno de tantos elementos hilarantes del filme— se estrenó en el momento exacto en que el cine de monstruos con vocación multisalas apuntaba a democratizarse, gracias a los efectos digitales. El blockbuster monstruoso, inaugurado por Spielberg en el 75 con Tiburón y renovado por él mismo en el 93 con Parque Jurásico , estaba a punto de desaparecer. Se lo cargaron películas tan caras como masacradas por la crítica estilo Anaconda, Congo (1995) —otra adaptación del mismo Michael Crichton que ideó Parque Jurásico , ahora con gorilas de por medio—, y la sucesión en 1999 de Mandíbulas (cocodrilos gigantes) y Deep Blue Sea (tiburones gigantes). Todas ellas querían aprovecharse del éxito de Spielberg, sin preocuparse de tener una mínima dignidad cinematográfica. No es casualidad que en 1997 se fundara The Asylum, la productora de Sharknado . Anaconda arrasó en los premios Razzie (los anti-Oscar) y se transformó en un título de culto gracias a la cutrez de su CGI, a su guion sumamente estúpido y a sus interpretaciones desnortadas —entre Ice Cube y un Jon Voight grotesco, pasando por una Jennifer López que no sabía dónde meterse. Ice Cube en la 'Anaconda' de 1997 Fue un éxito en taquilla pero, ajustándose a los vientos de la industria, solo llegó a estrenar en cines una secuela ( Anacondas: La cacería por la orquídea sangrienta , del 2004); las siguientes fueron directamente a vídeo o televisión, al canal Syfy. Anaconda sucumbió del todo a su corazón Serie B, en resumen, y llegó a tener un crossover con Mandíbulas — Mandíbulas contra Anaconda , en 2015— luego de que serpientes y cocodrilos tuvieran una trayectoria paralela entre cines y Syfy. Entre 'Anaconda' y 'King Kong' Así que Anaconda , ahí donde la vemos, representa la transición de los monstruos que lideraron el blockbuster de los 70 y los 90 a la televisión barata y la mofa de Internet. De Tiburón a Sharknado . Del lujoso espectáculo de Hollywood a veladas con amigos —regadas por alcohol y drogas blandas— donde disfrutar de películas “tan malas que son buenas”. Con lo que es un título adecuado al que anclar esta posible Era del Meme y se entiende que Gormican continúe así El insoportable peso de un talento descomunal . Pero las conexiones son incluso más enrevesadas. Tenemos más o menos asumido que, con la sucesión de blockbusters cochambrosos de fines de los 90, el cine de monstruos megalómano expiró. Años después de eso hay que conformarse —dejando de lado las bromas de Syfy y The Asylum— con producciones anémicas como Megalodón o limitadas por servidumbres de franquicia como el Monsterverso de Godzilla y King Kong . Antes de todo eso, sin embargo, hubo un último esfuerzo por mantener el gigantismo en el demencial remake de King Kong a cargo de Peter Jackson (2005). Donde, al igual que en esta nueva Anaconda , Jack Black era un temerario director de cine que se topaba con monstruos gigantescos en la selva. King Kong volvía al King Kong de los años 30 —título inaugural de la tradición de monstruos clásicos— de la misma forma que esta Anaconda vuelve a la Anaconda de los años 90 fijándola como título inaugural de la tradición de monstruos posmodernos. Esta genealogía determina qué esperar del filme de Tom Gormican y no es solo que no se tome en serio a sí mismo —la Anaconda noventera tampoco lo hacía demasiado—, sino que la acción esté supeditada a la comedia directa. Una comedia que, del mismo modo que rinde un homenaje sentimental al “cine malo” estilo The Disaster Artist , también quiere ser una sátira sobre el Hollywood contemporáneo. Los hermanos Dave y James Franco, en 'The Disaster Artist' En ambas ligas se percibe convicción. El grupo de amigos perdedores está bien construido y se nota que Gormican conoce de primera mano esta cinefilia de derribo, a la vez que lanza algún dardo ocurrente a la industria —no tanto por su obsesión con explotar propiedades intelectuales, como por la necesidad de que el último cine de terror tenga “temas” — y sabe manejar la cita pop. El uso de la canción Anaconda de Nicki Minaj da medida del ingenio del filme, que no es demasiado prominente pero sí vale para considerarlo, por lo menos, algo más potable que su antepasado del 97. Aun así el talante listillo de Anaconda no llega a ser suficiente como para sobreponerse a defectos graves, ya presentes en El insoportable peso de un talento descomunal . El humor meta busca fluir tanto a base de codazos que cuando no termina de aterrizar se vuelve grotesco. Su mayor baza para evitarlo es que Rudd y Black son cómicos excelentes pero esto solo sirve hasta cierto punto: la realización de Gormican es tan incompetente, el caótico montaje ilustra hasta tal punto un rodaje torpe y apresurado, que las conexiones con el filme original llegan a extremos indeseables. El desubicado personaje de Daniela Melchior, o el penoso embalaje visual de la película, constatan que esta Anaconda solo puede presumir frente a la Anaconda original de haber sabido estar al tanto de los cambiantes humores de Internet. Que por supuesto no es mucho, y transmite las peores expectativas de cara a que esta Era del Meme llegue a extenderse.

Un cambio normativo deja a cientos de estudiantes de FP en Andalucía ante el riesgo de no poder finalizar sus estudios

Un cambio normativo deja a cientos de estudiantes de FP en Andalucía ante el riesgo de no poder finalizar sus estudios

La adaptación de la nueva Formación Profesional Dual exige un número de horas de prácticas difícil de asumir para los centros educativos y el tejido empresarial. Alumnado, profesorado y sindicatos alertan del caos organizativo, mientras la Junta niega que exista un problema generalizado La Junta de Andalucía convoca las pruebas de acceso a los ciclos formativos de Formación Profesional La nueva Formación Profesional (FP) Dual, que emana de la Ley Orgánica 3/2022 y desarrollan todas las comunidades autónomas, mantiene en vilo a cientos de estudiantes de Andalucía y a su profesorado. La adaptación de la regulación estatal por parte de la Junta ha provocado que buena parte del alumnado, que inició sus estudios en 2024, se enfrente ahora a una exigencia de horas prácticas para poder titular que el sector considera inasumible. En concreto, la preocupación se centra en la obligatoriedad de completar 500 horas de prácticas para obtener el título, el equivalente a unos tres meses de trabajo efectivo. Hasta este cambio normativo, que se ha ido adoptando desde el curso 2023-2024 en Andalucía y es de plena aplicación desde este año 2025, la media de horas prácticas se situaba en torno a las 400 horas -dependiendo del nivel- y se realizaban al final del último curso. Ahora, aunque estas horas pueden repartirse entre primero y segundo, el cambio se ha producido con el curso ya iniciado, afectando a alumnado que comenzó sus estudios sin ese requisito. En toda Andalucía, según las últimas cifras publicadas del Gobierno central , hay alrededor de 200.000 estudiantes de formación profesional y todos ellos deben adaptarse a la normativa. No obstante, el problema no es para todos igual. La exigencia impacta en los ciclos de grado medio y superior, donde además se matricula un perfil de alumnado que busca incorporarse cuanto antes al mercado laboral. Cualquier retraso en la obtención del título supone, en la práctica, un freno directo a sus posibilidades de empleo. Aunque la Junta dice no tener constancia de que el problema sea generalizado, fuentes del sector sí lo dicen y señalan que provincias como Málaga, Granada o Almería sufren especialmente esta situación porque la regulación de la Consejería de Educación está siendo retroactiva en cuanto a las exigencias y no se está informando “a tiempo”. “Aunque apruebes todo, puedes no titular” La situación es especialmente grave en la FP a distancia, donde no existe la división tradicional por cursos y el alumnado se matricula por módulos. En estos casos, aprobar todas las asignaturas ya no garantiza la titulación. “Ahora mismo hay alumnado que, aunque apruebe todos los módulos, puede no titular simplemente porque no encuentra empresa para las prácticas”, explica Pedro Fernández, docente de FP y miembro de la comisión de FP del sindicato CSIF en Andalucía. “Si un alumno de segundo no encuentra empresa, no titula. Eso significa imponerle un tercer año obligatorio”. Para el profesorado, el cambio normativo se está haciendo sin la información y el diálogo necesarios. Además el problema, dice, no es académico sino estructural. “Encontrar empresas para todo el alumnado en Andalucía es inviable”. La mayoría del tejido productivo está formado por microempresas y autónomos sin capacidad para asumir alumnado en prácticas, mientras que la búsqueda de plazas recae casi en exclusiva sobre el profesorado, con una dotación horaria mínima. “Tenemos tres horas por curso para buscar empresas para cincuenta o sesenta alumnos. Es materialmente imposible”. Eso sí, quienes puedan acreditar horas de trabajo por su cuenta que estén relacionadas con su formación, pueden descontárselas de las prácticas. Un cambio de reglas en pleno partido Pero el problema está extendido entre el alumnado. Azahara, estudiante de Integración Social a distancia, tiene 34 años y trabaja por las mañanas. Se matriculó con una idea clara: terminar el ciclo en dos años. “La mayoría de las personas que estudiamos FP a distancia trabajamos o tenemos cargas familiares”, explica. El curso pasado cursó ocho módulos. Tres de ellos incluían prácticas que, según les indicó el propio centro, se realizarían de forma transitoria en institutos y se evaluarían mediante tareas, ya que la FP Dual aún no estaba implantada al 100 % en la modalidad a distancia. “En junio nos dijeron que las prácticas estaban superadas, que ya estaban evaluadas y que no había que hacer prácticas en empresa”, recuerda. “En septiembre nos lo volvieron a decir en la presentación del instituto”. Sin embargo, en diciembre ha llegado el giro. “Ahora nos dicen que no, que esas prácticas no valen”, relata. “Tenemos grabaciones y resoluciones donde se dice claramente que esos módulos quedaban superados. Eso está incluso en YouTube”. La solución que se le plantea ahora pasa por concentrar 500 horas de prácticas entre marzo y junio, compatibilizándolas con su empleo y el resto de módulos. “Pretenden que trabaje de ocho a tres y que luego haga prácticas de cuatro de la tarde a diez de la noche”, denuncia. “Eso significa trabajar trece horas al día, hacer tareas, el proyecto intermodular y estudiar. Es inasumible”. Javier tiene 27 años, vive en Almería y también cursa Integración Social a distancia. Su experiencia coincide con la de Azahara. “Pensaba que la FP a distancia iba a estar adaptada a personas que no pueden estudiar de otra forma, y ha resultado ser incluso peor que la presencial”, afirma. Durante el curso ha tenido que dejar de acudir a su empleo para asistir a prácticas obligatorias. “He tenido que buscar un sustituto y perder un día de paga, además del dinero del desplazamiento”, explica. “Esto genera mucho estrés y desconcierto”. Javier insiste en que el problema no está en los centros. “No culpo a los institutos ni al profesorado, porque se han volcado con nosotros”, señala. “El problema es que las cosas cambian de un día para otro”. Tras dos cursos marcados por la incertidumbre, lanza un diagnóstico contundente: “La FP a distancia es un caos”. Y añade: “Sinceramente pensamos que todo esto son artimañas para acabar con ella. Están robando oportunidades”. Para el sector es un caos normativo Desde el sector, el responsable de Política Educativa de CCOO, Felipe Gómez, se sitúa en la misma línea que el alumnado y los docentes y confirma que no se trata de casos aislados. “La implantación de la FP Dual en Andalucía está siendo caótica, como venimos viendo en los últimos años”, afirma. “La normativa no llega hasta bien entrado el curso, como ocurrió el año pasado y está pasando este”. Gómez señala que la falta de desarrollo normativo afecta también al profesorado. “Es un caos para los profesores y profesoras, que no tienen la normativa aplicada ni suficientes horas para buscar empresas donde realizar las prácticas”. En particular, reconoce problemas con la aplicación de las 500 horas en alumnado que no pudo completarlas el curso anterior por causas justificadas. “No estaba claro cómo implementarlas ni cómo registrarlas en Séneca”. Además, sitúa el conflicto en un contexto más amplio. “Hay un proceso evidente de privatización y de negocio alrededor de la FP”, apunta. “Quienes acaban pagando son, muchas veces, hijos e hijas de la clase trabajadora”. La Junta niega un problema generalizado Por su parte, la Consejería de Educación niega que exista una problemática estructural en el sistema. Según datos oficiales, Andalucía ha firmado 85.000 convenios con empresas y dispone de 170.000 plazas públicas, frente a unas 40.000 en la privada. “Que sea un problema general del sistema no nos consta”, sostienen fuentes de la Consejería. Desde la Junta subrayan que los requisitos de la FP Dual vienen marcados por la normativa estatal. “La normativa es de carácter nacional y es la que marca los requisitos”, señalan, recordando que la Dual comenzó a aplicarse en primero el curso pasado y este año ya se extiende a primero y segundo. Según la Consejería, Andalucía solicitó una implantación progresiva en varios cursos, pero el Gobierno central la descartó. Sin embargo, la respuesta institucional no entra a valorar los casos concretos de alumnado que comenzó sus estudios con unas condiciones y ahora se enfrenta a otras, ni la dificultad real de compatibilizar prácticas obligatorias y empleo. Mientras tanto, a pocas semanas de que comiencen de forma generalizada las prácticas, la incertidumbre persiste. “En enero empieza todo el mundo a irse de prácticas y ahora mismo no sabemos qué va a pasar”, resume Pedro Fernández. “Si esto no se resuelve ya, hay alumnado que no va a poder terminar sus estudios”.

‘Anaconda’ vuelve a un clásico del cine cutre para reírse con torpeza de la crisis de Hollywood

‘Anaconda’ vuelve a un clásico del cine cutre para reírse con torpeza de la crisis de Hollywood

En esta suerte de “secuela meta”, los personajes de Jack Black y Paul Rudd se proponen rodar un remake de aquella fatídica película que protagonizó Jennifer Lopez en el 97 Las 10 mejores películas de 2025 A Hollywood, durante por lo menos diez años, le ha salido muy rentable la Era de la Nostalgia. Jurassic World: El renacer fue la película más taquillera de este verano y la recaudación del remake de Lilo y Stitch lidera el ránking de 2025, pero a priori parece que dicha Era está acabando. El final de Stranger Things podría ser un cierre así como poético, y nos llevaría a preguntarnos qué viene ahora. ¿Qué nueva Era sucederá a la Era de la Nostalgia? Si bien Tom Gormican no es un cineasta muy conocido, podría haber dado con la clave: la Era del Meme. La nostalgia y los memes funcionan de forma parecida. Dependen de imaginarios compartidos y del reconocimiento instantáneo de quienes lo experimentan. Si no despiertan complicidad, se marchitan. La diferencia es que los memes no tienen tanta afinidad con afectos fuertes o algún paraíso perdido estilo la infancia, pues tienden a ser más veloces y bufonescos. Nicolas Cage es un meme por la diversión que han dispensado sus películas sin el respeto de termómetros prestigiosos. También por su excentricidad como personaje público. Por su mera imagen. El insoportable peso de un talento descomunal , dirigida por Gormican, estaba consagrada a este fenómeno. En 2022 Cage se prestó a protagonizar un film plenamente inspirado en su condición memética. El culto que le había rodeado estalló en una comedia metarreferencial, destinada a toda esa comunidad digital que tanto disfrutaba de su obra. Irónicamente o no, que para el caso da lo mismo. Nos caiga más o menos simpático el asunto —y sea más o menos útil para futuras mutaciones del cine comercial que sigan maquillando su falta de imaginación—, el razonamiento que Gormican siguió para El insoportable peso de un talento descomunal es análogo al que cimienta Anaconda . Sin la existencia de Internet habría sido imposible imaginar una comedia donde Cage se parodiara a sí mismo. Del mismo modo, sin la existencia de Internet nadie habría pensado jamás en hacer un remake de Anaconda , 28 años después de la película original. Anaconda es una película famosa, principalmente, por ser malísima. Nadie ha tenido el valor de sentir nostalgia por ella. Todo por el meme O casi nadie. Los protagonistas de la Anaconda de Gormican sí la recuerdan con mucho cariño. Al grupo de amigos que forman Griff (Paul Rudd), Doug (Jack Black) y Claire (Thandiwe Newton) la película de 1997 les pilló de chavales, y les inspiró para querer dedicarse al cine. En el presente nadie lo ha logrado, sin embargo. Griff es un actor fracasado y Doug graba vídeos para bodas. La trama de esta nueva Anaconda comienza cuando adquieren los derechos de la película Anaconda (la del 97) y deciden irse al Amazonas a rodar un remake . La situación se complicará lo suyo al toparse con una serpiente gigante de verdad, poniéndoles en peligro de muerte. El Hollywood de los últimos años nos ha acostumbrado a muchos tipos de explotaciones tardías de propiedades intelectuales. Están la secuela y la precuela. También la “secuela legado” o la “recuela”, donde se confunden las nociones de secuela, reboot y remake . No hay un término oficial para el tipo de secuela que practica la nueva Anaconda (¿metasecuela?), si bien ya nos hemos encontrado en otras ocasiones con la idea de que la película original exista dentro del universo de la nueva iteración. Pasó en la saga de El ciempiés humano , por ejemplo. Lo interesante, sin embargo, es cómo de orgánicamente que Anaconda se inserta en las lógicas del meme. El que sus protagonistas sean fans del filme noventero no es ningún chiste porque, como bien sabemos, hay clásicos generacionales que calan culturalmente gracias al humor involuntario que generan. El desconcierto trocado en guiño cómplice, o la admiración honesta hacia sensibilidades artísticas que desafían los moldes establecidos. Es la actitud que llevó por ejemplo a Tim Burton a hacer Ed Wood o a que The Disaster Artist homenajeara una de esas “peores películas de la historia” (ganando la Concha de Oro, algo que jamás habría podido hacer la The Room original). Y es una actitud puramente cinéfila, en la que el grado de condescendencia puede variar. La afinidad de Anaconda con estos postulados es un poco más compleja si cabe por el tipo de fuente que maneja —y que obliga a su metasecuela a articularse como una comedia de terror y aventuras— en paralelo al eco que ha hallado dentro de los dominios más sarcásticos del meme. La Anaconda que dirigió Lluis Llosa —primo del novelista fallecido Mario Vargas Llosa , uno de tantos elementos hilarantes del filme— se estrenó en el momento exacto en que el cine de monstruos con vocación multisalas apuntaba a democratizarse, gracias a los efectos digitales. El blockbuster monstruoso, inaugurado por Spielberg en el 75 con Tiburón y renovado por él mismo en el 93 con Parque Jurásico , estaba a punto de desaparecer. Se lo cargaron películas tan caras como masacradas por la crítica estilo Anaconda, Congo (1995) —otra adaptación del mismo Michael Crichton que ideó Parque Jurásico , ahora con gorilas de por medio—, y la sucesión en 1999 de Mandíbulas (cocodrilos gigantes) y Deep Blue Sea (tiburones gigantes). Todas ellas querían aprovecharse del éxito de Spielberg, sin preocuparse de tener una mínima dignidad cinematográfica. No es casualidad que en 1997 se fundara The Asylum, la productora de Sharknado . Anaconda arrasó en los premios Razzie (los anti-Oscar) y se transformó en un título de culto gracias a la cutrez de su CGI, a su guion sumamente estúpido y a sus interpretaciones desnortadas —entre Ice Cube y un Jon Voight grotesco, pasando por una Jennifer López que no sabía dónde meterse. Ice Cube en la 'Anaconda' de 1997 Fue un éxito en taquilla pero, ajustándose a los vientos de la industria, solo llegó a estrenar en cines una secuela ( Anacondas: La cacería por la orquídea sangrienta , del 2004); las siguientes fueron directamente a vídeo o televisión, al canal Syfy. Anaconda sucumbió del todo a su corazón Serie B, en resumen, y llegó a tener un crossover con Mandíbulas — Mandíbulas contra Anaconda , en 2015— luego de que serpientes y cocodrilos tuvieran una trayectoria paralela entre cines y Syfy. Entre 'Anaconda' y 'King Kong' Así que Anaconda , ahí donde la vemos, representa la transición de los monstruos que lideraron el blockbuster de los 70 y los 90 a la televisión barata y la mofa de Internet. De Tiburón a Sharknado . Del lujoso espectáculo de Hollywood a veladas con amigos —regadas por alcohol y drogas blandas— donde disfrutar de películas “tan malas que son buenas”. Con lo que es un título adecuado al que anclar esta posible Era del Meme y se entiende que Gormican continúe así El insoportable peso de un talento descomunal . Pero las conexiones son incluso más enrevesadas. Tenemos más o menos asumido que, con la sucesión de blockbusters cochambrosos de fines de los 90, el cine de monstruos megalómano expiró. Años después de eso hay que conformarse —dejando de lado las bromas de Syfy y The Asylum— con producciones anémicas como Megalodón o limitadas por servidumbres de franquicia como el Monsterverso de Godzilla y King Kong . Antes de todo eso, sin embargo, hubo un último esfuerzo por mantener el gigantismo en el demencial remake de King Kong a cargo de Peter Jackson (2005). Donde, al igual que en esta nueva Anaconda , Jack Black era un temerario director de cine que se topaba con monstruos gigantescos en la selva. King Kong volvía al King Kong de los años 30 —título inaugural de la tradición de monstruos clásicos— de la misma forma que esta Anaconda vuelve a la Anaconda de los años 90 fijándola como título inaugural de la tradición de monstruos posmodernos. Esta genealogía determina qué esperar del filme de Tom Gormican y no es solo que no se tome en serio a sí mismo —la Anaconda noventera tampoco lo hacía demasiado—, sino que la acción esté supeditada a la comedia directa. Una comedia que, del mismo modo que rinde un homenaje sentimental al “cine malo” estilo The Disaster Artist , también quiere ser una sátira sobre el Hollywood contemporáneo. Los hermanos Dave y James Franco, en 'The Disaster Artist' En ambas ligas se percibe convicción. El grupo de amigos perdedores está bien construido y se nota que Gormican conoce de primera mano esta cinefilia de derribo, a la vez que lanza algún dardo ocurrente a la industria —no tanto por su obsesión con explotar propiedades intelectuales, como por la necesidad de que el último cine de terror tenga “temas” — y sabe manejar la cita pop. El uso de la canción Anaconda de Nicki Minaj da medida del ingenio del filme, que no es demasiado prominente pero sí vale para considerarlo, por lo menos, algo más potable que su antepasado del 97. Aun así el talante listillo de Anaconda no llega a ser suficiente como para sobreponerse a defectos graves, ya presentes en El insoportable peso de un talento descomunal . El humor meta busca fluir tanto a base de codazos que cuando no termina de aterrizar se vuelve grotesco. Su mayor baza para evitarlo es que Rudd y Black son cómicos excelentes pero esto solo sirve hasta cierto punto: la realización de Gormican es tan incompetente, el caótico montaje ilustra hasta tal punto un rodaje torpe y apresurado, que las conexiones con el filme original llegan a extremos indeseables. El desubicado personaje de Daniela Melchior, o el penoso embalaje visual de la película, constatan que esta Anaconda solo puede presumir frente a la Anaconda original de haber sabido estar al tanto de los cambiantes humores de Internet. Que por supuesto no es mucho, y transmite las peores expectativas de cara a que esta Era del Meme llegue a extenderse.

Cuando la industria de armas gana, el desarme pierde

Cuando la industria de armas gana, el desarme pierde

El impulso de la industria militar es generalizado en todo el mundo, producido por un cambio, no solo discursivo sino también económico y empresarial. Lo más preocupante es que esta retórica, aparte de impulsar una carrera armamentística, escala tensiones y dificulta la gestión de la arquitectura de seguridad mundial, A raíz de la publicación del nuevo top 100 de la industria militar mundial, con los datos del año 2024 realizados por el Instituto de Paz de Estocolmo, SIPRI, podemos ver que se ha alcanzado la cifra de 679.000 millones de dólares de facturación en armas, un incremento anual del 5,9% en términos reales. De las principales empresas de armas, sabemos que la mayoría son de Estados Unidos y de Europa, 39 y 26 respectivamente. Las principales empresas de Estados Unidos siguen siendo Lockheed Martin, RTX, Northrop Grumman, General Dynamics y L3 Harris Technologies. En el top 10 aparecen también desde hace varios años las empresas chinas AVIC y CETC, la británica BAE Systems y la empresa rusa Rostec. Haciendo un análisis concreto de las empresas, vemos que algunas de ellas han incrementado sensiblemente su facturación, y destacan entre estas algunas europeas, como las alemanas Rheinmetall, que aumenta un 47% su facturación, y Diehl, que lo hace un 53%, la empresa checa Czechoslovak Group, que ha aumentado un 193% sus ingresos y la polaca PGZ, con un incremento del 34%. Cabe mencionar también en Europa los aumentos considerables en la facturación de las principales industrias de Francia, como en el caso de Dassault Aviation, que sube un 30%, o las empresas de tecnología militar aplicada en varios ámbitos del sector militar y de seguridad, como Safran o Thales. Finalmente, es reseñable el aumento de la empresa ucraniana de armas JSC, Ukrainian Defense Industry, con un 41%. La única española en el ranking es de nuevo Navantia, con 1.270 millones $ en defensa en 2024. Las 23 compañías del top 100 que están basadas en Asia-Pacífico incrementan también con fuerza su facturación. Destacan los aumentos en la coreana Hanwha Group, del 42%, que va acompañada del aumento del 38% en LIG Nex1, o del 45% en Rotem. Si a esto le sumamos los aumentos en la facturación militar de las empresas japonesas Fujitsu, con un 25%, Mitsubishi Electric Corporation, con un 87%, o Kawasaki Heavy Industries, con un 36%, se observa también un impulso relevante en esta región. También es destacable la entrada en esta lista de la empresa Defend ID de Indonesia. Por contra, las empresas de China muestran unas cifras mucho más modestas o incluso de reducción en su facturación. Merece especial mención la industria militar de Israel. El genocidio en Gaza y la enorme militarización del país llevan a que Israel tenga tres empresas que superan los 5.000 millones de dólares de facturación, alcanzando 16.200 millones de facturación solo estas tres compañías en 2024. Finalmente, destacaría la aparición de la empresa de Elon Musk, SpaceX, apareciendo en el número 77 del ranking, cuando el año anterior estaba en el 106, alcanzando una facturación de cerca de 2.000 millones de dólares en el sector de defensa. Hegemonía occidental y erosión del desarme Cuando acudimos no tanto al número de empresas, sino a la facturación de estas, observamos que la participación de las estadounidenses es mayor. alcanzando el 49% de la facturación en defensa de las 100 principales industrias militares señaladas por el SIPRI, con datos de 2024. Pero si sumamos el porcentaje de facturación de las compañías de Estados Unidos más el de las europeas y aliados geopolíticos de Asia-Pacífico, rozan el 80% de la facturación en defensa de 2024. Es decir, los países occidentales en la órbita de la OTAN mantienen la hegemonía en la producción de armas mundial. La estrategia impulsada desde la OTAN en el año 2014 de aumentar el porcentaje del PIB destinado a gastos militares al 2% ha tenido efecto. Y ahora, con el horizonte del 5% marcado en su última reunión de La Haya , del 3,5% en gasto duro militar y del 1,5% en gasto militar blando, se está produciendo no solo un nuevo impulso a la industria militar, sino que se dibuja un horizonte con cifras mucho más elevadas a las de 2024. Por otra parte, los aumentos en los gastos militares no solo tienen una perspectiva de corto-medio plazo, dado el análisis de amenazas permanentes y crecientes incorporadas en los discursos oficiales, como la posibilidad de que haya un ataque por parte de Rusia a miembros de la OTAN en el medio plazo , que aunque no sea creíble, en cualquier caso no justifica que la escalada militar sea la mejor manera de afrontar un conflicto de tales dimensiones. Más bien parece que detrás de esta consolidación del aumento de los presupuestos militares y de la carrera armamentista a largo plazo, se encuentre no solo una estrategia de seguridad y respuesta a las amenazas y riesgos en Europa, sino más bien una política, en el que junto a elementos propios de seguridad y de relaciones internacionales, emergen intereses económicos, de modelo de sociedad y régimen político con lógicas militarizadoras, en el que se ven favorecidas las ideologías de extrema derecha que las sostienen. En conclusión, vemos que el impulso de la industria militar es generalizado en todo el mundo, producido por un cambio, no solo discursivo sino también económico y empresarial. Lo más preocupante es que esta retórica, aparte de impulsar una carrera armamentística, escala tensiones y dificulta la gestión de la arquitectura de seguridad mundial, en el que el entendimiento, necesario para establecer canales de diálogo y políticas de desarme y desmilitarización, es más difícil. Además, a la retórica aludida se suman las decisiones políticas, los hechos concretos en los que se han incorporado nuevos países a la OTAN, como Finlandia y Suecia, que mostraban resistencias a ello en otros momentos, o la dificultad para mantener tratados o acuerdos de desarme entre las grandes potencias militares, o el anuncio del desarrollo de nuevas armas con mayor capacidad destructiva, y la eliminación del estigma de algunos de los tratados de desarme existentes, como el de las bombas de racimo, puesto en cuestión a raíz de su uso reciente en Ucrania. Los nuevos datos de facturación de las empresas de armas deberían servir para alertar de que la inercia de la economía de defensa no es neutra, sino que tiende a situar los objetivos empresariales y productivos por delante de los objetivos políticos, de paz y de seguridad, consolidando una lógica de militarización permanente que condiciona las decisiones políticas.

Qué te da esperanza

Qué te da esperanza

A lo largo de este año, he repetido en entrevistas una misma pregunta: “¿Qué te da esperanza?”. Estas son algunas respuestas de historiadores, filósofos y otros pensadores A lo largo de este año, he repetido en entrevistas una misma pregunta: “¿Qué te da esperanza?”. En conversaciones con personas que ayudan a la reflexión en nuestro Rincón de pensar , a menudo he hecho esa pregunta después de escuchar sus inquietudes sobre la censura, la discriminación, el autoritarismo, los abusos de derechos y las victorias de tiranos. Timothy Garton Ash , el historiador y autor de Europa: una historia personal , uno de los mejores ensayos de historia contemporánea, me dijo que los ucranianos le daban esperanza. Su colega Margaret MacMillan , la gran experta en la Primera Guerra Mundial, me habló de la oportunidad de pensar en lo que realmente importa. George Monbiot , el escritor y activista medioambiental, mencionó como otros a la nueva generación, a la próxima Greta Thunberg que tal vez ya esté por ahí. Marietje Schaake , la ex eurodiputada y experta en regulación de las tecnológicas, dijo que los pequeños proyectos de inteligencia artificial en lenguas minoritarias. Ann Marie Lipinski, la gran periodista y exdirectora del Chicago Tribune y la Fundación Nieman de Harvard , me habló en primavera de un manzano plantado en Cambridge en honor a un periodista miembro de la beca que ella dirigía y que murió mientras hacía su trabajo por un ataque ruso en Ucrania, Brent Renaud . El manzano negro de Arkansas, una rareza importada de su estado natal al frío Massachusetts, tenía de repente dos pequeñas manzanas después de meses muy debilucho. Lo que le daba esperanza a Ann Marie es que “hay estaciones”: “Esta es una estación difícil para el periodismo, es una estación difícil para la democracia. Tengo esperanza en que haya estaciones mejores”, me dijo. Por aquellos días, Michael Shapiro, mi profesor de Periodismo en la Universidad de Columbia, me contestó que veía “en la oscuridad” un “movimiento de resistencia” de quienes estaban dispuestos a decir “no”. Muchas de mis entrevistas este año han tenido que ver con el acoso a las libertades, en particular la libertad de expresión, en Estados Unidos. Y la esperanza está sobre todo en la reacción. Ellen Schrecker , veterana historiadora superexperta en la historia del macartismo, me contó que tenía esperanza en la gente informada que empezaba a protestar, como ella misma, octogenaria, seguía haciendo. David McCraw , el abogado de la redacción de l New York Times , que ya ha dicho que no se rendirá como otros ante las denuncias judiciales sin fundamento del presidente, me contestó que le daban esperanza sus estudiantes de Derecho. Y dijo que, aunque sea fácil apelar a “nuestros instintos más básicos, también ”tenemos nuestros ángeles mejores“, una referencia a lo que decía Abraham Lincoln para mover a la mejor parte de la naturaleza humana. Él, como muchos de los entrevistados, me habló de otros momentos oscuros a los que los países han sobrevivido. “He vivido lo suficiente para ver tiempos muy oscuros, con oleadas de pesimismo y fatalismo europeo, por ejemplo, en los años 70”, me decía Garton Ash hace unos meses. “La gente lo olvida. Y luego salimos de eso. Estoy absolutamente seguro de que podemos salir de esta situación, pero lo que realmente se necesita es un tipo diferente de política. Una política que reconozca la emergencia en la que estamos y que reconozca y hable con la gente con franqueza, como lo hacen los líderes en tiempos de guerra”. Hace unos días, él mismo citaba en su newsletter a Václav Havel con su definición de qué es la esperanza, como “una orientación del espíritu, una orientación del corazón” y “la habilidad para trabajar para algo porque es bueno, no sólo porque tiene posibilidades de éxito”. “No es la convicción de que algo saldrá bien sino la certeza de que algo tiene sentido, salga como salga”, decía Havel. Y Garton Ash añade una frase que suscribo: “He aquí un lema para 2026 (y, en realidad, para la vida).”

Europa después, 'America first': negociar para negociar

Europa después, 'America first': negociar para negociar

Si los europeos una vez más somo incapaces de negociar entre nosotros un menú cabal, ajustado a nuestra realidad, no nos sentaremos a la mesa, Trump y Putin jugarán el único juego que les gusta: el del poder, y Xi probará todos los platos Una bala no mata si es lanzada con la mano, sólo cuando sale propulsada desde una pistola. La velocidad a la que suceden los acontecimientos globales, los cambios geopolíticos y nuestra capacidad de adaptación como sociedad propulsan un desafío. Hace unas semanas, la Administración Trump publicó su estrategia de seguridad nacional ; un documento oficial que define las prioridades, principios y objetivos de la política exterior y defensa americana para los próximos años. ¿Cómo afecta a la capacidad de negociación de los europeos en el tablero internacional? Actualmente los americanos tienen aproximadamente 80.000 soldados estacionados en Europa, pero todo esto podría cambiar pronto, si EEUU reduce sus compromisos con la OTAN al sentir que debe centrarse más en sus intereses que en los de la Alianza. En un entorno en el que se compite por energía, producción, tecnología de defensa y materias primas: ¿cuánto interesa en el otro lado del Atlántico una cierta desestabilización a este lado? China y Rusia no son convidados de piedra. En negociación se dice que o uno está en la mesa o está en el menú. Vamos a repasar los menús y las sillas alrededor de la mesa. La prioridad para el menú del Hemisferio Occidental como zona de influencia exclusiva se puede resumir en “movilizar y expandir”, con referencia expresa a la doctrina Monroe como la ruta a seguir. Se pretende también bloquear específicamente la presencia china en infraestructura, puertos y activos estratégicos en la mesa de Latinoamérica. Para Asia y la vasta región Indo-Pacífica, el menú apunta a una competencia económica redoblada con un refuerzo de la disuasión militar, especialmente en torno a Taiwán y la Primera Cadena de Islas, que combina con la pretensión de reducir la presencia en la mesa de Oriente Medio y promover una transición desde el actual sistema de ayudas en África a un sistema de inversión en nuevos proyectos para favorecer el crecimiento real. Según el orden de prioridades del documento Europa queda en tercer lugar: ¿es un problema, o un socio prioritario? “Si continúa la actual tendencia, el continente será irreconocible en 20 años o menos”. En clave de defensa, de acuerdo al Compromiso de la Haya, exige el 5% del PIB como inversión y el fin de la percepción de la OTAN como alianza en perpetua expansión. A la vez que insiste en que Europa debe asumir responsabilidad primaria de su propia defensa, desliza que algunos aliados podrían dejar de ser fiables. En relación con la situación ucraniana, mantiene un interés centrado en el cese rápido de las hostilidades, no en un acuerdo de paz; añade una crítica implícita a los gobiernos europeos por expectativas alejadas de la realidad: una mayoría europea desea la paz, aspiración que no se ha materializado en acciones, y culpa de ello a gobiernos europeos inestables y minoritarios. Al mismo tiempo, menciona cómo la guerra de Ucrania ha desvelado la dependencia energética de algunas potencias europeas; cita a Alemania como país energético-dependiente que está construyendo plantas químicas en China usando el gas ruso que no puede obtener en casa. Como objetivos menciona: afianzar las economías europeas, prevenir una escalada de la guerra, restablecer y garantizar una estabilidad estratégica con Rusia y posibilitar una reconstrucción de Ucrania que le permita sobrevivir como Estado. Lo que no menciona el documento es una victoria de Ucrania como objetivo, ni mantener su integridad territorial, ni una posible entrada en la OTAN. Es interesante advertir el afán por revestirse de una neutralidad a la hora de sentarse en el tablero internacional que no está al alcance ni tampoco realmente en el menú de los comensales. Por último, propone una apertura de mercados europeos a productos y servicios americanos, critica prácticas mercantilistas y aboga por presionar a Europa para que adopte políticas comerciales que frenen el avance chino. En definitiva: Europa no debe dar por sentada la protección americana. Llevamos décadas externalizando de manera excesiva la defensa a Estados Unidos, la producción a China y algunas potencias la energía a Rusia. Cuando el socio transatlántico mira hacia otro lado, nos encontramos con limitada capacidad industrial de defensa propia, fragmentados políticamente y dependientes energéticamente. Se atribuye a Churchill la frase: “Los americanos siempre hacen lo correcto después de haber intentado todo lo demás”. Si los europeos una vez más somos incapaces de negociar entre nosotros un menú cabal, ajustado a nuestra realidad, no nos sentaremos a la mesa, Trump y Putin jugarán el único juego que les gusta: el del poder, y Xi probará todos los platos.

Cuando la industria de armas gana, el desarme pierde

Cuando la industria de armas gana, el desarme pierde

El impulso de la industria militar es generalizado en todo el mundo, producido por un cambio, no solo discursivo sino también económico y empresarial. Lo más preocupante es que esta retórica, aparte de impulsar una carrera armamentística, escala tensiones y dificulta la gestión de la arquitectura de seguridad mundial, A raíz de la publicación del nuevo top 100 de la industria militar mundial, con los datos del año 2024 realizados por el Instituto de Paz de Estocolmo, SIPRI, podemos ver que se ha alcanzado la cifra de 679.000 millones de dólares de facturación en armas, un incremento anual del 5,9% en términos reales. De las principales empresas de armas, sabemos que la mayoría son de Estados Unidos y de Europa, 39 y 26 respectivamente. Las principales empresas de Estados Unidos siguen siendo Lockheed Martin, RTX, Northrop Grumman, General Dynamics y L3 Harris Technologies. En el top 10 aparecen también desde hace varios años las empresas chinas AVIC y CETC, la británica BAE Systems y la empresa rusa Rostec. Haciendo un análisis concreto de las empresas, vemos que algunas de ellas han incrementado sensiblemente su facturación, y destacan entre estas algunas europeas, como las alemanas Rheinmetall, que aumenta un 47% su facturación, y Diehl, que lo hace un 53%, la empresa checa Czechoslovak Group, que ha aumentado un 193% sus ingresos y la polaca PGZ, con un incremento del 34%. Cabe mencionar también en Europa los aumentos considerables en la facturación de las principales industrias de Francia, como en el caso de Dassault Aviation, que sube un 30%, o las empresas de tecnología militar aplicada en varios ámbitos del sector militar y de seguridad, como Safran o Thales. Finalmente, es reseñable el aumento de la empresa ucraniana de armas JSC, Ukrainian Defense Industry, con un 41%. La única española en el ranking es de nuevo Navantia, con 1.270 millones $ en defensa en 2024. Las 23 compañías del top 100 que están basadas en Asia-Pacífico incrementan también con fuerza su facturación. Destacan los aumentos en la coreana Hanwha Group, del 42%, que va acompañada del aumento del 38% en LIG Nex1, o del 45% en Rotem. Si a esto le sumamos los aumentos en la facturación militar de las empresas japonesas Fujitsu, con un 25%, Mitsubishi Electric Corporation, con un 87%, o Kawasaki Heavy Industries, con un 36%, se observa también un impulso relevante en esta región. También es destacable la entrada en esta lista de la empresa Defend ID de Indonesia. Por contra, las empresas de China muestran unas cifras mucho más modestas o incluso de reducción en su facturación. Merece especial mención la industria militar de Israel. El genocidio en Gaza y la enorme militarización del país llevan a que Israel tenga tres empresas que superan los 5.000 millones de dólares de facturación, alcanzando 16.200 millones de facturación solo estas tres compañías en 2024. Finalmente, destacaría la aparición de la empresa de Elon Musk, SpaceX, apareciendo en el número 77 del ranking, cuando el año anterior estaba en el 106, alcanzando una facturación de cerca de 2.000 millones de dólares en el sector de defensa. Hegemonía occidental y erosión del desarme Cuando acudimos no tanto al número de empresas, sino a la facturación de estas, observamos que la participación de las estadounidenses es mayor. alcanzando el 49% de la facturación en defensa de las 100 principales industrias militares señaladas por el SIPRI, con datos de 2024. Pero si sumamos el porcentaje de facturación de las compañías de Estados Unidos más el de las europeas y aliados geopolíticos de Asia-Pacífico, rozan el 80% de la facturación en defensa de 2024. Es decir, los países occidentales en la órbita de la OTAN mantienen la hegemonía en la producción de armas mundial. La estrategia impulsada desde la OTAN en el año 2014 de aumentar el porcentaje del PIB destinado a gastos militares al 2% ha tenido efecto. Y ahora, con el horizonte del 5% marcado en su última reunión de La Haya , del 3,5% en gasto duro militar y del 1,5% en gasto militar blando, se está produciendo no solo un nuevo impulso a la industria militar, sino que se dibuja un horizonte con cifras mucho más elevadas a las de 2024. Por otra parte, los aumentos en los gastos militares no solo tienen una perspectiva de corto-medio plazo, dado el análisis de amenazas permanentes y crecientes incorporadas en los discursos oficiales, como la posibilidad de que haya un ataque por parte de Rusia a miembros de la OTAN en el medio plazo , que aunque no sea creíble, en cualquier caso no justifica que la escalada militar sea la mejor manera de afrontar un conflicto de tales dimensiones. Más bien parece que detrás de esta consolidación del aumento de los presupuestos militares y de la carrera armamentista a largo plazo, se encuentre no solo una estrategia de seguridad y respuesta a las amenazas y riesgos en Europa, sino más bien una política, en el que junto a elementos propios de seguridad y de relaciones internacionales, emergen intereses económicos, de modelo de sociedad y régimen político con lógicas militarizadoras, en el que se ven favorecidas las ideologías de extrema derecha que las sostienen. En conclusión, vemos que el impulso de la industria militar es generalizado en todo el mundo, producido por un cambio, no solo discursivo sino también económico y empresarial. Lo más preocupante es que esta retórica, aparte de impulsar una carrera armamentística, escala tensiones y dificulta la gestión de la arquitectura de seguridad mundial, en el que el entendimiento, necesario para establecer canales de diálogo y políticas de desarme y desmilitarización, es más difícil. Además, a la retórica aludida se suman las decisiones políticas, los hechos concretos en los que se han incorporado nuevos países a la OTAN, como Finlandia y Suecia, que mostraban resistencias a ello en otros momentos, o la dificultad para mantener tratados o acuerdos de desarme entre las grandes potencias militares, o el anuncio del desarrollo de nuevas armas con mayor capacidad destructiva, y la eliminación del estigma de algunos de los tratados de desarme existentes, como el de las bombas de racimo, puesto en cuestión a raíz de su uso reciente en Ucrania. Los nuevos datos de facturación de las empresas de armas deberían servir para alertar de que la inercia de la economía de defensa no es neutra, sino que tiende a situar los objetivos empresariales y productivos por delante de los objetivos políticos, de paz y de seguridad, consolidando una lógica de militarización permanente que condiciona las decisiones políticas.

Qué te da esperanza

Qué te da esperanza

A lo largo de este año, he repetido en entrevistas una misma pregunta: “¿Qué te da esperanza?”. Estas son algunas respuestas de historiadores, filósofos y otros pensadores A lo largo de este año, he repetido en entrevistas una misma pregunta: “¿Qué te da esperanza?”. En conversaciones con personas que ayudan a la reflexión en nuestro Rincón de pensar , a menudo he hecho esa pregunta después de escuchar sus inquietudes sobre la censura, la discriminación, el autoritarismo, los abusos de derechos y las victorias de tiranos. Timothy Garton Ash , el historiador y autor de Europa: una historia personal , uno de los mejores ensayos de historia contemporánea, me dijo que los ucranianos le daban esperanza. Su colega Margaret MacMillan , la gran experta en la Primera Guerra Mundial, me habló de la oportunidad de pensar en lo que realmente importa. George Monbiot , el escritor y activista medioambiental, mencionó como otros a la nueva generación, a la próxima Greta Thunberg que tal vez ya esté por ahí. Marietje Schaake , la ex eurodiputada y experta en regulación de las tecnológicas, dijo que los pequeños proyectos de inteligencia artificial en lenguas minoritarias. Ann Marie Lipinski, la gran periodista y exdirectora del Chicago Tribune y la Fundación Nieman de Harvard , me habló en primavera de un manzano plantado en Cambridge en honor a un periodista miembro de la beca que ella dirigía y que murió mientras hacía su trabajo por un ataque ruso en Ucrania, Brent Renaud . El manzano negro de Arkansas, una rareza importada de su estado natal al frío Massachusetts, tenía de repente dos pequeñas manzanas después de meses muy debilucho. Lo que le daba esperanza a Ann Marie es que “hay estaciones”: “Esta es una estación difícil para el periodismo, es una estación difícil para la democracia. Tengo esperanza en que haya estaciones mejores”, me dijo. Por aquellos días, Michael Shapiro, mi profesor de Periodismo en la Universidad de Columbia, me contestó que veía “en la oscuridad” un “movimiento de resistencia” de quienes estaban dispuestos a decir “no”. Muchas de mis entrevistas este año han tenido que ver con el acoso a las libertades, en particular la libertad de expresión, en Estados Unidos. Y la esperanza está sobre todo en la reacción. Ellen Schrecker , veterana historiadora superexperta en la historia del macartismo, me contó que tenía esperanza en la gente informada que empezaba a protestar, como ella misma, octogenaria, seguía haciendo. David McCraw , el abogado de la redacción de l New York Times , que ya ha dicho que no se rendirá como otros ante las denuncias judiciales sin fundamento del presidente, me contestó que le daban esperanza sus estudiantes de Derecho. Y dijo que, aunque sea fácil apelar a “nuestros instintos más básicos, también ”tenemos nuestros ángeles mejores“, una referencia a lo que decía Abraham Lincoln para mover a la mejor parte de la naturaleza humana. Él, como muchos de los entrevistados, me habló de otros momentos oscuros a los que los países han sobrevivido. “He vivido lo suficiente para ver tiempos muy oscuros, con oleadas de pesimismo y fatalismo europeo, por ejemplo, en los años 70”, me decía Garton Ash hace unos meses. “La gente lo olvida. Y luego salimos de eso. Estoy absolutamente seguro de que podemos salir de esta situación, pero lo que realmente se necesita es un tipo diferente de política. Una política que reconozca la emergencia en la que estamos y que reconozca y hable con la gente con franqueza, como lo hacen los líderes en tiempos de guerra”. Hace unos días, él mismo citaba en su newsletter a Václav Havel con su definición de qué es la esperanza, como “una orientación del espíritu, una orientación del corazón” y “la habilidad para trabajar para algo porque es bueno, no sólo porque tiene posibilidades de éxito”. “No es la convicción de que algo saldrá bien sino la certeza de que algo tiene sentido, salga como salga”, decía Havel. Y Garton Ash añade una frase que suscribo: “He aquí un lema para 2026 (y, en realidad, para la vida).”

Europa después, 'America first': negociar para negociar

Europa después, 'America first': negociar para negociar

Si los europeos una vez más somo incapaces de negociar entre nosotros un menú cabal, ajustado a nuestra realidad, no nos sentaremos a la mesa, Trump y Putin jugarán el único juego que les gusta: el del poder, y Xi probará todos los platos Una bala no mata si es lanzada con la mano, sólo cuando sale propulsada desde una pistola. La velocidad a la que suceden los acontecimientos globales, los cambios geopolíticos y nuestra capacidad de adaptación como sociedad propulsan un desafío. Hace unas semanas, la Administración Trump publicó su estrategia de seguridad nacional ; un documento oficial que define las prioridades, principios y objetivos de la política exterior y defensa americana para los próximos años. ¿Cómo afecta a la capacidad de negociación de los europeos en el tablero internacional? Actualmente los americanos tienen aproximadamente 80.000 soldados estacionados en Europa, pero todo esto podría cambiar pronto, si EEUU reduce sus compromisos con la OTAN al sentir que debe centrarse más en sus intereses que en los de la Alianza. En un entorno en el que se compite por energía, producción, tecnología de defensa y materias primas: ¿cuánto interesa en el otro lado del Atlántico una cierta desestabilización a este lado? China y Rusia no son convidados de piedra. En negociación se dice que o uno está en la mesa o está en el menú. Vamos a repasar los menús y las sillas alrededor de la mesa. La prioridad para el menú del Hemisferio Occidental como zona de influencia exclusiva se puede resumir en “movilizar y expandir”, con referencia expresa a la doctrina Monroe como la ruta a seguir. Se pretende también bloquear específicamente la presencia china en infraestructura, puertos y activos estratégicos en la mesa de Latinoamérica. Para Asia y la vasta región Indo-Pacífica, el menú apunta a una competencia económica redoblada con un refuerzo de la disuasión militar, especialmente en torno a Taiwán y la Primera Cadena de Islas, que combina con la pretensión de reducir la presencia en la mesa de Oriente Medio y promover una transición desde el actual sistema de ayudas en África a un sistema de inversión en nuevos proyectos para favorecer el crecimiento real. Según el orden de prioridades del documento Europa queda en tercer lugar: ¿es un problema, o un socio prioritario? “Si continúa la actual tendencia, el continente será irreconocible en 20 años o menos”. En clave de defensa, de acuerdo al Compromiso de la Haya, exige el 5% del PIB como inversión y el fin de la percepción de la OTAN como alianza en perpetua expansión. A la vez que insiste en que Europa debe asumir responsabilidad primaria de su propia defensa, desliza que algunos aliados podrían dejar de ser fiables. En relación con la situación ucraniana, mantiene un interés centrado en el cese rápido de las hostilidades, no en un acuerdo de paz; añade una crítica implícita a los gobiernos europeos por expectativas alejadas de la realidad: una mayoría europea desea la paz, aspiración que no se ha materializado en acciones, y culpa de ello a gobiernos europeos inestables y minoritarios. Al mismo tiempo, menciona cómo la guerra de Ucrania ha desvelado la dependencia energética de algunas potencias europeas; cita a Alemania como país energético-dependiente que está construyendo plantas químicas en China usando el gas ruso que no puede obtener en casa. Como objetivos menciona: afianzar las economías europeas, prevenir una escalada de la guerra, restablecer y garantizar una estabilidad estratégica con Rusia y posibilitar una reconstrucción de Ucrania que le permita sobrevivir como Estado. Lo que no menciona el documento es una victoria de Ucrania como objetivo, ni mantener su integridad territorial, ni una posible entrada en la OTAN. Es interesante advertir el afán por revestirse de una neutralidad a la hora de sentarse en el tablero internacional que no está al alcance ni tampoco realmente en el menú de los comensales. Por último, propone una apertura de mercados europeos a productos y servicios americanos, critica prácticas mercantilistas y aboga por presionar a Europa para que adopte políticas comerciales que frenen el avance chino. En definitiva: Europa no debe dar por sentada la protección americana. Llevamos décadas externalizando de manera excesiva la defensa a Estados Unidos, la producción a China y algunas potencias la energía a Rusia. Cuando el socio transatlántico mira hacia otro lado, nos encontramos con limitada capacidad industrial de defensa propia, fragmentados políticamente y dependientes energéticamente. Se atribuye a Churchill la frase: “Los americanos siempre hacen lo correcto después de haber intentado todo lo demás”. Si los europeos una vez más somos incapaces de negociar entre nosotros un menú cabal, ajustado a nuestra realidad, no nos sentaremos a la mesa, Trump y Putin jugarán el único juego que les gusta: el del poder, y Xi probará todos los platos.

Otro cuento de Navidad

Otro cuento de Navidad

Un relato protagonizado por un alcalde, uno de un gran municipio, en el área metropolitana de una importante capital. No le pondremos nombre, y cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia, no se precipiten que es solo un cuento, ficción pura Lo clásico en estas fechas es escribir un cuento de Navidad, que nos saque por un rato de la agenda informativa y nos reconcilie con el espíritu navideño, en la tradición de tantos cuentos navideños desde el fundacional de Dickens. Así que voy con el mío. Nuestro cuento de Navidad lo protagoniza un alcalde, uno de un gran municipio, en el área metropolitana de una importante capital. No le pondremos nombre, solo será “el alcalde”, y cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia, no se precipiten que es solo un cuento, ficción pura. Por ponernos en antecedentes, diremos brevemente que nuestro alcalde protagonista es de derechas, incluso muy de derechas, pero ya lo era hace años, cuando ser muy pero muy de derechas no estaba tan bien visto como hoy. Gobierna con mayoría absoluta, hay que decirlo también, su discurso populista de derechas muy de derechas le funciona extraordinariamente bien. Ya le funcionaba hace años, cuando proponía sin disimulo “limpiar” su ciudad de inmigrantes, especialmente rumanos de etnia gitana; y ahora que el viento de los tiempos le favorece, arrasó en las últimas elecciones municipales. Nuestro cuento comienza en la Nochebuena, como suele pasar con los cuentos de Navidad. El alcalde llega a su casa tras visitar algunas dependencias municipales para felicitar las fiestas a policías, bomberos y otros trabajadores que tienen turno en una noche tan especial. En su recorrido ha pasado también, sin detenerse, junto al puente bajo el que acampan varios centenares de personas que días atrás fueron desalojadas de un instituto abandonado, por orden del alcalde y sin darles alternativa pese a estar obligado a ello. De camino a casa también ha visto a vecinos que se han organizado para ayudar a los desalojados, y otros vecinos también organizados pero estos para impedir que los acojan en parroquias o dependencias municipales. Con estos últimos vecinos el alcalde se ha detenido unos minutos para tranquilizarlos: no permitirá que ningún delincuente se quede en el municipio, les ha prometido. El alcalde de nuestro cuento llega por fin a casa, donde lo espera su familia para la cena navideña. En la tele está a punto de empezar el mensaje del rey, y el alcalde se sirve un aperitivo para verlo. El rey habla de una “crisis de confianza” que alimenta “extremismos, radicalismos y populismos”, y el alcalde asiente con agrado, está de acuerdo en todo. Muy buen discurso, dice a su mujer al terminar. Después se sientan a la mesa, el alcalde, su mujer, sus hijos y otros familiares que se reúnen en fiestas señaladas. Comienzan con unos entrantes: ibéricos, quesos, canapés variados y algo de marisco. Comen con gusto mientras comentan el discurso del rey, y el alcalde intercambia algunos whatsapps con compañeros de partido que comparten su valoración positiva, antes de soltar el móvil lejos de la mesa. Después sirven la sopa, y el alcalde descorcha una botella de tinto. La conversación ya es totalmente navideña: planes familiares, ausencias recordadas, anecdotario de años anteriores, cómo pasa el tiempo, ríen con ganas y hay algún momento de emoción. De pronto les sobresalta un estruendo en la calle. Petardos. El perro de la familia se esconde bajo una cama, el alcalde se asoma a la ventana y ve correr a unos adolescentes. Con la llegada del cordero abren la segunda botella de tinto, de una bodega diferente, y el alcalde lo cata con gusto, observa el brillo rojizo, mete la nariz en la copa, da un sorbo corto que paladea, se le nota por fin relajado, las últimas semanas han sido intensas pero ahora puede desconectar y disfrutar la cena navideña, así que propone otro brindis, feliz navidad, familia. Durante la cena su móvil no deja de vibrar, pero no lo atiende, la norma en casa es que en la mesa no hay móviles, y menos en Nochebuena. La sobremesa la trasladan al sofá, junto al gran árbol de navidad y el belén. Abren una botella de cava, acercan una bandeja de dulces navideños, ponen la tele buscando algún programa especial, se oyen más estallidos en la calle, el alcalde maldice a los niñatos de los petarditos. Intercambian regalos de amigo invisible, al alcalde le ha tocado un pijama, lo agradece: me gusta, y parece muy calentito. Canturrean un villancico, los hijos están graciosos, enseñan memes y vídeos divertidos que han recibido en sus móviles. El alcalde se acuerda de que todavía no ha mirado su teléfono, así que lo coge, ahora sí. Tiene más de veinte mensajes: todos son felicitaciones navideñas de familiares, amigos, compañeros de partido. También le ha escrito uno de sus concejales: noche tranquila, alcalde, que tengáis buena fiesta; aunque según lo lee oye acercarse una sirena que cree de ambulancia. El ulular se aproxima, atraviesa su calle y se aleja hasta desaparecer. Nada extraordinario, en estas noches siempre hay unas cuantas emergencias, se dice. Los hijos se marchan, que han quedado con amigos, también el resto de familiares, y el alcalde se queda solo con su mujer. En el sofá, con media botella de cava todavía, en la tele actuaciones musicales, el alcalde responde a los mensajes de felicitación, lee también las primeras valoraciones políticas al discurso del rey, acaba soltando el móvil, se sirve otro cava, se come un polvorón, se adormila en el sofá, y a estas alturas del cuento los lectores seguimos esperando que en algún momento suceda algo, que el cuento haga honor a la tradición, que haya un giro sorprendente, que suceda algo mágico, que el espíritu navideño se manifieste de repente, que aparezca el fantasma de las navidades pasadas o el de las futuras, que llame a la puerta un invitado sorpresa, que el alcalde o su familia tengan un percance y les acabe ayudando quien menos esperaban, que le paguen con su propia medicina, que aprenda una lección, que se dé cuenta de lo miserable que es, que se arrepienta, que triunfe la justicia poética, que los lectores nos reconciliemos con la humanidad y triunfe la navidad; pero resulta que no, que no pasa nada, que el alcalde se queda felizmente dormido en su sofá sin que haya sucedido nada extraordinario, porque quizás ya los cuentos de navidad no valen, no funcionan, no dicen nada, se han vuelto igual de insensibles que la realidad, y somos nosotros los que tenemos que hacer algo para cambiarla. Venga.